¿Puede el ruido urbano aumentar el riesgo de padecer demencia?

  • La contaminación acústica es una molestia que puede tener efectos muy nocivos para nuestra salud

  • Según un reciente estudio, estar expuestos a altos niveles de ruido de manera prolongada podría aumentar el riesgo de padecer Alzheimer u otros tipos de demencia

  • Los investigadores apuntan que el aumento del estrés y la falta de sueño podrían ser la causa detrás de esta posible relación

El ruido de las grandes ciudades no es solo una molestia que no nos deja dormir por las noches, sino también un grave problema que puede tener efectos muy nocivos para nuestra salud. Según los datos del Organización Mundial de la Salud (OMS), vivir expuestos a un ruido con un volumen superior a 65 decibelios por la mañana y a 55 por la noche aumenta ampliamente el riesgo de que suframos problemas auditivos, psicológicos y fisiológicos, así como todos aquellos vinculados con la falta de sueño y descanso.

En concreto, la relación acústica se relaciona con un aumento de la presión arterial y la frecuencia cardíaca y respiratoria, con problemas de irritabilidad, estrés, agresividad, insomnio y pérdida de audición. Además, se calcula que la exposición a altos niveles de ruido provoca más de 72.000 hospitalizaciones y aproximadamente unas 16.600 muertes prematuras al año, según señalan desde la Agencia Europea del Medio Ambiente (EMEA).

Recientemente, un estudio publicado en el medio científico The British Medical Journal (BMJ) ha alertado de que la contaminación acústica y, en concreto, la exposición constante al ruido del tráfico podría aumentar el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer u otros tipos de demencia.

El ruido del tráfico podría favorecer la aparición de Alzhéimer

Esta investigación, que se ha hecho en base a los datos de dos millones de personas mayores de 60 años y residentes en Dinamarca y a los registros sobre casos de Parkinson y Alzheimer realizados en los últimos ocho años y medio, señala que las personas que estaban expuestos de forma prolongada a ruidos de tráfico, ya fuese automovilístico o ferroviario, de más de 50 decibelios parecían tener más probabilidades de padecer estas enfermedades que aquellos que no vivían bajo estas condiciones.

En concreto, el estudio apunta a que las personas que viven en zonas donde el ruido del tráfico ferroviario supera los 55 decibelios tienen un 27% más de probabilidades de padecer Alzheimer, mientras que aquellos que viven en zonas en las que el ruido del tráfico automovilístico supera los 50 decibelios tienen un 24% más de posibilidades que aquellos que residen en zonas tranquilas. En el caso de la demencia vascular, no obstante, solo se encontró un mayor riesgo en las zonas donde el ruido del tráfico automovilístico es elevado.

Problemas de estrés y falta de sueño

A pesar de que la investigación es puramente observacional y exclusiva a un único país, los autores del estudio apuntan a la falta de sueño y el aumento del estrés provocado por el intenso ruido como una posible causa que explique esta relación.

Según su hipótesis, al estar expuestos a altos niveles de ruido se liberan hormonas del estrés y se producen alteraciones en nuestro sueño, lo que favorece la aparición de enfermedades cardíacas y cambios en el sistema inmunológico que, en última instancia, aumentan el riesgo de padecer demencia.

Actualmente, se calcula que en todo el mundo hay más de 40 millones de personas afectadas por Alzheimer y cada año, según los datos de la OMS, se detectan una media de 10 millones de casos nuevos. El deterioro cognitivo es una enfermedad que cada vez gana más peso en las consultas y el Alzheimer, la principal causa de discapacidad entre las personas de la tercera edad.

De probarse los hallazgos de los investigadores en futuras investigaciones, podría combatirse la aparición de la enfermedad abordando el problema de contaminación acústica que genera el tráfico urbano. Por ello, los investigadores piden que se amplíen los estudios sobre los efectos nocivos del ruido en la salud para poder establecer estrategias y políticas de salud pública eficaces que ayuden a prevenir la aparición de las enfermedades relacionadas con este problema.