¿Por qué es recomendable volver al despertador tradicional en vez de usar la alarma del móvil?

  • No somos conscientes de las consecuencias que genera la utilización del teléfono móvil antes de dormirnos

  • Tampoco nos aporta ninguna ventaja el cogerlo nada más despertarnos

  • A veces tenemos serias dificultades para dormir bien cuando la solución sería no usar el móvil como despertador

Las tecnologías nos hacen la vida infinitamente más fácil, pero a veces su utilización va en contra de nuestra salud sin darnos cuenta. Es el caso de emplear el teléfono para despertarnos. Desde Uppers vamos a explicar por qué es malo usar la alarma del móvil y cuáles son los motivos por los que en este caso deberíamos volver a los despertadores normales.

Cuando programamos la alarma del móvil por la noche para levantarnos al día siguiente volvemos a revisar el WhatsApp, las redes sociales, el correo electrónico o los mensajes. Lo mismo hacemos al sonar la alarma por la mañana. Como si el mundo no se hubiera acostado comprobamos la actividad que se ha generado durante la noche. Ambos gestos son nefastos por varios motivos.

El móvil impide la higiene del sueño

En primer lugar, estamos poniendo en peligro la higiene del sueño. Nuestro cerebro necesita prepararse para irse a dormir, por eso a aquellas personas con problemas para conciliar el sueño se recomiendan infusiones relajantes, un ambiente confortable, una música placentera o una lectura agradable… El móvil es como una muralla invisible que impide la llegada del sueño.

La luz blanca que emiten las pantallas digitales produce una reacción totalmente contraria en el cerebro porque lo activa. Evita que envíe señales al cuerpo para que todos los órganos lo predispongan para dormir. Al final, después de dejar el móvil con la alarma programada sobre la mesilla nos cuesta mucho más relajarnos y dormirnos lo que afecta enormemente a los ritmos circadianos.

Además de esa luz blanca que nos ha activado nos pondremos a pensar en aquellos a los que no hemos respondido, en la última solicitud del jefe, en la agenda del día siguiente… y es que, sin ser conscientes, antes de apagar la luz, nos hemos puesto a revisar todo lo que nos impide desconectar y dormir por fin.

Por no hablar de los sonidos que emiten las notificaciones si no los hemos silenciado y nos ponen en alerta; queremos comprobar ya, sin espera al día siguiente, qué ha pasado o quién ha escrito. Es evidente que tendremos dificultades para cumplir con esas ocho horas diarias de sueño reparador que nuestro cuerpo necesita.

Despertar con el móvil nos estresa

El segundo peligro del móvil en modo despertador es precisamente que es él quien nos interrumpe el sueño. No pasa nada si lo apagamos y nos desperezamos estirándonos entre las sábanas antes de ir al baño para el aseo y la ducha diarias. Sin embargo, todavía a oscuras, cogemos el móvil, apagamos el despertador y llegamos a destinar hasta 30 minutos a revisar de nuevo lo pendiente, las tareas del día, las citas médicas, a contestar mensajes, a ver las publicaciones de las redes sociales…

Un tiempo maravilloso que le quitamos a la ducha, al ritual de cremas y a un desayuno tranquilo con fruta incluida. Todo eso que acabamos de leer en el móvil nos estresa innecesariamente desde primera hora y lo peor es que nos roba un tiempo precioso que nos podíamos haber dedicado a nosotros mismos, cuando ni siquiera nos hemos lavado la cara ni nos hemos tomado un café.

A esto se añade el daño que genera la luz de los aparatos electrónicos en nuestra vista en ese entorno oscuro del dormitorio. El gesto al dormir y al despertar para ver bien y el acercamiento extremo a las pantallas conlleva un enrojecimiento ocular, picores, irritaciones… incluso, según los expertos, problemas serios de visión.

Sin duda, lo más recomendable y saludable es volver al pasado en este caso. Buscar por casa el típico despertador a pilas que cuando lo apagamos nos concede cinco minutos más o aquel que enciende las noticias o una emisora musical. También, puedes elegir uno de esos despertadores que permiten regular el brillo u otros que junto a la alarma iluminan la habitación por la mañana imitando el amanecer.

Empezar la desconexión digital por el dormitorio

Prohibir la entrada del móvil en el dormitorio en sustitución de un despertador tradicional es como una prueba contra la dependencia que tenemos de ellos. Es el inicio de la “desconexión digital”. Un paso para reducir lo esclavizados que estamos a estos dispositivos que nos ayudan infinitamente por el día, pero nos interrumpen un sueño placentero y un descanso reparador por la noche. De verdad que todo puede esperar mientras dormimos y si algo grave sucede nos van a llamar por teléfono como se ha siempre.