Colas, drogas y música celestial: Berghain, el templo del techno cumple 20 años

  • Uno de los clubs de música electrónica más importantes del mundo llega a las dos décadas de existencia

  • Ubicado en una antigua central eléctrica, sus puertas eran casi infranqueables para los neófitos durante los primeros dos mil

  • Se trata de una de las grandes 'Catedrales' del techno global y ha sobrevivido inclusos a la era de los 'influencers'

"En Berlín, o en el mundo, existen dos tipos de personas. Las que entran en Berghain y las que son expulsadas, las que nunca podrán entrar, hagan lo que hagan porque en cuestión de dos segundos, con un seco gesto y un dedo índice señalando la nada, te quedas en la calle. Porque en la puerta está Dios." Así describía el periodista especializado en música electrónica y Dj Vanity Dust la a menudo infranqueable entrada a Berghain, el club de música electrónica más célebre del mundo en 2012. "Era el infierno hecho música, un placer liberado, desbocado y sin tregua"

Ubicado en una antigua central eléctrica entre dos barrios (Kreuzberg y Friedrichshain, ubicados cada uno a ambos lados del antiguo muro que separaba la capital alemana, de ahí su nombre) Berghain nació como la reencarnación de otro club, Osgut, que funcionó hasta 2003 y que se hizo célebre por sus fiestas fiestas techno sexofetichistas orientadas a un público gay. Desde su inauguración, en 2004, el club está abierto, sin embargo a todos los públicos lo cual es un decir, ya que una de los sellos de identidad del club, al menos durante su primera década de existencia, eran las legendarias colas que se formaban y de las que tras largas horas de espera podías volverte a casa con la etiqueta de rejected según el criterio de sus no menos legendarios porteros encabezados por el fotógrafo Sven Marquardt.

"Lo que se vivía allí era una especie de confianza y respeto tanto por desde el mundo gay como el mundo straigh, se creaba una intimidad casi de inmediato, era algo muy especial" dice Vanity Dust sobre el club, conocido también por sus múltiples 'cuartos oscuros' en los que, señalaba la prensa de la época "las personas se dedicaban abiertamente a la práctica sexual". Una tendencia que, por otro lado no era completamente extraña en la escena berlinesa que contaba con otros clubs célebres como el Tresor o el KitKat."Nadie te tocaba si no querías, podías atravesar una de las pistas con cuarenta tíos de dos metros en arneses bailando y no te rozaba nadie" dice Dust.

También eran muy famosas las pegatinas obligatorias en la cámara del móvil -lo que ocurría en Berghain se quedaba en Berghain- y la cantidad de horas que podían permanecer los clubbers más respetables dándolo todo: 72 en el mejor de los casos, espoleadas por el consumo de sustancias

Origen

Berghain fue la estrella de un momento de eclosión de la música techno en un Berlín, que llevaba ya una década montando la fiesta sobre los restos del muro. Lo explicaba muy bien el periodista Felix Denk, autor de 'El sonido de la familia' a Vice "la música dance sólo se volvió popular luego de la caída del Muro. Antes, Berlín era una ciudad principalmente rockera, aunque tenía una escena avant-garde bastante fuerte. Pero luego de que cayera el Muro, muchos espacios se encontraron repentinamente disponibles para las fiestas, pero eso también trajo consigo el entusiasmo de muchos chicos del este. Los chicos de la Alemania Oriental estaban impulsando un sonido mucho más duro. No querían vocales ni pianos. También eran ellos los que buscaban nuevas locaciones: estaciones eléctricas, bunkers, hangares, estaciones subterráneas."

Hoy

El club ha llegado a las dos décadas plenamente operativo tras el necesario parón de la pandemia, que propició que el espacio fuera usado temporalmente para exposiciones y de paso, se lograran hacer algunas de las pocas fotos del interior de sus enormes salas y columnas de veinte metro de alto. Pero lo cierto es que aunque sigue siendo una de las Catedrales globales de la música electrónica, algo de la mística oríginal se perdió en el cambiante mundo de las redes sociales. Para algunos, como el periodista Dust, hoy "se ha convertido en circo". Ocurre casi siempre con los agentes de la contracultura: terminan siendo fagocitados por el sistema. "Hoy la entrada cuesta 25 pavos, pero más que eso hay una meta consciencia de 'estar en Berghain y se llena de peña cool que va a petarlo".

Sin embargo, no hace falta mirar atrás con odio, y aunque el que fuera el club de techno más radical sea ahora una especie de parque temático de sí mismo, no deja de albergar algunos de los actos más vanguardistas de la electrónica global.