La velocidad justa a la que debes ir para ahorrar combustible, según la DGT

En los últimos años el precio de los combustibles se ha disparado, haciendo que llenar el depósito se vuelva cada vez más y más caro. Por eso mismo muchos buscan la forma de ahorrar yendo a gasolineras donde saben que se ahorran un par de céntimos por litro o acudiendo caminando a lugares a los que no es tan necesario ir en coche, pero aún así lo hacías. En todo caso, el cómo se conduce es la clave en el gasto de combustible, pues de la manera de conducir depende hasta un 50% de ese gasto.

Ahora bien, ¿cómo hay que conducir entonces para no fundirnos el tanque de gasolina en un par de viajes? La Dirección General de Tráfico (DGT) siempre insta a hacer una conducción responsable, y con ello también subraya que este tipo de conducción permite ahorrar combustible. ¿Cómo alargar las visitas a la gasolinera?

Entre los principales consejos que da la DGT está circular siempre con la marcha más larga posible respetando en cualquier caso los límites de velocidad. Por ello, recuerdan que antes de alcanzar los 50 kilómetros por hora ya se debería haber metido la cuarta o la quinta marcha, evitando las marchas más cortas, excepto en situaciones en las que sean necesarias, como en una pendiente.

La conducción ideal

En cuanto a la velocidad, lo ideal es mantenerse entre los 90 y los 100 kilómetros por hora para una conducción eficiente en la que ahorrar, aunque siempre hay que ajustarse a los límites marcados en cada vía.

En todo caso, la DGT ha señalado en ocasiones que “el consumo ideal de combustible se da a 90 kilómetros por hora” y que cuando pisamos el acelerador a 120 kilómetros por hora “el consumo se incrementa un 30%”. No obstante, el organismo recuerda que no aconseja “ir a 90 por autovías”, sino que su valoración está marcada para vías convencionales, “donde la velocidad debida es de 90. Obligatorio por seguridad y recomendable por ahorro”.

También señalan la importancia de mantener un ritmo constante para la eficiencia en el consumo, ya que los cambios brucos van a consumir más combustible del que queremos al obligar al motor a hacer mayores esfuerzos. Por su parte, es clave hacer los cambios de marcha en los instantes que el coche lo pide, sin adelantarnos ni demorarnos en hacerlo, ya que en ambos casos el motor volverá a hacer un sobreesfuerzo que exceda el consumo de combustible.

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