El ZX Spectrum cumple 40 años: así era mítico ordenador de los 80 (aunque parezca mentira)

  • El ZX Spectrum supuso supuso un éxito comercial sin precedentes y ejerció una influencia clave en el desarrollo de la informática

  • Este ordenador era mucho más barato que los de la competencia y ofrecía una resolución de imagen por encima de la media

  • Aún pervive una comunidad de jugadores y desarrolladores que han alimentado un gran mercado de coleccionismo

Si fuiste niño en los años 80 es muy probable que el Sinclair ZX Spectrum fuese tu primer contacto con el mundo de los videojuegos. Puede incluso que si te dedicas profesionalmente a la programación y la ingeniería informática este fuese el ordenador que prendiera la mecha de tu vocación. Así de revolucionaria fue una máquina que cumple cuarenta años y que marcó a toda una generación que vio cómo el futuro había llegado al salón de casa, aunque ahora lo veamos como un pasado entrañablemente obsoleto.

El ZX Spectrum apareció en el mercado en el Reino Unido el 23 de abril de 1982 de la mano de la compañía Sinclair Research, fundada por Clive Sinclair, un visionario que desarrolló radios y televisiones portátiles y calculadoras de bolsillo increíblemente avanzadas para su época antes de inventar su obra cumbre, un microordenador de 8 bits que demostró ser de lo más versátil y que se convirtió en un triunfo comercial sin precedentes que se prolongó durante toda la década.

La clave del éxito del ZX Spectrum estaba en que era mucho más barato que sus predecesores y que la competencia -el Commodore 64 y el BBC Micro Model B costaban más del doble- y ofrecía características de resolución de imagen y capacidad de procesamiento que hoy resultan ridículas pero que estaban por encima de la media de su época. Además, el Spectrum le brindaba al usuario la posibilidad de desarrollar sus propios programas gracias a sus implementaciones en lenguajes como C, Pascal, Prolog, Modula-2, LISP, compiladores de BASIC, programas de bases de datos, procesadores de texto y hasta programas de diseño gráfico.

Este ordenador destacaba por su tamaño compacto (233×144×30) y bajo peso (552 gramos). Inicialmente se lanzaron dos versiones -de 16 y 48KB de RAM- y llevaba una CPU Zilog Z80 que funcionaba a 3,5 MHz. Su resolución de pantalla de 256 x 192 píxeles estaba por encima del promedio, pero su paleta de ocho colores con dos estados de brillo cada uno causaba el problema denominado 'choque de colores', aunque aquello no bastaba para arruinar la experiencia.

Tampoco lo hacía que el almacenamiento de los juegos se hiciera en cintas de casette de audio de toda la vida y su carga fuera lentísima. De hecho, los datos fluían a una desesperante velocidad de 1500 bit/s de media, lo que significaba que si queríamos cargar un juego de 48 KB teníamos que esperar cerca de 4 minutos con aquellos irritantes beeep beeeep como banda sonora. Había juegos con 'turbo' que cargaban más rápido pero que después producían más errores. La salida de vídeo se realizaba a través de un modulador RF diseñado para ser utilizado con los televisores analógicos de la época.

Entre 1982 y 1987, Sinclair lanzó un total de ocho modelos, con importantes mejoras. Se pusieron a la venta revisiones como las del ZX Spectrum+ (1984), el ZX Spectrum 128K (1985) y los ZX Spectrum +2 y +3 ya de la mano de Amstrad, que adquirió la marca de la mano de Alan Sugar. Las compañías se volcaron con el microordenador para ofrecer un variado catálogo de juegos: Sabre Wolf, Manic Miner, R-Type, Head Over Heels, 3D Deathchase, All or Nothing, Batman, Target: Renegade, La Abadía del crimen, Boulder Dash, Chase H.Q., Dizzy, Jet Set Willy, Knight Lore, Magicland Dizzy, o Midnight Resistance, entre muchos otros.

El abrumador éxito del ZX Spectrum y su influencia en el campo de la informática forjó a varias generaciones de profesionales que hoy rigen los destinos de compañías de videojuegos y estudios de programación. Y aún perdura toda una comunidad de jugadores y desarrolladores que siguen alimentando su culto, lo que ha alimentado el crecimiento de un gran mercado de coleccionismo y de juegos tanto originales en cinta como en emuladores capaces de seguir generando horas de pasión y diversión en 8 bits.