Un día cualquiera, llegó a los oídos de Benito Olmo que en la Biblioteca Central de Berlín existía un departamento encargado de restituir los libros robados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial a sus legítimos propietarios. O, en caso de que estos hubiesen fallecido, a sus herederos. Y surgió la idea: “De inmediato, supe que ahí había una historia y me dispuse a contarla”, explica a Uppers el autor de ‘Tinta y fuego’, la novela en la que ha unido hechos reales con asesinatos en la ficción y una astuta buscadora de libros como protagonista.
Así que no lo dudó y se trasladó a Berlín para hablar con estos bibliotecarios, quienes me pusieron al corriente de la dimensión del saqueo nazi. La premisa se repetía: allí donde el ejército alemán se hacía fuerte, el departamento dirigido por Alfred Rosenberg se encargaba de inspeccionar las bibliotecas y colecciones más importantes en busca de libros que confiscar.
Pero no solo eso: mientras investigaba descubrió un caso real concreto cargado de misterio. La Biblioteca de la Comunidad Judía de Roma, saqueada por los nazis en 1943, seguía desaparecida a día de hoy. Más de 7.000 ejemplares, entre ellos varios incunables y manuscritos de gran valor, se habían esfumado. “Es decir, una especie de tesoro escondido”, afirma el autor. De hecho, en 2002 el gobierno italiano creó una comisión para tratar de encontrarla, sin éxito.
¿Cómo fue esa comisión especial del 2002 para encontrar la Biblioteca de la comunidad Judía de Roma?
La comisión estaba formada por varios bibliotecarios y expertos en libros que, durante ocho años, siguieron el rastro de la Biblioteca de la Comunidad Judía de Roma. El informe final de esta comisión dictamina varios puntos: en primer lugar, confirma que los nazis saquearon esta biblioteca e introdujeron los libros en un gran tren de mercancías que partió de Roma en diciembre de 1943; en segundo lugar, certifican que este tren nunca llegó a su destino más probable, Berlín o Frankfurt. Se cree que siguió su camino hacia algún lugar de Europa del este. Por último, descartan la posibilidad de que el tren fuera destruido en algún bombardeo, ya que no hay informes que apunten en esa dirección.
¿Siguen desaparecidos esos 7000 libros? ¿Quién crees que los tiene?
Según el informe, la Biblioteca de la Comunidad Judía de Roma debe de encontrarse en Rusia o en algún lugar al sur de Silesia. Sin embargo, en Tinta y fuego aventuro el posible paradero de esta formidable colección. Ahora deben ser los lectores quienes saquen sus propias conclusiones.
¿Existen de verdad personas que devuelven los libros robados por los nazis?
Sí, en la Biblioteca Central de Berlín existe un departamento que se encarga de examinar todos los libros susceptibles de proceder el saqueo nazi. Buscan pistas en estos ejemplares, ya sean anotaciones, fechas, sellos o exlibris que puedan conducir a sus legítimos propietarios. Este departamento está dirigido por Sebastian Finsterwalder, quien me ayudó mucho en mi investigación y al que he convertido en un personaje más de la novela.
¿Qué fue lo que más te llamó la atención de lo que investigaste?
Lo que más me llamó la atención fue el entusiasmo que derrochan estos bibliotecarios en una labor que la mayoría de las veces conduce a callejones sin salida. A día de hoy, han conseguido devolver más de 1.200 libros a sus dueños o a sus herederos.
¿Qué hace una buscadora de libros raros, como la protagonista?
He hablado con algunos de estos buscadores de libros, además de con muchos bibliófilos y libreros. Uno de los lectores cero del libro es de hecho un reputado coleccionista, del que me reservaré el nombre para preservar su intimidad. Estos “detectives” se encargan de localizar libros muy concretos, seguir el rastro a ejemplares raros y valiosos y hacer de puente entre coleccionistas y libreros. Me pareció una labor fascinante y que requiere unas cualidades que no están al alcance de cualquiera.
¿La Cuesta de Moyano sigue siendo un templo de los libros raros o ya no?
Lo es, y seguirá siéndolo durante mucho tiempo. Cada vez que visito Madrid, procuro pasarme por allí. Es uno de esos lugares en los que los amantes de los libros nos sentimos como en casa.
¿Dónde están los lugares donde de verdad buscan los coleccionistas de libros?
Hay muchos. En la Cuesta de Moyano, por ejemplo, o en la librería Miguel Miranda, por citar sólo un par de ellos. Recomiendo a los lectores que se den un paseo por los alrededores del rastro o por el Barrio de las Letras y los descubran por si mismos.
¿Por qué los nazis hicieron el mayor robo de libros de la historia?
Los líderes del Tercer Reich eran perfectamente conscientes del poder de los libros para construir identidades, desmentir bulos y tumbar ideologías. Por eso se esforzaron tanto en destruir todos los libros contrarios a su ideología, pero también en saquear los más importantes con el objetivo de conocer mejor a sus enemigos y así poder combatirlos de forma más eficaz.
¿Un libro vale lo que estés dispuesto a pagar por él?
Sin duda. En mi caso, por ejemplo, hay libros que me acompañaron en momentos muy complicados de mi vida. De alguna forma ejercieron de salvavidas, me permitieron seguir aferrado a la realidad. Es obvio que esos libros, que a cualquiera le pueden parecer de lo más corrientes, para mí tienen un significado muy especial y un valor difícil de cuantificar.