La despedida de Javirroyo a su amigo Miguel: "Hasta siempre, Capitán Gallardo"

  • Javirroyo despide al dibujante Miguel Gallardo, compañero de profesión y, sobre todo, amigo

  • Para el viñetista de Uppers, Gallardo supo evolucionar desde la cultura underground a la sensibilidad con la que abordó en sus viñetas el autismo de su hija

  • La amistad de ambos artistas fraguó en una vida dedicada al dibujo y al disfrute

Conocí a Miguel de adolescente a través de sus historias junto a Mediavilla en las revistas de El Víbora y otras de la época, a través de su legendario personaje de cómic Makoki, que junto al Niñato, el tío Emo y otros muchos creó ese universo paralelo que transgredía las normas establecidas de la época.

En realidad, él estuvo presente con su lenguaje macarrónico en la pandilla de colegas que a los 16 o 17 años bajábamos al parque del Tío Jorge en Zaragoza con unas birras y un radiocassete donde lo mismo sonaban los Chichos que Manowar o AC-DC. El mundo de sus historietas fue una parte más de la cultura de barrio, de esa forma fresca e irreverente de ver la vida, que venía del underground americano y que él junto a otros como Nazario o Mariscal supieron trasladar y reproducir en Barcelona.

Sensibilidad única

Años más tarde, Miguel se reinventó y supo evolucionar a terrenos completamente nuevos y hablar desde la verdad de su hija María a todo el mundo con una sensibilidad y una originalidad única.

Un poco antes de Navidad, quedamos en nuestro querido restaurante Igueldo junto a Karin, su chica, para comer, beber y reírnos, cuando pasó una señora vendiendo décimos de lotería. Yo compré dos décimos para darle uno a él. A continuación, se los froté por la cabeza para invocar a la suerte. Esos décimos resultaron ganadores de 100 euros cada uno y el día de su cumpleaños le llamé para felicitarle y prometimos gastárnoslos de nuevo en comida y bebida.

Al final no pudimos, pero si conseguimos reírnos, viajar a festivales a dibujar, compartir vida y proyectos, y sobre todo, recordarle por ser un buen amigo, por su gran corazón y su fino sentido del humor que ha llevado hasta el final.

Un beso, Miguel. Volveremos al Igueldo a celebrarte.

Javirroyo