Tengo 50 años y estoy a tope en TikTok: entrar, grabar y triunfar en la red social que ya no es monopolio adolescente

  • Esta aplicación, la más descargada del mundo, es especialmente popular entre adolescentes. Pero cada vez son más los ‘uppers’ que la usan, demostrando que dominan las nuevas tecnologías y saben divertirse igual o más que aquellos

Paraíso del legging, panoplia de escotes y florilegio de traseros, TikTok fue la aplicación más descargada del mundo en 2020. En España, nueve millones de usuarios la inundan de vídeos, la mayor parte de los cuales consisten en un feroz balanceo de partes anatómicas siempre a punto de desbordarse (hito que, como es natural, nunca se produce) a ritmo de furibundo reguetón; eso cuando la pertinaz provocación no se hace pasar por humor, usando hasta la cremación diálogos absurdos de televisión como base de repetitivos playbacks con risas enlatadas.

La conjunción de estos elementos propicia que TikTok arrase entre un público pubescente con tendencia acneica (aunque como bien sabe todo upper que se precie, ese producto ya existía hace 40 años y se llamaba "películas de Alfredo Landa"). En España, según datos de la plataforma, la mayoría de usuarios tiene entre 16 y 25 años. Sin embargo, ya a finales de 2019 Noel Nuez, country manager de España y Portugal de TikTok, advirtió en el diario Expansión: "En el último año hemos visto un aumento de la edad media". Un informe de noviembre de 2020 sitúa en un 7,1% el porcentaje de mayores de 50 en esta red social en Estados Unidos. En España, un 13% tiene entre 41 y 55 años, y un 9% tiene 56 o más.

Durante el confinamiento de la pasada primavera, la necesidad de evadirse sin salir de casa animó otros segmentos de población a usar TikTok, como confirman expertos en comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya. "Aunque el usuario dominante de TikTok corresponda a un perfil joven, esto no implica que otros usuarios que entienden el funcionamiento de esta plataforma y que se han adaptado a su formato y estilo puedan sacar provecho para comunicarse y conectar con un público joven, a pesar de la diferencia de edad", señala el profesor Ferran Lalueza, de dicha universidad.

La creciente presencia de hombres y mujeres mayores de 45 en esta aplicación desmiente dos ideas que algunas personas tienen en la cabeza: que cumplir años desautoriza para querer divertirse haciendo un poco el tonto y que no controlan de nuevas tecnologías; o, por lo menos, no tanto como los nativos digitales.

Natalia Medina (48), de Las Palmas, descubrió TikTok durante el confinamiento a través de las hijas veinteañeras de su marido. "Sinceramente, de esta aplicación no sabía mucho", admite. "Cuando entro por primera vez, me parece una plataforma vacía de contenido y más bien para adolescentes, que aparecen bailando de forma muy repetitiva. Pero digo: 'A mí eso no me echa para atrás'. Cuando empiezas a indagar, descubres una parte que tiene contenido, y que vale la pena ver; entonces es cuando te enganchas y te quedas".

Si los rigores laborales se lo permiten, publica en su perfil (@nataliamedina966; 2.543 seguidores) dos o tres vídeos cada día. En ellos no hay contoneos sugerentes, sino un fino sentido del humor; en la mayoría interpreta frases de programas de televisión y telenovelas con solvencia de veterana actriz. "Tengo clara una cosa: no estoy en esta plataforma para exhibirme; lo odio. Hay muchas cuentas de mujeres que se basan en mostrar. A mí no me hace falta mostrar. Me planteo hacer un contenido gracioso y elegante, dentro de lo que yo pueda ofrecer", dice.

Hasta no hace mucho los uppers no eran bienvenidos en la app, y la expresión uppers"OK, boomer" (se emplea para desacreditar ideas o hábitos que se consideran anticuados), era el recibimiento burlón que la chavalería dispensaba a los maduros. En un alto porcentaje, los vídeos de personas de más de 45 transmiten la idea de que aún conservan chispa y encantos. La proclama "tengo 50 pero aparento 31" está muy extendida, quizá como reacción al rechazo inicial. Cuando se enteró de que tenía una cuenta en esta app, el hijo de Natalia, de 19 años, quedó estupefacto. "Pero ahora mira mis vídeos de reojo y se ríe", señala ella.

Hay quienes reivindican el orgullo upper siguiendo la pauta al uso de imágenes explícitas y quienes, como Natalia, lo hacen con sutileza; en uno de sus vídeos reacciona a la frase: "Estás estupenda para la edad que tienes" replicando altiva: "¿Qué has dicho?". "En vídeos de otras mujeres maduras he leído comentarios como: 'Eres muy mayor, cámbiate de red social'. No lo entiendo. Es una plataforma para todo el mundo que quiera entrar y divertirse. Las personas maduras tenemos derecho a hacer lo que queramos, en los sitios que queramos. Yo me divierto como una mujer de 48 años. Sé la edad que tengo. Aunque con mis limitaciones (ni puedo ni quiero competir con una de 20), me siento joven".

En Natalia se dan dos condiciones que la impelen a estar en TikTok. Una es su dominio de las redes sociales, derivado de su labor como encargada de producción del estudio de su marido, el fotógrafo José Tándem. "Las tecnologías me encantan", explica. "Por exigencias profesionales, dedico diariamente de dos a tres horas a Facebook. Estar en redes sociales es parte de nuestro trabajo. Aprendo día a día, porque lo que aprendo hoy, mañana está desfasado. Se me da bien, humildemente". La otra es su marcada vena artística. "Me gusta mucho el mundo audivisual y también la interpretación", señala. "Poso para mi marido y estoy en una agencia de modelos; el último anuncio que hice fue en noviembre para un turoperador. Me encanta expresarme mediante la fotografía o la actuación".

Aprovecha cualquier descanso en su jornada para subir un vídeo. "Los hago en el estudio", nos cuenta. "Si veo que llevo cuatro horas editando una sesión de fotos de mi marido, me levanto y digo: 'Voy a hacer un TikTok'. No lo pienso. En ese momento me pongo una peluca, me cambio sobre la marcha, me maquillo… Mi marido me dice: 'Flipo con cómo te cambias de vestuario en dos segundos para hacer el TikTok'. También me pide: 'No hagas papeles de fea".

Lo que obtiene de su participación activa en la aplicación no es solo diversión. "Me aporta la satisfacción de comprobar que la gente se ríe conmigo. Me envían mensajes privados diciendo: 'Estoy depresiva, y veo tus vídeos y me río'. Eso a mí me llena y me impulsa a seguir. Si sacas una sonrisa, vale la pena".

De las dos temáticas principales de TikTok (la seducción y el humor), Víctor Pérez (45), dotado de innegable vis cómica, se centra en la segunda. Propietario del asador de pollos Vitín, en Talavera de la Reina (Toledo), uno acierta a imaginárselo como una especie de Leo Harlem al que le gustaría encontrarse en una barbacoa. En uno de sus vídeos, @victormadridmadri (5.925 seguidores), aparece haciendo lip-sync con el audio: "Que yo no digo que seas tonto; lo que digo es que no es muy normal que te saques el DNI a la tercera".

Supo de la existencia de TikTok durante el confinamiento; su hija tenía la aplicación. "Eran tantas horas metido en casa… Había que hacer cosas para pasar el rato. Me pareció una app para gente joven. Aun así, me picó el gusanillo y me decidí a instalarla. Luego vi que poco a poco iba animándose gente más mayor", comenta. Enseguida le cogió el truco. "Al tener dos hijas pequeñas —explica— uno está obligado a aprender de nuevas tecnologías. También tengo un negocio, y en él utilizo herramientas digitales para cobrar a los clientes y exponer los productos al exterior". En la actualidad, publica un vídeo cada día.

Diversión es sobre todo lo que TikTok le procura a Víctor, pero algo más. "Es un pasatiempo que comparto con mis hijas. A ellas les encanta. Me ayudan a grabar los vídeos, y yo salgo en los de ellas. Es una actividad más en familia", subraya.

#Másde50

Seducción y humor son las dos patas más destacadas de TikTok, pero no las únicas. Algunos usuarios utilizan sus cuentas para difundir conocimientos de las más diversas materias, acompañando a veces sus vídeos con la etiqueta #másde50. @diegopreparadorfísico (4.685 seguidores) da consejos para mejorar en el gimnasio; @farmacéuticofernández (544,7 K) abre una ventana al universo de las sulfamidas y los antibióticos; @elprofesordetiktok (427,7 K), su puerta a los entresijos del mundo docente; @ericenpositivo (207,4 K) es adiestrador de perros; y el simpático @oso_sin_más (85,1 K), con marcado gracejo, aborda inquietudes del colectivo gay.

Carlos Bárcena (71), conocido en la red como Profe Carlos Maxi, es director del centro Bárcena Formación en Palma de Mallorca. Desde su perfil (@aprende.mates) imparte clases de esa asignatura. "La primera noticia que tuve de esta app fue por mi hija, que se dedica a las redes sociales; viaja dos veces al año a Silicon Valley. Me explicó que en TikTok podía disponer de un minuto para explicar conceptos de Matemáticas. Difícil me lo ponía, pero le di una vuelta y pensé que podía lograrlo", afirma.

Como tantos otros, la primera vez que se asomó a la red se pasmó. "Pensé: 'Esto no es para mí'. Por mi edad, no puedo ir por ahí". Superado el asombro, se percató de que era un canal idóneo para desplegar su vocación docente, pasión de toda una vida. "Rápidamente me di cuenta de que se juntaban el hambre con las ganas de comer: va dirigida a gente joven y ellos necesitan de las matemáticas. Y quién mejor que una persona con experiencia para enseñárselas". Su cuenta funciona desde hace un año y en este tiempo ha reunido la imponente suma de de 250.000 seguidores.

"Me sorprendió mucho el éxito", asegura. "Estamos hablando de Matemáticas, no de bailes. La acogida fue maravillosa, también fuera de España. Los comentarios de agradecimiento me motivan y gratifican más". Hace lo que le gusta y recibe el cariño de sus alumnos, que han abrazado logaritmos y polinomios entre el barullo de tangas y glúteos. "Más que divertirme, que también —dice—, para mí la satisfacción es la de poder llegar a la gente que tenía esa necesidad, sobre todo ahora que presencialmente tienen dificultad para formarse”. Y avisa: "Ya estoy preparando algo para otras aplicaciones que comerán el terreno a TikTok". Canales de los que él seguro sabe más que muchos veinteañeros.