Cómo cuidar de tus relaciones en un mundo online: "Abusar de lo digital nos enfría y nos conduce a potenciales conflictos"

La comunicación ha experimentado una revolución radical en los últimos años. Especialmente a raíz de la pandemia del Covid. Nuestra manera de relacionarnos con los demás, tanto en lo profesional como en lo personal, se ha transformado de tal manera que aún estamos acostumbrándonos a movernos por el mundo virtual. Son muchas las ventajas que nos ha traído la comunicación online, pero también tiene sus defectos. Las videoconferencias por Zooms, Skype y Teams salvaron literalmente a más de una empresa en el confinamiento más duro, pero a cambio muchos trabajadores terminaban totalmente exhaustos su jornada laboral.

Paradójicamente, cuanto más conectados estamos a nuestro entorno más nos cuesta conectar con el mundo. En efecto, la comunicación virtual tiene sus límites y funciona de una manera distinta que el cara a cara, lo cual afecta necesariamente a nuestras relaciones. ¿Qué retos y oportunidades nos ofrece este nuevo escenario? Hablamos con Ferran Ramon-Cortés, experto en comunicación personal y autor del libro 'A 1.778 km de distancia' (Conecta), para que nos trace un mapa que nos guíe por las complejidades de un mundo digital.

¿Por qué es importante la comunicación online? 

 Porque nos permite comunicarnos en situaciones en las que la comunicación presencial es imposible. Lo hemos vivido durante la pandemia, cuando no nos podíamos juntar físicamente, y algunas personas lo viven a diario comunicándose con un hijo que vive en Londres, un amigo que está en Estocolmo, o reuniéndose virtualmente con un colega de trabajo que está en Buenos Aires. En estos casos la comunicación online es fundamental porque nos permite mantener el contacto y la relación.

Dígame tres diferencias clave de la comunicación online con respecto a la tradicional

Lo principal es que es rápida (me conecto en segundos), es eficiente (no necesito desplazarme) y está pautada en duración y horarios (los encuentros son puntuales y duran lo previsto). En el lado negativo, el lenguaje no verbal nos llega con dificultad, cosa que hace difícil la interpretación en muchos momentos. Además, con la comunicación online no es más difícil compartir las emociones (especialmente entre personas que no han tenido previamente la experiencia del encuentro presencial).

Tres peligros a evitar en nuestra comunicación digital 

El primer peligro es aburrir. La comunicación digital cansa, y si abusamos corremos el riesgo de que los otros desconecten.  El segundo es no interpretar correctamente las emociones del otro (el lenguaje no verbal es difícil de captar e interpretar online). Y el tercero es pensar que es suficiente, y prescindir de la comunicación cara a cara.

Tres maneras de mejorarla

Si nos referimos a videoconferencias y chats de imagen, hay que procurar ser explícitos emocionalmente, es decir, poner voz a nuestras emociones, a fin de que no haya dudas en el mensaje que transmitimos. Otro punto importante sería utilizarla en los momentos oportunos, en combinación con la presencial. Además, es importante cuidar mínimamente la producción: buscar una buena iluminación, un buen encuadre y un fondo funcional.

En cuanto a la comunicación puramente textual, lo recomendable es ser muy preciso con las palabras, porque el tono lo va a poner el receptor. Y también es esencial no enviar los mensajes en caliente. Mejor releer antes de enviar.

¿Cómo podemos fortalecer nuestras relaciones con la familia gracias al mundo virtual? 

Creando grupos de WhatsApp (o el medio que se quiera) para compartir de forma rápida, eficaz y cómplice lo que queramos compartir. También sería deseable mantener un contacto regular con las personas que están fuera. Por supuesto, hay que pactar con familiares y amigos cómo queremos usar la comunicación virtual, y después respetar esos pactos.

¿Y con los colegas de trabajo? 

Compartiendo con todos la información (nos permite mantener informados a los que no están presencialmente en ese momento) y utilizándola para dar esos mensajes que no hemos tenido la oportunidad de dar en persona, especialmente los agradecimientos. En general, debemos asegurarnos un contacto regular con las personas con las que no compartimos un espacio de trabajo común.

¿Cuáles son los cinco rasgos principales que debe tener un buen comunicador online?

Un buen comunicador online en primer lugar sabe escoger el medio adecuado en cada momento. Se esfuerza para captar el máximo de pistas emocionales (cosa que no ocurre de forma automática, como ocurre en los encuentros presenciales). Pone voz a sus emociones. Escucha más que habla, y cuida la puesta en escena no para impresionar sino para favorecer la comunicación.

¿Puede la comunicación online perjudicar a nuestra vida personal? 

Si, puede hacerlo si es la única comunicación que mantenemos en el contexto de una relación. La comunicación online es a menudo una gran fuente de malentendidos, especialmente si no nos conocemos mucho. Abusar de ella en una relación nos enfría y nos conduce a potenciales conflictos. Yo personalmente no creo en el potencial de las relaciones con comunicación sólo online.

¿Da más ansiedad que la tradicional aunque no lo parezca?

Si, porque nuestro subconsciente no encuentra muchas de las pistas emocionales que sí capta en un encuentro presencial, y esto genera que desde el consciente tengamos que captarlas, lo que resulta agotador en muchos casos. Además, hay mucha menos capacidad de compensar, por ejemplo, unas palabras duras con un gesto cariñoso. Hoy por hoy, que los humanos estamos diseñados para el cara a cara, la comunicación online en muchas ocasiones nos estresa.

¿Qué tres cosas debemos enseñar a nuestros hijos sobre el mundo online? 

En primer lugar, dosificarlo. No abusar de él ni a nivel de redes ni de forma de comunicación con sus amigos. En segundo lugar, les debemos enseñar a combinarlo con el presencial, provocando encuentros y educándolos en la comunicación cara a cara. Y en tercer lugar les debemos enseñar a ser críticos, a no creerse todo lo que leen o ven, a elegir en qué entornos se meten.

 ¿Tres peligros para ellos?

  • Perder la capacidad y la motivación para la relación cara a cara. Es sorprendente ver a grupos de adolescentes que están juntos y cada uno está con la atención en su móvil.
  • Creerse lo que no es: Las redes construyen mundos fantasiosos que poco tienen que ver con la realidad.
  • Entrar en circuitos que no son deseables: hay relaciones online en las que no conoces a tus interlocutores, que se esconden tras un alias o una identidad falsa.

Cómo será (o debería ser) la comunicación online en diez años

Estará presente en nuestras vidas de forma natural, y será parte de nuestra forma de relacionarnos. Aprenderemos a manejarla y sobre todo a interpretarla mejor. Imagino nuevas formas de comunicación online en las que la experiencia sea más implicativa, más similar a la presencial. Y espero que habremos aprendido a utilizar cada medio para el propósito adecuado.