Está en España y podría reabrirse: ¿sabes dónde se encuentra la mina de oro más grande de Europa?

  • Los romanos fueron los primeros que descubrieron que bajo el manto de verde de la costa del Cantábrico había oro

  • La mina que en el siglo I se puso en funcionamiento cambió el paisaje orográfico de la zona para siempre

  • Cualquier explotación minera y la riqueza económica que podría generar choca de frente con la protección medioambiental

Asturias es rica pero rica de verdad. Debajo de sus espectaculares montañas e idílicos valles hay casi 490 yacimientos de oro de los que ya tenían conocimiento los romanos cuando vivían en la Península. Rodeado por el mar Cantábrico, en la localidad de Tapia de Casariego se encuentra uno de ellos, la Mina de Salave.

Este pequeño pueblo asturiano de la costa occidental está a 10 minutos en coche de Ribadeo, donde termina el principado y comienza Galicia. Tiene una extensión de 66 kilómetros cuadrados y una población de 3.851 habitantes.

Los expertos en minería apuntan que bajo los prados que terminan en el mar permanece una de las minas de oro más importantes por tamaño de toda Europa occidental. Tal vez aguarden alrededor de 300.000 kilos del metal más preciado que se han convertido en un quebradero de cabeza para las personas que aquí viven tranquilamente. Hay que tener en cuenta que tal cantidad de oro, a la cotización actual, se convertiría en 14,7 mil millones de euros.

Los primeros buscadores de oro

Durante el siglo primero, el Imperio romano era un experto buscador de oro y se dedicó a fondo a esta tarea en todos los territorios bañados por el Mediterráneo y del norte de la Península. Para ello utilizaban un sistema basado en la fuerza del agua con el que derrumbar las estructuras geológicas, denominado ‘ruina montium’.

En Tapia de Casariego los romanos formaron kilómetros de canales y galerías para que el agua rompiera la roca. Además, con la retirada de materiales se formó una depresión de 30 m de profundidad que tras el abandono de la mina de Salave se fue llenando de agua y con el tiempo se formaron los Lagos de Silva. Los trabajos llevados a cabo en la zona transformaron totalmente la topografía original en una extensión de 10 hectáreas. El objetivo: la extracción de 7.000 kilos de oro.

Con la retirada del Imperio Romano la mina quedó olvidada. A partir de 1825, cuando se promulgó la primera Ley de Minería en España, todo comenzó a revolverse de nuevo. Hasta mediados del siglo XX diversas compañías fueron solicitando permiso para la extracción de plata, molibdeno, hierro, cobre, zinc, estaño o wolframio, entre otros. Incluso se llegaron a desaguar los Lagos de Silva para iniciar una nueva explotación que después se frustró.

Todavía se siguen analizando los terrenos y las muestras para valorar si hay suficiente potencial como para volver a abrir la mina y extraer oro ya sea a través de una explotación abierta o subterránea. En principio, los proyectos no salen adelante por motivos medioambientales. Lógicamente sería necesaria una nueva movilización de la tierra y la puesta en marcha de procesos químicos muy agresivos para el tratamiento y la obtención del oro con un alto riesgo de contaminación de la zona.

Explotación minera y protección medioambiental

Como sucede en estos casos, la protección medioambiental choca con la posibilidad de crear empleo y riqueza para la región. Pero Asturias está tratando de apostar por un futuro más “verde” y saludable tras un pasado minero industrial y contaminante. Por muchos controles y restricciones que tenga que superar una explotación minera sigue siendo un negocio demasiado arriesgado con un enorme impacto ambiental y sanitario.

AsturGold es una de las empresas que no deja de apostar por la zona. En 2014 el Principado de Asturias le vetó la explotación y en febrero de 2017 el Tribunal Superior del Principado confirmó el veto. Pero las compañías siguen insistiendo. Black Dragon, a través de Exploraciones Mineras del Cantábrico, en 2019 inició ante la Dirección General de Minería del Principado los trámites para obtener autorización para extraer oro a través de una mina subterránea, una galería de un kilómetro y un emisario submarino. Pero todo vuelve a estar en suspenso por ahora.

Por otra parte, el entorno de La mina de Salave no forma parte de la Red de Espacios Protegidos de Asturias a pesar del alto valor paisajístico y biológico. Lagos de Silva, que se formaron tras la explotación minera de la época romana son uno de los pocos humedales de Asturias con especies de flora y fauna protegidas. Por otra parte, no se ha llevado a cabo un estudio histórico y arqueológico completo del terreno para su posterior protección. En Salave se conservan los frentes de explotación romano, un canal de abastecimiento, un lavadero de oro, tres galerías de desagüe, zanjas y canales de desagüe…

Tendremos que esperar para ver cómo se desarrollan los acontecimientos.