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El que se compra un abrigo o un jersey de cashmere de verdad sabe que adquiere un suave tesoro para su fondo de armario, ya que bien cuidado dura toda la vida gracias a la calidad del tejido. Desde Uppers vamos a darte los pasos que debes seguir sobre cómo lavar y cuidar las prendas de cashmere, pero antes recordaremos de dónde procede para entender sus elevados precios.
El cashmere es una fibra o pelo que se extrae de las cabras de Cachemira, un animal que se cría y vive en las altas montañas del Himalaya a cargo de pastores nómadas. En esa región, que se encuentra a gran altitud, se expanden mesetas donde el tiempo es muy seco y frío con temperaturas que no suben de cero grados.
Hasta hace unos años adquirir una prenda de lana de cashmere era un auténtico lujo y todas las marcas de moda presumían de una línea exclusiva de chaquetas, guantes, bufandas o abrigos de este tejido infinitamente cómodo, agradable, caliente y estiloso. Es extremadamente suave y hasta tres veces más cálido que la lana convencional con lo cual se convierte en la mejor protección natural para combatir el frío.
Ahora, es posible comprar un jersey de cashmere básico por unos 70 euros o por unos 300 euros si lo firma un diseñador. La causa de esta bajada en su precio no es otra que la procedencia del animal de donde se extrae.
La región de Cachemira en esos picos del Himalaya se la disputan India, Pakistán y China. El tejido que proviene de los altiplanos de Ladakh y Tíbet se ha reducido significativamente de modo que las marcas utilizan el cashmere de Mongolia Interior que se encuentra en el norte de China, de Mongolia, de Afganistán y de Irán. En estos dos últimos países la calidad de la lana de sus cabras no tiene las mismas características que las del resto y por ese motivo el coste es menor.
A la hora de lavarla hay que tratarla como merece, es decir, con mucha delicadeza. Sobre todo si queremos que nos dure. Lo aconsejable es hacerlo a mano y con un detergente suave y líquido. Incluso si en casa solo se compra jabón para lavadora en polvo es mejor utilizar un champú para el cabello con pH neutro. Lo que se pretende es mantener el aspecto, la suavidad y el color de la fibra. En cuanto al agua es muy importante. Siempre debe estar entre fría y ligeramente tibia, sin superar los 20ºC, y en ningún caso caliente.
Otro aspecto es que no se debe abusar de los lavados. Si la puesta de la prenda de cashmere ha sido breve es mejor sacudirla suavemente y colgarla en un espacio ventilado o al aire libre para que se airee, pero no al sol.
Volviendo a cómo lavarla, primero es necesario darle la vuelta para sumergirla del revés en el recipiente que hayamos preparado con el agua fría y el jabón líquido. Antes se remueve con la mano para que el jabón se disuelva y se genere espuma. A continuación, se deja en remojo de 3 a 5 minutos y si hubiera alguna mancha persistente se aplica jabón en ella y se presiona sin restregar. Pasado ese tiempo se enjuaga hasta que esté bien aclarada. Para ello se vacía el recipiente y se vuelve a echar agua limpia siempre en frío las veces que haga falta para que se vaya el jabón.
Después hay que eliminar el exceso de agua, pero sin retorcer. La mejor forma es colocar la prenda en un lateral del recipiente y presionarla suavemente tantas veces como sea necesario. A partir de aquí se extiende en una toalla grande y blanca y se enrollan ambas varias veces. Así la toalla absorberá el exceso de agua. Por último, se debe secar sobre otra toalla extendida en una superficie plana en una zona ventilada pero nunca al sol.
Un consejo importante es no tender la prenda en una percha porque se deformará por el peso del agua. En cuanto al planchado, el cashmere requiere que el tejido esté totalmente seco y la plancha a muy baja temperatura y sin vapor. También, es necesario colocar un paño entre la prenda y el electrodoméstico para que el calor no dañe las fibras.
Ya para terminar es relevante cómo se guardan estas prendas. Los abrigos o americanas necesitan una percha adecuada al ancho de las hombreras. Por su parte, los jerséis, las chaquetas o las bufandas deben meterse en un cajón o un una balda protegidas del polvo y extendidas todo lo que sea posible porque los pliegues y dobleces podrían dejar marcas.