Judy Chicago o por qué el arte es clave en tiempos de crisis: "Arroja luz sobre los problemas"
"¿Qué tiene que ver el arte con el coronavirus?". La pionera del artivismo feminista de los 70 busca respuestas en un texto publicado en 'The New York Times' en el que llama a los artistas a usar el arte para inspirar a los espectadores a la reflexión y al cambio
"¿Qué tiene que ver el arte con el coronavirus?". En una crisis sanitaria que ha disparado la incertidumbre ya latente, Judy Chicago (81), la artista multidisciplinar pionera del artivismo feminista en los 70, busca respuestas. Lo hace con un texto en The New York Times enmarcado dentro de la serie de opinión ¿Por qué el arte importa?, que ofrece reflexiones de diferentes personalidades de la cultura. La respuesta de Chicago importa por lo didáctico, plural y revolucionario de su obra. Y eso es precisamente lo que reivindica aquí: "El poder del arte para arrojar luz sobre los problemas a los que nos enfrentamos en este momento difícil".
Ella lo hizo con The Dinner Party, su instalación más famosa, considerada la primera obra de arte feminista del siglo XX. Una instalación creada entre 1974 y 1979 con la que reivindica el lugar silenciado de la mujer en la historia con 39 espacios asignados a 39 mujeres clave (Virginia Woolf, Leonor de Aquitania, Georgia O’Keeffeen…). En ella figuran sus míticos platos-vulva, que han marcado el punto de partida en el camino de la resignificación de la imagen de la biología femenina liberada de la sexualización y de la mirada patriarcal y usada como reivindicación. Su influencia en este sentido se extiende desde los carteles y símbolos utilizados en manifestaciones feministas hasta la cultura pop -véase el videoclip 'Pynk' que Janelle Monàe publicó en 2018 con los pantalones-vagina-. Y también en la corriente que posteriormente ha capitalizado el mensaje feminista y sus símbolos convirtiéndolos en moda.
MÁS
"Como había estructurado The Dinner Party para que pudiera ser entendido por un público amplio, fue rechazado por el stablishment artístico", cuenta como denuncia del arte institucionalizado, mercantilizado y del academicismo. "Lo que sucedió [la repercusión que tiene aún hoy, que sigue expuesta en el Centro de arte feminista Elizabeth A.Sackler del Brooklyn Museum tras girar por 16 países] me enseñó que el arte podría inspirar la acción", escribe.
"En proyectos posteriores, he seguido centrándome en crear un arte de significado en formas que puedan entenderse ampliamente (…) No estoy citando mi propio arte como un ejercicio egocéntrico. Más bien, estoy señalando que he estado tratando de usarlo para educar, inspirar y capacitar a los espectadores para lograr un cambio. Un cambio significativo solo puede ocurrir si cambiamos nuestro enfoque sobre el trabajo de aquellos artistas que han tenido el coraje de mostrarnos quiénes somos y qué estamos haciendo. Artistas como Goya, cuya serie de obras maestras Los desastres de la guerra es un poderoso recordatorio de que aquellos que tienen menos que decir sobre lo que nos ocurre a los humanos sufren las consecuencias más graves.
El arte que crea conciencia sobre el estado de nuestro planeta puede ser especialmente importante en el mundo de hoy (…) Debemos despertarnos; Esta pandemia nos ofrece la oportunidad de darnos cuenta de que el camino que nosotros como humanos hemos tomado, un camino que ha hecho que nuestros líderes sean incapaces de enfrentar, y mucho menos revertir, el cambio climático o alterar la forma en que tratamos a nuestras criaturas, provocará un caos infinito. El arte importa si los artistas usan sus talentos para ayudarnos a encontrar nuestro camino". Amén, Judy.