Ni granadas ni trenes: vuelven a demostrar que el Nokia 3310 era en realidad un 'Terminator'

  • Han pasado 20 años desde que saliese al mercado el Nokia 3310, uno de los móviles más carismáticos de la historia por su capacidad de resistencia ante cualquier golpe

  • Ahora le ha salido un competidor contemporáneo: la gama de teléfonos Blackview, que han sido producidos con el objetivo de 'sobrevivir' ante cualquier situación.

A medida que el tiempo pasa, en ocasiones caemos en la tentación de pensar en aquel mantra que dice 'ya no se hacen las cosas como las de antes'. Si hablamos de móviles, sin embargo, es una afirmación que tal vez sea cierta. En una época de consumo marcada por la obsolescencia programada y la actualización constante de los teléfonos móviles, siempre vuelve a nuestro recuerdo aquel Nokia 3310 que salió al mercado hace 20 años y que, con el paso de los años, ha demostrado ser el 'Terminator' de los celulares.

Un vídeo colgado en redes sociales nos ha devuelto a aquellos años en los que no existían las redes sociales, los móviles empezaban a tener cámara incorporada y el videojuego de moda era el 'Snake', aquella serpiente que crecía conforme iba comiendo píxeles de la pantalla. En esa época, lo normal era tener un Nokia 3310. Un usuario ha colgado un pequeño fragmento de un vídeo con la batalla definitiva: una prensa hidráulica de 100 toneladas contra el móvil más carismático de la historia. No sabemos si por arte de magia, de 'after effects' o por la gracia del señor, pero el duelo lo termina ganando el celular.

Esa capacidad de resistencia nos ha recordado a épocas pasadas, cuando el móvil podía caer desde un primer piso y permanecer intacto. Desde que comenzara su mito, son muchos los internautas que han probado a destrozarlo. El resultado casi siempre ha sido el mismo: por muchas patadas, caídas o aplastamientos que sufra siempre sale indemne. Un youtuber intentó, hace unos años, destrozarlo con una granada. Aquí el resultado.

El teléfono, aunque desmembrado por capas, conserva la batería intacta. Al reconstruirlo y volverle a poner las carcasas superficiales y la batería, se enciende y vuelve a funcionar. Una hazaña solo al alcance de unos pocos elegidos. En realidad, solo al alcance de este modelo de Nokia, que desde el año 2000 hasta el 2017 vendió 126 millones de unidades. Pese a los intentos por presentar una versión actualizada del mismo, ninguna ha logrado conquistar a los usuarios como el primer modelo. Quizá porque 'ya no se hacen las cosas como antes'.

Los intentos por destrozar este modelo no han quedado ahí. Otro 'youtuber', consciente de la dificultad que supone el destrozar a este titán de la tecnología de principios del siglo XXI, decidió ir un paso más allá. Si una granada no pudo con él, ¿podrá un tren? Aunque estábamos deseando que el móvil saliera ileso, no fue posible y terminó con la batería en paradero desconocido y las carcasas rotas. Aunque lo cierto es que cualquier otro dispositivo móvil hubiera desaparecido de la faz de la tierra.

Blackview, el competidor contemporáneo del 3310

En los últimos años, una marca se ha decidido por potenciar la resistencia ante cualquier golpe hasta convertirla en su marca personal. Son los teléfonos Blackview. Entre ellos, el modelo BV9500 destaca como el 'smartphone' que mejor resiste los golpes y cualquier otro tipo de circunstancias que imposibilitarían el funcionamiento normal de cualquier otro dispositivo móvil. Un usuario, empeñado en buscar los límites de su resistencia, volcó lava ardiendo sobre el BV9500 esperando que estallara y no volviese a encenderse jamás. Su sorpresa vino cuando después de derramar este líquido, el teléfono continuaba funcionando sin inmutarse.

Otro de los 'grandes éxitos' de este modelo es haber sobrevivido a una caída desde un quinto piso. Desde el 3310 y su capacidad de supervivencia extrema, nunca habíamos visto nada parecido. Aunque hay que destacar que este nuevo modelo se produjo de forma consciente para que resistiera a viento, marea, lava y caídas. La fama del 3310 viene, precisamente, por el hecho de que nunca se publicitó como un utensilio que soportara tantos golpes.