Ségurant, el caballero olvidado de la Mesa Redonda: la fascinante historia descubierta por un investigador francés

  • Emanuele Arioli ha reconstruido la vida desconocida de un joven celta que se sumó a la corte de caballeros del rey Arturo

  • Un manuscrito incompleto le dio la primera pista de su existencia y emprendió un estudio que ha durado diez años

  • Encontró finalmente 28 fragmentos con los que ha podido reconstruir la historia en una novela de caballerías, un cómic y un documental

Los amantes de la leyenda artúrica creían saberlo todo acerca de los caballeros del rey Arturo que salen en busca del Santo Grial. Sabían del sabio Bedevere, que fue el primero en unirse, y también de Sir Galahad el Puro, del valiente Sir Lancerot o Sir Robin, algo menos valeroso que el anterior. Igual le ocurría a Emanuel Arioli, profesor de Lengua y Literatura Medieval de la Universidad Politécnica de Hauts-de-France. Jamás pensó que a la leyenda de hombres leales que acompañaban al mítico rey británico le faltaba un caballero olvidado, Ségurant. Menos aún que él sería el autor del hallazgo.

Paleógrafo, archivero y, sobre todo, fascinado por las escrituras antiguas, un buen día, curioseando unos documentos en la Biblioteca Arsenal de París, dio con un manuscrito de unas pocas líneas en verso que hacían referencia a un personaje del que Arioli no había oído hablar jamás. Era el llamado manuscrito 5.229, perteneciente a una colección de la leyenda del Rey Arturo. Entrelazada con las profecías de Merlín, se insinuaba la existencia de este desconocido caballero, pero el manuscrito, incompleto, se detenía en mitad de una frase. Fue su primera pista y el inicio de una búsqueda que le ha llevado más de diez años en los que ha consultado unas 6.000 colecciones en bibliotecas de Francia, Italia, Reino Unido, Alemania, Bélgica y Estados Unidos.

Demasiadas piezas para completar el puzle

No hace falta decir que su primera intuición se convirtió en obsesión. Iba encontrando textos que por sí mismos carecían de significado, pero su paciencia le permitió reunir 28 fragmentos, suficientes para reconstruir su interesante biografía en una novela de caballerías que lleva por título: 'Ségurant, el caballero del dragón'.

Su entusiasmo crecía a medida que iba encontrando una pieza nueva para su complejo e inédito puzle. Ni imaginaba que la leyenda del rey Arturo y sus caballeros de la Mesa Redonda, popularizada en el siglo XIII, por el poeta Chrétien de Troyes, podía reservarle este secreto. Este escritor francés, padre de la novela occidental para algunos, hizo un retrato exhaustivo de cada uno de los caballeros de la Mesa Redonda que emprendieron la búsqueda del Santo Grial en Francia durante los siglos XII y XIII.

La leyenda artúrica había nacido de los relatos míticos de origen celta centrados en el personaje del Rey Arturo. Eran cuentos que transmitían oralmente los bardos, esas personas encargadas de relatar poemas, leyendas y aventuras fabulosas de sus pueblos en largos poemas recitativos. Desde finales del siglo XII, en Europa tomaron forma principalmente tres grandes temas: la caballería de la Mesa Redonda, la leyenda del Grial y la de Tristán e Isolda. Durante siglos siguieron inspirando a artistas y creadores.

El misterio de los manuscritos

Según ha comprobado el investigador tras diez años de estudio, el 90% de los manuscritos medievales se perdieron. Con la llegada del Renacimiento, las historias de caballeros decayeron y a los copistas solo les interesaban ciertos episodios. La historia de Ségurant debió de ser una más de las profecías de Merlín y este tipo de libros se consideraron prohibidos, por lo que acabaron en la hoguera.

En Venecia encontró, en una versión de 'Las Profecías de Merlín', un bestseller sin autor de finales del siglo XXIII, una mención a este caballero. En la biblioteca de Turín, devastada por un incendio en 1904, pudo exhumar seis manuscritos que habían sido rescatados de las llamas. En Bolonia algún fragmento más, igualmente dañado por el tiempo, pero con datos reveladores. Texto a texto, pudo llegar hasta el final de la vida del caballero más desconocido de la Mesa Redonda: Ségurant mata al dragón y consigue liberarse de la mala suerte.

¿Qué ha descubierto de él?

Los caballeros de la Mesa Redonda, que gritaban "¡Un reino, un rey, una fe!", simbolizan la esperanza de paz y la vuelta a magias y ritos ancestrales. Entre ellos, debió de incluirse este joven celta de misteriosos ojos de dos tonos que descubre que desciende de una bruja legendaria. Arioli le describe como buen comedor, valiente y nacido en una isla lejana. Su mayor deseo es formar parte de la corte del rey Arturo y pasar a la historia como el mejor caballero del mundo. Después de cruzar los mares y tierras inhóspitas llega hasta Winchester, donde se aloja la corte del rey.

Ségurant superaba a todos los demás caballeros en fuerza y valentía y se alzaba con la victoria en todos los torneos de caballería. Pero el hada Morgana le lanza un hechizo y le condena a perseguir a un dragón que escupe fuego haciendo creer a todos que Ségurant nunca existió, sino que era parte de un espejismo. Con todos los documentos en su mano, Arioli ha descrito un héroe diferente de los que protagonizan hazañas para una dama y lo ha ilustrado con copias de los manuscritos originales.

El autor, un investigador insaciable

Hijo de médico y matemática, el autor nació en La Lombardía (Italia). Cultivó su pasión por los viejos manuscritos en la Escuela Normal de Pisa y aprendió a hablar francés leyendo 'En busca del tiempo perdido', de Proust, para continuar sus investigaciones.  Estudió teatro y canto en París y ha llegado a hacer cameos en algunas series. Antes de interesarse por Ségurant, estudió la epopeya de Carlomagno y la desarrolló en un libro y un documental, igual que ahora con el nuevo caballero de la Mesa Redonda. Además de autor del libro, es coautor del documental 'El caballero del dragón', el mismo título de la novela. Y tiene también previsto presentar su descubrimiento en un cómic, un álbum familiar y un audiolibro. Para Arioli, su mayor satisfacción es poder añadir una obra más a esa literatura que ama y enseña.