Dejar la casa en orden: el método sueco a lo Marie Kondo para facilitar la vida a los tuyos cuando hayas muerto

La cultura nórdica sigue exportando estilo de vida. De los creadores del hygge sueco y del sisu finlandés, llega otro concepto que relaciona el hogar con las emociones. Pero esta vez es algo muy muy práctico y con un toque siniestro. Se trata de las tareas de orden y limpieza que se practican en Suecia antes de morir. O en esos años previos en los que se disfrutamos de buena salud, siendo conscientes de que estamos en el segundo tiempo del partido.

Disfrutar del orden pensando en los demás

La muerte de un ser querido, además de dolor, conlleva una serie de trámites que en algún momento hay que abordar. Uno de ellos es decidir qué hacemos con las pertenencias de la persona que ha fallecido. En España, desde hace pocos años, existen empresas que se dedican a organizar mercadillos con muebles, enseres y, en definitiva, esas cosas de casa que pueden tener un segundo uso, pero que la familia no puede quedarse en su totalidad. Otras personas optan por regalar esas pertenencias o venderlas en plataformas de comercio de segunda mano.

Gran parte de estas engorrosas gestiones se eliminan si practicamos el 'döstädning'. El término viene de la unión de los vocablos suecos 'dö (muerte) y 'städning' (limpieza). Aupado por el famoso hygge, la habilidad para crear conexiones emocionales con nuestro hogar a través de pequeños elemento decorativos, esta nueva tendencia está ganando adeptos en Suecia.

Margareta Magnusson es la Marie Kondo sueca. También es la autora del best seller 'The Gentle Art of Swedish Death Cleaning: How to Free Yourself and Your Family from a Lifetime of Clutter', cuya traducción es 'El apacible arte de la limpieza de la muerte sueca: cómo liberarte a ti mismo y a tu familia de toda una vida de desorden y acumulación'. La propia Magnusson, "una sueca de entre 80 y 100 años" como se autodefine, escribió el libro tras enviudar y enfrentarse a la tarea de desbrozar toda una vida en forma de objetos. El título del libro es revelador: con esta limpieza facilitamos la vida a nuestros parientes, pero, en primer lugar, también nos la hacemos más cómoda a nosotros mismos.

Menos bultos, más claridad

Además de evidentes razones prácticas, el döstädning tiene beneficios emocionales. Si concentrarse en una tarea, como es ordenar algo, ya es un ejercicio de mindfulness, en este caso también es una manera de hacer balance de la vida en plenitud de facultades y en momento en el que todavía podemos llevar a cabo nuevos proyectos. Eso sí, sin cargas innecesarias.

Como explica la propia Magnusson en su libro, desprendernos de lo innecesario puede hacernos felices y dulcificar el propio envejecimiento. Es poner el valor del placer de darnos cuenta de que tenemos una vida 'bien vivida'. ¿Qué claves pueden ayudarnos a hacer döstädning? La autora establece las siguientes:

  • A partir de los 50 (incluso antes). Se recomienda a esa edad, pero también puede hacerse antes, especialmente si necesitamos más espacio en casa. Este método, además, se hace a lo largo de los años, lo que nos hace pensar mucho cada nueva compra.
  • Sólo lo que genera emociones positivas. El punto aquí es no solo pensar lo que nos hace felices a nosotros, sino si lo hará para nuestros familiares.
  • Traza un plan por categorías. Magnusson aconseja empezar por la ropa. ¿De verdad que alguien quiere esa camiseta sintética que nunca te sentó bien?
  • Empieza por habitaciones. Otra opción es ordenar y discriminar lo que se quiere yendo de habitación por habitación. En todos los casos, habrá dos apartados: lo que sí se queda en casa y lo que va fuera. En ese segundo montón, que puedes regalar porque está en buen estado y le gustará a alguien que conoces, qué se se puede vender y qué hay que tirar.
  • Elimina el drama y honra lo que esa cosa te dio. La vida es mucho más que acumular objetos, aunque esos objetos hayan contribuido a tu felicidad. Reconócelo sin tristeza: todo cumple un ciclo. El de esas cosas ha pasado. Y, además, estás ayudando a la supervivencia del planeta.
  • ¿Y los secretos? Es posible que en esa tarea aparezcan cartas, fotos o documentos de algunos secretos. La gran pregunta es qué quieres hacer con ellos. Si quieres llevártelos a la tumba, hay que deshacerse de las 'pruebas'. Si, por el contrario, quieres que ese secreto aflore, consérvalo como un bien preciado. Tú decides.