Paco Tomás o cómo vivir siendo gay en los 70, 80, 90 y 2000: "La Movida la vivieron cuatro, para el resto era un infierno"

  • El periodista y escritor acaba de publicar su nueva novela 'Coto privado de infancia' (Planeta), un relato de autoficción entre finales de los 70 y la actualidad

  • "Aprendimos que nunca íbamos a tener amor y nadie te iba a querer, lo máximo que se podía conseguir era que te dieran una paliza"

  • "No sirve de nada que salgas del armario y las familias sigan pendientes del que dirán"

'Maricón'. Probablemente sea una de las palabras que más se repiten en 'Coto privado de infancia' (Planeta), la segunda novela del periodista y escritor Paco Tomás que, lejos de huir del insulto que marcó su infancia, lo lleva en la camiseta que se ha puesto para esta entrevista. "Hay que apropiarse del insulto. En los 70 me lo gritaban y me hacía sufrir, ahora me lo pongo en una camiseta", dice. Para esta novela juega con la autoficción, un relato que salta en el tiempo entre finales de los 70 y comienzos de los 80 y la actualidad sobre la vida de Tomás Yagüe.

Una novela personal, aunque acompañada de hechos ficcionados, no es sencilla de escribir y el periodista admite que le constaba enfrentarse a ese dolor hasta que "en unas navidades mi madre me pidió perdón", fue entonces cuando pensó que en sus vivencias había una novela que ya es una realidad y que, en un principio, no iba a llamarse 'Coto privado de infancia', propuesta de su amigo Máximo Huerta, sino que iba a titularla 'Flores y mierda'. Una historia dura en la que relata cómo era ser un niño gay en los 70. ¿Y en los 80, los 90 o a comienzos de los 2000? Paco Tomás hace un repaso por sus propias vivencias, porque él mismo lo dice: "no puedo hablar como si tuviese la potestad para hacerlo en nombre de toda la comunidad LGTBI+ de la España de aquellos años".

Los 70, el infierno

Cuando a alguien se le pide que recuerde momentos de su infancia tiende a irse a instantes felices, pero a Paco Tomás no le ocurre eso. Cuenta haber tenido que hacer "serios esfuerzos de memoria para encontrar momentos felices durante mi infancia, que los hubo, pero los malos fueron tan fuertes que anulaban los buenos". Los 70 los define como el infierno. No tenía ni referentes ni aliados y en el colegio sufría el constante acoso de sus compañeros sin que "ningún profesor, jamás, me defendiera".

En su familia tampoco encontró entonces una aliada porque "mantenían ese silencio. Estaban educados en una sociedad que les había dicho que eso era malo, por lo que, si intuían algo, era casi peor".

El periodista recuerda que era un niño con una "expresión de género totalmente distinta a lo que se entendía que era la masculinidad, ser un hombre". Por suerte hoy existen referentes, pero la sociedad sigue siendo patriarcal, como en los 70, en la que se ve "como una amenaza todo aquello que no se corresponda con la masculinidad hegemónica. ¿Qué es ser un hombre? Desde luego lo que nos dijeron que era ser un hombre en toda la historia de la humanidad, no. Y hay que desmontarlo para que no haya niños de siete años que en cuanto ven algo que no se corresponde con lo que les han enseñado que es ser un hombre utilicen el 'maricón' para atacar".

Los 80, sobrevalorados

Para muchos los 80 fue una década de revolución, para Paco Tomás fueron los años de su adolescencia y los primeros de su juventud, pero no vivió la movida madrileña. "Los 80 decíamos que eran la leche y están muy sobrevalorados. La movida la vivieron cuatro y uno con un tambor. Para el resto de Madrid y de España seguía siendo un infierno espantoso".

El autor recuerda perfectamente que en aquellos años había gente que "se ponía en las puertas de los cines para que no fueses a ver películas como 'Yo te saludo, María'", así que para un niño o adolescente gay, lesbiana o trans en los 80 poco cambiaba, "estaba igual de puteado que en los 70". La España revolucionaria y de color que se vendió la vivieron unos pocos, "podías a llegar a disfrutarlo, pero fue un invento para ocultar cómo nos colaban el neoliberalismo", dice.

En los 80 sus compañeros de instituto vivían su primer amor, cosa que él no. En aquel momento el concepto de amor romántico era la única forma de amar, "ahora sabemos que ese modelo tiene muchas cosas tóxicas", reflexiona, pero entonces era lo que se buscaba. "Asumíamos que nos era negado por naturaleza, aprendimos que nunca íbamos a tener amor, que nadie te iba a querer, que lo máximo que se podía conseguir era que un día te dieran una paliza y luego te encontraran tirado en un callejón".

Te das cuenta de que el armario no es tan cómodo

Los 90, la revolución

La libertad real tardó en llegar. Fue en los 90, aunque había salido del armario a finales de los 80, cuando se sintió así, cuando no se ocultaba y comenzó a enfrentarse y a trabajar su homofobia interiorizada, por eso la llama "la década de la lucha interior, con todo lo que te han dicho que debía ser y con lo que eres. No es una pelea fácil".

Pero esa libertad no era total. Sabía que su salida del armario podía generar un conflicto en su familia, por lo que decidió vivir su homosexualidad libremente fuera de su casa, con total naturalidad, pero cuando llegaba a su casa "me metía en el armario otra vez, no me suponía ningún conflicto. El conflicto empieza cuando tus padres hacen comentarios homófobos o te preguntan si no tienes novia. Te das cuenta de que el armario no es tan cómodo". Un armario que, como cada vez pasaba menos tiempo en su casa familiar, solo visitaba algunos "ratitos". Ni siquiera llegó a salir directamente, fue su madre la que le preguntó si su novio era su novio. "Pensé que eso no lo iba a peguntar en la vida, pero cogió y lo hizo".

No es hasta los 2000 cuando se verbaliza en el ámbito familiar. En el libro dice claramente que las familias también tienen que salir del armario porque "no sirve de nada que lo hagas tú y las familias sigan pendientes del que dirán. Siempre habrá alguien que se acerque a tu madre y diga que te ha visto con un chico. Si tu madre no es capaz de enfrentarse a eso y se avergüenza o se siente incómoda no sirve de nada. Tiene que salir contigo y dar la cara ante un comentario externo".

Los 2000, la conciencia política

Hace ya 22 años que entramos en el nuevo mileno, los 2000, un momento en el que Paco Tomás tiene claro que es cuando "tomo conciencia de lo que significa ser marica, de lo que significa nuestra orientación sexual y la comunidad LGTBI+. Cada una tiene su propio universo, pero nos tenemos que apoyar entre todas y luchar contra el enemigo, que sigue siendo el mismo que en los años 70”.

Hasta ese momento solo se había preocupado por ser gay y del resto de hombres gais, pero fue entonces cuando se percató de que era "mi obligación conocer a las mujeres lesbianas, a las identidades trans, entender a las personas bisexuales, a las no binarias… Todo eso aparece en los 2000, cuando comprendemos que como maricas blancos estamos muy cerca de la cúspide de la pirámide patriarcal y tenemos que comprometernos con el resto de las comunidades". En especial menciona a las mujeres trans que, mientras él tenía un armario donde esconderse, "ellas nunca lo han tenido y han dado la cara por nosotros".

De los 70 a 2022 van más de 50 años. Por eso mismo, si hay algo que a Paco Tomás le preocupa es que, en la actualidad, en este Orgullo, la reivindicación sea contra discursos de odio que ya existían en los 70 y parecían superados. "Hay personas que trabajan cada día para que se nos devuelva a la casilla de salida. Por eso es importante el activismo y la conciencia política de lo que significa pertenecer a la comunidad LGTBI+, porque hay gente esperando para quitarte tus derechos cuando solo disfrutas de un trocito de libertad. No se puede bajar la guardia".