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El Alzhéimer es la principal causa de demencia en las personas de tercera edad. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, en todo el mundo hay más de 40 millones de personas diagnosticadas por esta enfermedad neurodegenerativa, y cada año se detectan una media de 10 millones de casos nuevos. Solo en nuestro país, 800.000 personas están afectadas, y cada año se detectan 40.000 casos nuevos, tal y como apuntan desde la Sociedad Española de Neurología (SEN).
A medida que la población envejezca y la esperanza de vida aumente, estas cifras crecerán. De cara a 2050, se calcula que los casos de Alzhéimer en todo el mundo superarán los 152 millones, una cifra escalofriante que pone de manifiesto el grave problema de salud pública al que nos enfrentamos y para el que, de momento, no tenemos solución.
A pesar de los múltiples estudios que se han realizado sobre el Alzhéimer, las causas detrás de esta enfermedad todavía se desconocen. Existen factores que influyen, como la edad, la hipertensión arterial, la obesidad, el sedentarismo o el tabaquismo, entre otros, pero los científicos aún no han podido encontrar su origen, ni tampoco una cura. Los fármacos, si bien pueden mejorar los síntomas, no pueden eliminar la enfermedad, que irá mermando progresivamente las capacidades cognitivas de los pacientes y empeorando su calidad de vida.
Uno de los síntomas más característicos del Alzhéimer es la desorientación. Tal y como explican desde la Alzheimer’s Association, esta enfermedad hace que las personas “pierdan su capacidad para reconocer lugares y rostros conocidos”. Como resultado, se estima que seis de cada diez pacientes afectados por este tipo de demencia deambulan sin rumbo al menos una vez en su vida, un hecho que, pese a ser común, no deja de ser extremadamente peligroso, especialmente si se produce a altas horas de la tarde o en las primeras etapas de la enfermedad.
Controlar esta clase de despistes es fundamental para proteger al paciente. Sin embargo, muchas veces resulta complicado evitar este tipo de percances. El Alzhéimer es una enfermedad dura no solo para quien la padece, sino también para sus convivientes, que pueden verse desbordados por la situación.
Por suerte, gracias a los avances tecnológicos, cada vez podemos encontrar nuevas soluciones que pueden servir de ayuda a la hora de cuidar de nuestros mayores con demencia. En este sentido, Neki, una empresa especializada en GPS y servicios para mejorar la calidad de vida de las personas mayores, ha desarrollado una línea de localizadores integrados en accesorios cotidianos, como un reloj, un bastón o un cinturón, para poder saber con exactitud la localización de los pacientes con Alzhéimer.
Estos dispositivos funcionan a través de una aplicación móvil gratuita. Cada vez que el paciente lleve encima el aparato, los familiares podrán ver en todo momento dónde se encuentra, así como comprobar el recorrido que ha realizado para encontrarlo lo antes posible.
A partir de esta app, los familiares también pueden crear distintas zonas de seguridad, es decir, establecer un perímetro alrededor de los lugares en los que el paciente puede pasar más tiempo, como pueden ser el barrio o la residencia. Cada vez que el portador del dispositivo entra o salga de estos puntos señalados, los familiares recibirán un mensaje preventivo para que puedan actuar en consecuencia.
Estos dispositivos llevan incorporado un botón de socorro, que emite una señal de alerta a los cuidadores cada vez que el paciente lo pulsa. Algunos de ellos, además, cuentan con un sistema que alerta de las caídas del paciente para que los familiares puedan actuar con la mayor rapidez posible.
El seguimiento de los movimientos de los pacientes pueden realizarlo varias personas, siempre a través de la app. Los familiares son los únicos que pueden apagar el aparato, que tiene un periodo de prueba de quince días y una garantía de dos años.