Muere Mario Camus: el director que hacía brillar a sus actores

  • El cineasta ha logrado entrar en la historia del cine español poniendo en valor el talento de nuestros intérpretes.

  • 'La colmena' reunión al 'dream team' actoral de la época: ningún actor quiso quedarse al margen del proyecto.

  • Bajo las órdenes de Camus, Paco Rabal y Alfredo Landa lograron ex aequo el premio al mejor actor en Cannes por 'Los santos inocentes'

El cineasta Mario Camus ha fallecido en Santander a los 86 años tras una larga enfermedad. Creador, junto a Carlos Saura o Basilio Martín Patino, del Nuevo Cine Español apenas iniciados los 60, la carrera del director incluye una treintena de películas, numerosos guiones y producciones para la televisión y premios tan importantes como el Oso de Oro del Festival de Berlín y el Goya de Honor.

Pero si algo ha distinguido su trayectoria, una de las improntas más sólidas de nuestro cine, ha sido su reconocimiento hacia una parte fundamental de la industria: los actores. "Nadie puede reflexionar en este oficio sin pensar en los actores", señalaba en su discurso al recibir, en 2011, el Goya. El oficio de interpretar siempre generó un gran respeto en el cineasta. Prueba de ello son sus dos películas más aclamadas: 'La colmena' y 'Los Santos Inocentes', dos obras corales en las que los espectadores pudimos disfrutar del enorme talento de esos actores 'de toda la vida' que Camus había logrado reunir.

'La colmena', de proyecto ambicioso a historia del cine español

Paco Rabal, José Luis López Vázquez, Ana Belén, José Bódalo, Agustín González, Concha Velasco, Charo López y el propio Camilo José Cela, autor de la novela, protagonizan, entre otros, esta película, triunfadora en el Festival de Berlín de 1983.

A Camus, escritor en sus inicios ("me gustaba, pero con los libros no se ganaba nada", ha comentado en alguna entrevista) y admirador de la obra de Faulkner y Carmen Martín Gaite, no le costó adaptar esta novela sobre la posguerra española al cine de la entonces recién estrenada democracia.

La película, de hecho, se convirtió en el proyecto más ambicioso abordado hasta ese momento en el cine español. Junto a Camus, el productor José Luis Dibildos logró hacer que coincidieran el mundo desangelado del Madrid de posguerra con la historia de nuestra cinematografía encarnada en actores veteranos y estrellas en plena cresta de la ola. ¿Cómo se obró el milagro? ¿Cómo fue posible reunir a los mejores en una película coral en la que, necesariamente, no habría un protagonista claro y las apariciones serían cortas?

Camus rechazaba hablar con la prensa casi tanto como quería a sus actores. Son ellos y el propio productor los que nos dan las claves de por qué pudo producirse. "Los actores de la película son los que más admiro. Y debo decir que unen sus cualidades profesionales a las humanas, y que querían participar en la película, aunque fuera en pequeños papeles", explicaba a El País José Luis Dibildos en los días previos al estreno.

Los actores se mostraban aún más entusiastas: "La colmena' corría el peligro de que los actores, por esa cosa del nombre, tendiéramos a enfatizar. Pero Mario tuvo la inteligencia de dejarnos fluir como una una corriente subterrránea para que estuviéramos al servicio de la historia general", señalaba José Sacristán antes de afinar con lo mejor del director: "un rodaje es como un barco, y solo navega bien si tiene un buen capitán". Se ve que Camus lo era.

'Los santos inocentes', la consagración de Paco Rabal y Alfredo Landa

¿Quién que esté en sus 50 no recuerda el "¡Milana bonita!" de Paco Rabal en 'Los santos inocentes'? Por una finca perdida de Alburquerque (Badajoz) corrían Azarías (Rabal) y Paco el Bajo (Alfredo Landa). La labor de ambos actores mereció ex aequo el premio al mejor actor en la edición de 1984 del festival de Cannes.

'Los santos inocentes' lo tenía todo para que Mario Camus quisiera liderar el proyecto: una buena novela (una de las obras cumbres de Miguel Delibes), una historia entonces poco contada, pero necesaria, y la posibilidad de poner en valor talentos como los de Rabal y Landa, pero también los de Terele Pávez o Juan Diego.

Mostrar las vivencias de una famila de desharrapados al servicio de unos señoritos extremeños parecía arriesgado. Pero el productor, Julián Mateos, no se equivocó. La película fue un verdadero éxito de recaudación: supero los 500 millones de pesetas (cerca de tres millones de euros), convirtiéndose en ese momento en la película más taquillera del cine español.

Para las carreras de Rabal, pero sobre todo para la de Landa, supuso también un antes y un después. "Yo llegué a aquel rodaje un poco en plan príncipe porque venía de hacer 'La colmena', que había sido otro éxito", afirmaba entonces el actor de Águilas. Para Landa, fue el reconocimiento definitivo del público y de la profesión. El rol de 'macho ibérico' de otras películas alimenticias quedaba atrás. La película logró la redención de muchas cosas. Fue un impulso para la industria, superaba, nuevamente por obra y gracia de Camus, la eterna discrepancia entre las novelas y sus adaptaciones cinematográficas, y colocó la labor de sus actores a la altura de los grandes trabajos. Fue el propio Delibes el que supo explicarlo mejor: "A Mario, que triunfó y me triunfó", escribió en una dedicatoria a Camus. En realidad, el director supo 'triunfarlos' a todos.