No a la tiranía de los mensajes y los chats: consejos para escapar del estar todo el día disponible

  • La adicción al móvil nos puede llevar a la tiranía de los mensajes: tener la necesidad de contestar todos al instante

  • El que espera desespera, y muchas veces la ansiedad también llega en la otra parte al no recibir respuesta a su mensaje

  • ¿Realmente es necesario estar siempre pendientes a las notificaciones? ¿Cómo podemos combatir esa adicción?

Suena el móvil y tu primera reacción es fijar la mirada en el aparato seguido de una extensión de brazo para cogerlo y ver de qué trata esa notificación que has recibido. Una especie de dominación de los mensajes sobre nosotros que nos lleva a vernos obligados a contestar todos y cada uno de los que recibimos, la llamada tiranía del WhatsApp o de los mensajes, pues nos llegan desde multitud de aplicaciones. Esto ocurre cuando las personas se agobian ante la cantidad de mensajes, notificaciones o llamadas que les llegan a su dispositivo hasta el punto de ver necesario tener que contestarlos todos al instante.

¿Es necesario contestar al momento?

¿Realmente es tan grave que un contacto nos vea 'en línea' pero no le contestemos en ese momento al mensaje? Puede que estemos ocupados, gestionando algo con otra persona y haya que dejar esa respuesta para más tarde cuando tengas el asunto actual resuelto, pero la realidad es otra. Según la psicóloga Gabriela Paoli, gran parte de la población tiene una necesidad autoimpuesta de contestar prácticamente al instante, más aún cuando se trata de grupos donde el bombardeo de mensajes es mayor y existe miedo o estrés por no estar al tanto de todo lo que se dice en ellos, cierta obsesión que puede afectar a otros aspectos de la vida.

Es muy posible que esa necesidad de estar pendiente del móvil y de cada mail o mensaje que llega para contestarlo sobre la marcha sea fruto de una adicción al móvil. Y según expone la experta hay dos claves que nos pueden ayudar a saber si verdaderamente existe esa adicción. La primera, el tiempo de uso de las aplicaciones, el tiempo que pasamos al día dentro de ellas. Por su parte, también hay que fijarse en nuestra actitud, coger el móvil al pensar que ha sonado una notificación cuando no es así o mirarlo continuamente estando en silencio por si se te escapa algo. Una adicción que, pese a ser más común en jóvenes, también es frecuente en adultos, pues los mayores de 55 años utilizan su móvil más de cuatro horas diarias.

El que espera también desespera

Pero ojo, porque esto también se da a la inversa. No solo la ansiedad llega a las personas que sienten la imperiosa necesidad de contestar sobre la marcha un mensaje, también aquellos que lo envían y no reciben respuesta. El ver que una persona está conectada, que sube contenido a otra red social o que te ha leído porque te aparece el tick azul pero, sin embargo, no te contesta, puede generar agobio en la otra parte. Una especie de dependencia del teléfono que llega a tal punto de pensar en ocasiones que tu conexión está fallando y por eso no recibes ningún mensaje.

Además, un estudio realizado en 2018 comprobó como tanto el uso de las redes sociales como las app de mensajería generaban la llamada "fatiga de las redes sociales". El uso frecuente e incluso adictivo estaba relacionado con la aparición de la ansiedad, pero también con la depresión. Unos niveles de ansiedad que los expertos advierten que pueden desembocar en problemas físicos y psicológicos, desde sudoración a tensión muscular.

¿Cómo puedo combatirla?

Y ahora la pregunta, ¿qué se puede hacer para combatir esa tiranía de los mensajes que afecta tanto a nuestro comportamiento como a nuestra salud? La primera clave es, sin duda, ser consciente no solo del problema, también de que no pasa nada por no estar disponible en el móvil en todo momento y, a partir de ahí, comenzar a tener otra actitud ante el dispositivo para utilizarlo de forma más responsable.

Una vez se consigue eso, hay que aprender a usar las aplicaciones como las aliadas que son para facilitarnos la vida y la comunicación o acercarnos a los seres queridos que están lejos de nosotros, consiguiendo así el autocontrol necesario. También hay que saber desconectar del mundo laboral, pues por ley tienes derecho a la desconexión digital que, en los últimos tiempos con el teletrabajo se ha dificultado.

En el entorno laboral puedes desconectar o silenciar el móvil para que su sonido no sea una distracción, incluso te hará ganar productividad en tus tareas del día a día. Y uno de los puntos más importantes, que la tecnología no te atrape, prioriza los encuentros cara a cara y no uses el móvil en ellos si no es totalmente necesario. En algunos casos puedes usar tu móvil como herramienta para que te avise cuando estás superando el tiempo de uso marcado, una señal de alerta de que ese día te estás pasando con los mensajes.