¿Han seguido los hijos de Indurain y Perico su camino en el ciclismo?

Hubo un tiempo, allá por los años 90, en el que los veranos eran muy previsibles. Ponías la televisión después de comer y veías a Miguel Indurain machacar a sus rivales. Así encadenó cinco Tours de Francia consecutivos, convirtiéndose en el mejor ciclista español de siempre y uno de los mejores deportistas de la historia. Indurain ganaba siempre, pero lo hacía sin ostentación ni aspavientos. Un perfil de campeón discreto que mantendría una vez colgó la bicicleta en 1997. Poca exposición pública ha hecho en todos estos años, en los que se ha dedicado a sus negocios inmobiliarios y publicitarios. Por eso llama la atención cuando se deja ver, como ha hecho en los Premios Laureus 2024, posando junto a su mujer y sus dos hijos pequeños.

Al igual que Indurain, su clan también se ha mantenido lejos del ojo público. En sus tiempos de gloria sí supimos de su hermano Prudencio, que también se dedicó al ciclismo y militó en las filas de Banesto, aunque jamás estuvo cerca de su nivel deportivo. Y conocimos a la que hoy sigue siendo su mujer, Marisa López de Goicoechea, con la que contrajo matrimonio en 1992 y que siempre se ha mantenido siempre en un comedido segundo plano. Con ella, el de Villava tuvo tres hijos: Miguel, Jon y Ana. Y a ellos les hemos visto bastante menos.

Tras los pasos del padre

El mayor, Miguel, está a punto de cumplir treinta años, y de los tres hijos es el único que ha intentado seguir los pasos de su progenitor. En 2013 fue campeón de Navarra júnior de ruta y contrarreloj y, entre 2014 y 2016, formó parte del equipo Caja Rural-RGA. Sin embargo se bajó de la bicicleta para emprender negocios relacionados con ella.  "El ciclismo profesional no era para mí, no tenía piernas. Eso no se hereda”, dijo en cierta ocasión. Pasó a trabajar en la Rahpa Store de Palma de Mallorca, establecimiento de una prestigiosa marca de ropa ciclista británica, y también organizaba salidas en bicicleta por la isla con grupos de turistas. Hoy tiene una tienda de bicicletas y la representación de la marca taiwanesa Giant en la isla balear.

Hace unos años disputó junto a su padre la Titan Desert, una prueba por el desierto en bicicleta de montaña, experiencia que le enseñó nuevas cosas sobre su progenitor: "Yo lo veía, con casi 60 años, y pensaba: '¿Cómo puede ser que ande tanto?' Verle pedalear es increíble. Cuando voy a casa salimos a entrenar juntos y siempre tenemos pique porque andamos parecido. Ahora los dos nos hacemos mayores y empeoramos al mismo tiempo".

Pasión por el balonmano

Respecto a los otros dos hijos de Indurain, Jon, el mediano y de 26 años, estudió Administración de Empresas y es un apasionado del balonmano, que ha practicado en equipos como el Club Huarte, el mar y los viajes. Actualmente, trabaja como auditor júnior en la prestigiosa KPMG. La más pequeña de los tres, Ana, es graduada en Bioquímica y su vocación tiene que ver con la investigación para afrontar desafíos de salud. Al parecer, también es una enamorada de balonmano.

Perico, el campeón del pueblo

Mucho más extrovertido que Indurain era, y sigue siendo, Pedro Delgado. Si el campeón navarro te daba la seguridad de la victoria, con Perico todo era más imprevisible, por eso sus éxitos se disfrutaron de otra forma, quizás más intensa. Probablemente en nuestro país nunca hubo deportista más carismático, con mayor conexión con la afición, que el segoviano. Ganó un Tour de Francia y dos Vueltas a España, pero en la memoria colectiva dejaron una huella parecida tanto sus fracasos como sus triunfos.

Perico conoció a Ludivina Blanco en 1989, en Madrid, ciudad en la que ella vivía con sus padres, y se casaron en 1992. La boda, celebrada en Segovia, fue tan íntima y discreta como luego lo ha sido su vida personal. Juntos han tenido tres hijos, Álvaro, Pablo y Pedro, de los que ha trascendido muy poco a la opinión pública. "Tengo unos hijos muy artistas. A Pedro le gusta el cine y a Pablo le gusta mucho el dibujo y el diseño. Quizás Álvaro sea el que más se parezca a mí, le gusta mucho el deporte. Como padre estoy feliz de que a mis hijos les apasionen las cosas; otra cosa es que luego puedan vivir de ello o no", decía Perico en 'La razón'.