No me puedo imaginar lo que debe ser vivir en primera persona una guerra. Vivir en el miedo y en la inseguridad absoluta. Donde tu vida o la de tus seres queridos no vale nada. Ojalá la experiencia y la memoria del desastre humano de las antiguas guerras sirvan para que nazca la paloma del sentido común, la que nos puede llevar a la paz.