Cuatro amores, cuatro hijos y un gato: el entorno cercano de Fernando Sánchez Dragó, que ha muerto a los 86 años

Fernando Sánchez Dragó ha muerto a los 86 años de un paro cardíaco en su residencia de Castilfrío de la Sierra, en la provincia de Soria, según han confirmado fuentes familiares. Autor de casi un centenar de libros, presentador de programas de radio y televisión, protagonista de una ajetreada vida sentimental, y experto en embarcarse en todo tipo de polémicas, Sánchez Dragó nunca dejó a nadie indiferente.

El escritor siempre solía salir con mujeres mucho menores que él. De hecho, la última pareja que se le conocía era  Emma Nogueiro, que tiene 29 años. Sus cuatro hijos de distintas madres tienen edades bastante dispares. El mayor, Alejandro, ya tiene 62 años, le sigue Ayanta de 54, Aixa de 41 y el más pequeño, Akela, de tan solo 10 años, fruto de su unión con Naoko, su última esposa.

Una boda en la cárcel

Hijo de de Elena Dragó Carratalá y del periodista Fernando Sánchez Monreal, que murió antes de nacer él, la azarosa vida sentimental de Sánchez Dragó comenzó muy pronto. En su vida ha tenido numerosas novias y amantes, pero su primera esposa fue Elvira, con la que protagonizó un curioso enlace. "Cometí el disparate de casarme en la cárcel", confesaba en una entrevista con Risto Mejide. Con ella tendría a su hijo Alejandro. Más adelante, conocería en Italia a su segunda esposa, la profesora de Historia y Filosofía italiana Caterina Barilli, con la que tuvo a su hija Ayanta, que también sería escritora e incluso llegó a ser finalista del Planeta.

Después sería la periodista Anna Grau quien quedaría prendada de la cultura y formación del escritor, quien llegó a decir que “por primera vez en toda mi vida con una mujer un pacto de fidelidad, no sólo de lealtad”. Anna, por su parte, afirmaba que él había obrado “el milagro ha sido dejar atrás décadas de orgasmos más fingidos”. De su relación con la francea Martine Sáiz Pee, nació su tercer hijo, Aixa.

Naoko y la paternidad a los 75

Otra relación que ha marcado decisivamente al autor es la japonesa Naoko, a la que conoció en 1995 y era 38 años más joven que él. De la relación que mantuvieron nacería su cuarto hijo, Akela, en 2012. "Era una alumna mía", le dijo a Risto Mejide en referencia a su tercera esposa, a la que estuvo unido durante dos décadas. Desde el punto de vista del sexo, Sánchez Dragó admitía que "fue muy placentero, más que con otras relaciones" y que "no era celosa, consentía mis infidelidades".

Cuando el escritor ya tenía 78 años empezó a salir con una joven de 24 años, Laura Celeiro, que se enamoró localmente de él viendo una entrevista en el 'Chester' de Mejide, llegando a dejar su vida de lado para adaptarse a la de él. “Empezamos a escribirnos mails hasta que quedamos y cuando yo la tuve a cinco centímetros de mí, me agarró el corazón. Laura es preciosa. Dejó Valencia y ahora vivimos juntos en Madrid”, contaban a Vanitatis hace unos años.

Emma Nogueiro, su último amor

Tras estas tres relaciones estables que terminaron en ruptura, Fernando volvió a encontrarse con el amor de la mano de Emma Nogueiro, 57 años más joven que él, que, según ella misma admite, no le soportaba antes de conocerle. Sin embargo, su pasión conjunta por los gatos -uno llamado Nano aparecía en su último mensaje en Twitter-, la política y la tauromaquia fue más fuerte.

El escritor presumía entonces de lo satisfecho que estaba con su vida sexual: "Te doy mi palabra de honor, y una vez más me van a poner a parir y se me van a comer, y una vez más me remito al testimonio ajeno que yo, por ejemplo, con mi novia actual llega a tener 18, 20 o 22 orgasmos en una sesión de sexo". Los medios especularon con su boda, pero lo cierto es que Dragó no había firmado aún el divorcio de Naoko.

Polémicas sin filtros

En una de sus polémicas últimas intervenciones en redes sociales hizo alusión a su tardía paternidad para referirse a la de Ana García Obregón: "Mi hijo pequeño tiene diez años y yo ochenta y seis. Fue concebido a pelo, sin más, como toda la vida, como se ha hecho siempre...".  "El recipiente entiendo que no tiene 68 castañas...", le rebatió un tuitero, a lo que él contestó: "Si hubiese tenido la edad que usted indica, no habría hecho el amor con ella".

Muchos internautas le afearon su reacción "asquerosa y de mal gusto", y otros aprovecharon para recordarle una de sus polémicas más controvertidas, cuando en uno de sus libros reconoció que se había acostado con niñas de 13 años durante una estancia en Tokio en los años setenta.

"En Tokio, un día, me topé con unas lolitas, pero no eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rimel, tacones, minifalda... Tendrían unos trece años. Subí con ellas y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter, la otra se me trajinaba”, escribía en libro ‘Dios los cría… y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción’. Tras el revuelo, el escritor matizó sus palabras y negó que hubiera tenido relaciones sexuales con menores, indicando que la historia estaba “literaturizada” y que “los trece años era una forma de hablar”.