El misterio volvió al Reino Unido meses después de su última obra. Banksy, el artista callejero anónimo que lleva décadas pintando los muros de distintas ciudades del mundo, ha reaparecido para asumir la autoría de un 'grafiti' que apareció esta semana en Nottingham, Inglaterra. Escueto, sin texto, el artista de Bristol ha reivindicado su obra a través de un post de Instagram, con una obra situada en la esquina Rothesay Avenue y Lenton, en la mencionada ciudad británica. Una vez más, el artista ha dejado su sello en su país natal, después de meses sin aparecer en la esfera pública.
En la obra se puede ver a una niña jugando con un hula hoop que es, en realidad, la cubierta de una bicicleta. La nota anecdótica: está pintada al lado de una bicicleta real, abandonada, a la que le falta la rueda de detrás. El artista ha querido de esta forma aprovechar los objetos que forman parte del paisaje urbano para hacer de la calle un museo, como viene haciendo en la gran mayoría de sus obras. Una pintura 'made in Banksy' que, tras reconocer su autoría, ha sido objeto de fotos y vídeos por parte de muchos curiosos que no han dudado en acercarse hasta la esquina de Rothesay.
El mensaje y el sentido de la obra quedan, como muchas veces ocurre con las obras del artista británico, en la interpretación personal de cada uno. Aunque en esta ocasión, la obra habla por sí sola: lo que Banksy parece decir en esta ocasión es que todo se puede reutilizar. Basta con mirar con profundidad hasta que aparezca una nueva utilidad. La pintura también puede ser interpretada como una oda al mundo libre, que desde hace unos meses ha quedado coartado por la complicada situación de salud pública por la que estamos pasando debido a la pandemia de coronavirus.
El grafitero ha pasado algunos meses en la sombra después de que a finales de agosto se conociese que había pintado y financiado un barco de salvamento marítimo. El 'Louise Michel' (llamado así por la poeta anarquista y feminista del mismo nombre del siglo XIX) fue caracterizado con la mítica niña que sostiene un globo, una de las obras más famosas del artista. Sin embargo, en lugar de un globo, en el barco sostiene un salvavidas rosa en forma de corazón.
La embarcación es en realidad un antiguo barco de la Armada francesa, personalizado para realizar búsquedas, misiones y rescates marítimos. Su longitud es de 30 metros y puede llegar a navegar a 28 nudos. El artista vendió algunas de sus obras para poder financiar la reparación y personalización y cubrir los gastos de la tripulación, un grupo de profesionales del rescate marítimo procedentes de distintos lugares de Europa.
"La crisis de los inmigrantes quiere decir que los estados europeos están diciendo a sus guardacostas que no respondan a las llamadas de socorro de los 'no europeos', dejando a personas desesperadas a a la deriva en el mar sin poder hacer nada", se denuncia en la web oficial de barco. "Las autoridades impiden que otros barcos brinden asistencia, arrestan a las tripulaciones y confiscan los barcos que lo hacen", explican los responsables del barco en la página web oficial del 'Louise Michel'.