Aunque para nosotros no sea nada del otro mundo, a muchas personas les resulta un choque el contacto con las nuevas tecnologías. Especialmente con las que tienen que ver con los aparatos de reconocimiento de voz, como los asistentes virtuales por reconocimiento de voz. Reproducir música, apagar y encender la luz o cambiar la intensidad de las bombillas es ahora posible gracias a este tipo de aparatos. Lo que antaño parecía cosa de un futuro lejano se ha convertido en apenas unos años en una realidad muy asentada en muchos hogares. Es el primer paso hacia los hogares inteligentes.
En las últimas horas hemos visto cómo la brecha tecnológica de los mayores puede tener un lado amable. Es el caso de esta anciana mexicana, a quien su hijo le ha regalado un asistente virtual para hacerle más fácil la vida y, por qué no, introducirla a un nuevo concepto de hogar. Su hijo captó el instante en el que Alexa y su madre se conocían por primera vez. El resultado llegó a manos de la nieta, @sophiasinefe, que no dudó en compartir la historia a través de Twitter, contenedor de momentos virales y tiernos como este.
La anciana le pide al asistente virtual que le reproduzca música de Agustín Lara, uno de los compositores e intérpretes más importantes de México en el siglo XX, originario de la región de Veracruz. El detalle más tierno es la forma de pedirlo, con los buenos modales siempre por delante, aunque esté hablando con una máquina sin sentimientos. "Alexa, ponme música de Agustín Lara, por favor". Un detalle que muestra la inocencia de la señora ante las nuevas tecnologías.
Cuando la música empieza a sonar, la cara de la mujer se convierte en un poema. Nada más reconocer la melodía de una de las canciones del intérprete veracruzano, queda prendada del aparato. "Qué maravilla... Qué maravilla es esto, ¿cómo se llama este aparato? ¿Cómo se llama, 'mijito'?". En apenas 24 horas, suma más de un millón y medio de reproducciones y se ha convertido en un fenómeno viral, con casi 18.000 retuits y 83.700 me gusta.
Aunque algunas veces encontremos momentos bonitos relativos a la brecha tecnológica, romantizarla es un error. Se trata de un problema que afecta y mucho a las personas más mayores. En verano, pudimos comprobarlo a través de una historia del escritor Manuel Vilas, quien denunció una situación desagradable que afectaba a personas de edad avanzada. Vilas narró la frustración de dos septuagenarias "desesperadas" que acudían a una oficina de la Seguridad Social sin pedir cita previa. El guardia les recordó la obligatoriedad de concertar la cita a través de internet.
Las señoras le dijeron que no tienen ordenador y que habían intentado contactar por teléfono. El guardia, en lugar de ayudar, se mofó: "llamen de madrugada, es la mejor hora, o eso dicen". "Los mayores no tienen obligación de saber de ordenadores, wifis y webs para resolver un problema con la Seguridad Social". La brecha digital "existe y es espantosa", en palabras del escritor aragonés.