La historia de la foto del año: dos pingüinos viudos consolándose por la pérdida de sus parejas

  • El premio Ocean Photography Awards 2020 ha sido para Tobias Baumgaertner, un fotógrafo alemán que se desplazó hasta Australia para inmortalizar esta imagen, gran resumen de este año extraño

  • Allí se encontró una estampa animal de lo más humana que guardaba una historia especial: ambos pingüinos habían perdido a sus parejas

  • Le costó tres días lograr la imagen del abrazo, pero finalmente la consiguió

Después de pasar un año tan complicado, marcado por el aislamiento y el dolor de muchas familias que no han podido despedirse de sus seres queridos, necesitamos más que nunca el calor humano para sobrellevar lo poco que queda del infame 2020. Muchos lo han pasado prácticamente solos, teletrabajando lejos de sus compañeros o confinados sin poder ver a sus padres e hijos. A pesar de ello, una de las fotografías que mejor resume el año no tiene que ver con las UCI llenas ni con las mascarillas de los sanitarios. De hecho, ni siquiera fue tomada durante la pandemia, sino un año antes de que comenzase el confinamiento.

Dos pingüinos que habían perdido a sus parejas

Tobias Baumgaertner es un fotógrafo alemán que se desplazó hasta Melbourne para capturar a los pingüinos del hada. Al llegar vio una estampa que le tocó el alma. Eran dos ejemplares de esta especie juntos, mirando al horizonte, como reflexionando acerca de la vida. Aquello debió parecerle conmovedor y decidió que esa iba a ser su fotografía estrella. Daba igual el tiempo que fuese a quedarse allí, inmóvil, intentando no asustarles. Tobias sabía que iba a capturar una imagen de oro. Pero le faltaba contexto: no entendía por qué se reunían allí. Hasta que un chico se acercó hasta él para contarle qué estaba pasando.

Según relata él mismo en su cuenta oficial de Instagram, un voluntario se le acercó al notar su interés por los animales. Lo que le contó le agujereó el corazón y dotó de sentido a la instantánea. "Un voluntario se me acercó y me dijo que la blanca era una anciana que había perdido a su pareja. Al parecer, el hombre joven de la izquierda también". Desde entonces, le contó el chico, ambos se reunían de forma regular para mostrarse afecto mutuo y "permanecer juntos durante horas mirando las luces danzantes de la ciudad cercana".

La paciencia del fotógrafo

Baumgaertner quedó asombrado y, como buen fotógrafo, se mantuvo pacientemente a la espera. Le costó tres días y muchas instantáneas imperfectas. Pero de repente los astros se alinearon y el joven pingüino abrazó a la anciana. Click. El resultado es una de las imágenes de la naturaleza más tiernas y humanas que se recuerdan. "Entre no querer usar ninguna luz y los pequeños pingüinos moviéndose continuamente, frotando sus aletas en la espalda y limpiándose entre sí, fue realmente difícil disparar. Pero tuve suerte", narra el texto que acompaña al post.

Baumgaertner presentó su gran creación ante la Ocean Photography Awards y terminó siendo la más votada. Se llevó el primer premio. "Supongo que a veces encuentras el amor cuando menos lo esperas. Es un privilegio amar de verdad a alguien cuando él te ama también a ti", explica el fotógrafo en su cuenta de Instagram. Ahora, cuando está a punto de terminar el año 2020, este congelado mágico cobra todavía más sentido y nos señala que lo más importante, al final, es disfrutar de la presencia de las personas que amamos y que nos hacen la vida más fácil, especialmente en tiempos como estos.

Aun así, la imagen "nunca tuvo la intención de ser científicamente exacta", tal y como reconoce Baumgaertner. El joven reportero gráfico idealizó la estampa en un primer momento porque creía que no tenían ninguna relación y que, simplemente, se reunían de forma casual. Sin embargo, los dos animales guardaban tras de sí una historia que les ha terminado por humanizar. A fin de cuentas, el amor nunca fue un asunto exclusivo de los seres racionales. Y así lo demuestra esta instantánea, cargada de sentido en un año tan distópico.