Doctor Muñoz, sobre la enfermedad inflamatoria intestinal: "Los ultraprocesados aumentan el riesgo"

  • Hablamos con el especialista sobre la importancia de la detección precoz de una enfermedad que afectará al 1% de la población mundial en 2030

  • "Un paciente bien controlado con el tratamiento puede llevar una vida exactamente igual que una persona que no padezca una EII", explica el doctor

  • SIBO: cómo prevenirlo y síntomas a los que estar atento

En el 2030 el 1% de la población padecerá una enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Hablamos de unos trastornos que implican la inflamación de los tejidos del tracto digestivo, y básicamente son dos: la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Ambas son enfermedades crónicas sin causa concreta en la que se ven involucrados factores genéticos, autoinmunes y ambientales. Y cada vez afecta a más población. No tiene cura pero si se detecta a tiempo y se controla bien, el paciente tendrá un pronóstico de vida igual al de una persona que no la padezca. Hablamos con el doctor José Fernando Muñoz Núñez, especialista en el Hospital de Salamanca, sobre las particularidades de esta afección.

¿En qué se diferencian la enfermedad de Crohn de la colitis ulcerosa?

La afectación por colitis ulcerosa se limita únicamente al colon mientras que la enfermedad de Crohn es una enfermedad que puede afectar cualquier tramo del tubo digestivo, desde la boca hasta el ano de ahí que los síntomas sean más variados.

¿Por qué es importante la detección precoz?

La importancia de la detección precoz radica en poder poner un tratamiento eficaz que no solo controle los síntomas para que el paciente pueda tener una calidad de vida adecuada; si no para intentar evitar que la enfermedad progrese y evitar complicaciones como pueden ser cirugías, aparición de otras enfermedades asociadas e incluso evitar o disminuir el riesgo de cáncer de colon. De hecho, el retraso en el diagnóstico se ha comprobado que aumenta las complicaciones.

En el último gran estudio epidemiológico en España la mediana del retraso se situaba en 5 meses para la enfermedad de Crohn, tiempo suficiente para que algunos pacientes desarrollen complicaciones, aunque afortunadamente no es un porcentaje alto. En la colitis ulcerosa el retraso en el diagnóstico es de solo 2 meses.

¿Qué síntomas pueden alertar de que se padece una enfermedad inflamatoria?

En función de la enfermedad los síntomas pueden ser más o menos fáciles de identificar. La colitis ulcerosa se caracteriza por diarrea con sangre y mucha urgencia a la hora de ir al baño, junto con dolor abdominal. La enfermedad de Crohn puede tener los mismos síntomas, aunque la presencia de sangre en las heces es mucho menos frecuente. Los pacientes con esta enfermedad pueden presentar dolor abdominal, pérdida de peso, fiebre o diarrea. Los síntomas pueden ser más larvados que en la colitis ulcerosa lo que dificulta más su diagnóstico.

¿Cuáles son las causas de la EII? 

No hay una causa concreta que provoque una enfermedad inflamatoria intestinal. Hay factores genéticos que favorecen su desarrollo, de hecho, el tener un antecedente familiar de EII es un factor de riesgo para desarrollar una de estas enfermedades, pero no son hereditarias. Existen múltiples genes implicados (más de 200) pero con una participación pequeña de cada uno de ellos. Por otro lado, los factores ambientales como el tabaco o los antiinflamatorios, aumentan el riesgo de padecer una EII.

¿Cómo pueden los cambios en la dieta afectar los síntomas?

La dieta puede tener un papel relevante puesto que se ha observado que el consumo de alimentos ultraprocesados aumenta el riesgo de padecer una EII. Por otro lado, en un estudio reciente español también se ha observado que estos alimentos se asocian con un peor curso de la enfermedad. 

¿Cómo repercuten en la calidad de vida de los pacientes?

Un paciente con EII que está bien controlado con el tratamiento puede llevar una vida exactamente igual que una persona que no padezca una EII; ahora bien, cuando aparece un brote de la enfermedad, la calidad de vida se resiente mucho y afecta muy negativamente en la vida familiar, social y laboral del paciente.

¿Qué complicaciones pueden tener?

La complicación más temida, aunque cada vez menos frecuente, sería el cáncer de colon, afortunadamente solo un poco aumentada con respecto a la población sin EII. Otras complicaciones de la enfermedad de Crohn son la aparición de estenosis o estrecheces en el intestino o fístulas.

¿Tiene más riesgos el desarrollo de estas patologías a partir de los 50 años?

El rango de edad de mayor incidencia sería entre los 30 y 50 años y hay otro pico en pacientes mayores de 65 años, en éstos últimos la enfermedad parece tener un curso más benigno.

¿Qué tipos de tratamientos hay para combatir estas enfermedades? ¿Se pueden prevenir?

Cada vez tenemos más fármacos para tratar la EII. En la colitis ulcerosa hay 4 tipos de fármacos que serían la mesalazina, los inmunosupresores, los fármacos biológicos y las denominadas moléculas pequeñas siendo los 3 últimos comunes a la enfermedad de Crohn. Desconocemos a las personas que van a desarrollar una EII antes de hacerlo por lo que la capacidad de prevenirla es limitada. Existe una línea de investigación reciente en esta dirección.

¿Cuánto tiene que ver el estilo de vida occidental en el aumento de las EII?

La EII, como otras enfermedades de base inmune, es más frecuente en países desarrollados. En este sentido, las personas que emigran de zonas de baja incidencia su riesgo de padecer la enfermedad se iguala al de la población de destino.

¿Cómo espera que evolucione el diagnóstico y tratamiento de EII en el futuro?

Desde el punto de vista diagnóstico los esfuerzos van dirigidos a identificar a las personas con riesgo de padecer la enfermedad en un futuro para poder prevenirla o, al menos, tratarla en las fases más precoces donde los tratamientos disponibles son más eficaces. 

Por otro lado, aunque cada vez hay más fármacos disponibles no siempre es posible controlar la enfermedad en todos los pacientes. Hoy en día no podemos saber qué tipo de fármaco es más adecuado para cada persona en función de las características de la enfermedad que padece. El futuro está en identificar factores y modelos predictivos que nos ayuden a pautar el tratamiento personalizado que tenga mayores probabilidades de éxito.