No hay generación que no le conozca. A sus 67 años Jackie Chan sigue siendo el actor por excelencia de las películas de artes marciales que no tuvo una infancia precisamente sencilla, pero desde temprana edad ya sabía actuar, cantar, bailar, y por supuesto, dar rienda suelta a las artes marciales que tantas alegrías en el cine le han dado. Tras décadas en la gran pantalla e incluso después de haber recibido un premio Óscar honorífico, ahora parece tener un nuevo objetivo: la política, y eso que en su pasado ha sido crítico con la política de China.
Tal y como explica Variety, hace unos días Chan acudió a un evento de la Asociación de Cine de China en el que se homenajeaba al presidente del país, Xi Jinping, y donde se celebraba el centenario del Partido Comunista de China, con el que décadas atrás el actor fue bastante crítico pero con el que ahora no oculta su simpatía y cercanía hasta el punto de declarar sus intenciones de unirse al partido como un militante más.
Fue precisamente en ese evento donde dejó caer su simpatía y sus intenciones de pasar de la actuación a la política. "Cuando estoy en el extranjero a menudo digo que estoy orgulloso de ser chino, pero en realidad os envidio por ser miembros de este partido. Creo que el Partido Comunista de China es realmente magnífico. Lo que el partido dice, lo que promete, no necesita 100 años para lograrlo porque lo conseguirá en unas décadas. ¡Quiero ser miembro del partido!", contó en aquel acto el artista marcial con una propuesta bastante firme ante la mesa para lo líderes del partido.
Mientras prepara su posible salto a la política, Jackie Chan no pierde de vista la interpretación, aunque su presencia ya no es el gran reclamo que era hace unas décadas, siendo uno de sus últimos trabajos 'El dragón de los deseos', una película animada en la que puso voz a uno de los personajes.
Hace unos años el actor publicó sus memorias, donde no tuvo reparos en tratar los puntos más oscuros de su vida tras las cámaras. En sus inicios, Chan reconoció que la inmadurez le hizo gastar grandes cantidades de dinero en juegos de azar, artículos de lujo, prostitutas o alcohol, que combinaba con los grandes coches que se compraba para conducirlos totalmente ebrio.
A ello también se le sumaron unas confesiones sobre el trato que durante años le dio a su esposa, donde no solo habla de infidelidad, también contó que le escondía dinero porque, en sus propias palabras, pensaba "que era una cazafortunas". Aunque cree que con el tiempo ha podido compensarle a su familia los malos episodios, reconoce haberse portado mal con ellos hasta el punto de que cuando su hijo solo era un bebé, lo lanzó contra el suelo mientras tenía un brote de rabia.