Las cartas que Lorca, Miguel Hernández o Gardel escribieron a sus madres: "Vieja querida, te quiero mucho"

  • El libro 'Cartas a la madre' descubre en cientos de personalidades ilustres al niño necesitado del cariño materno

  • La carta de Miguel Hernández en prisión, antes de morir; la tristeza de Machado ante la enfermedad de su esposa; la complicidad de Lorca o el amoroso cuidado de Carlos Gardel a su "vieja" forman parte de la selección

  • En el Día de la Madre, olvidémonos del whatsapp y escribamos una carta de amor a la mujer que más nos quiere

"Para todas las madres del mundo, vivas, añoradas y por venir". Con esta dedicatoria arranca el libro 'Cartas a la madre' (Penguin Random House), de Nicolas Bersihand, una selección de las misivas más emocionantes escritas por artistas, escritores, músicos, filósofos y políticos a lo largo de la historia. Todas ellas muestran las relaciones a veces complejas, pero siempre incondicionales, del vínculo materno-filial.

Hemos escogido cuatro cartas que descubren, bajo el personaje ilustre, al niño necesitado de cariño. Leamos estos pedazos de intimidad, reconozcámonos en ellos y, ¿por qué no?, animémonos a escribir cartas. Nuestras madres se lo merecen.

Miguel Hernández: "Madre, me acuerdo mucho de ti"

El 5 de enero de 1942 el poeta, encarcelado en la prisión de Alicante, decide escribirle una carta a su madre, Concepción Gilabert. Quizá conmovido por esa Noche de Reyes siniestra que le tocó vivir, Miguel Hernández le dedica unas líneas llenas de cariño, complicidad y ánimo. Aunque intenta tranquilizarla, tal vez sospecha que moriría pronto: el 28 de marzo de ese mismo año.

"Mi querida madre:

Me encuentro francamente mejor. Un poco débil, como advertirás en la letra, pero dispuesto a ponerme bien pronto, y, además, fuerte. Ha sido un principio de tifus, según el resultado del análisis de sangre que se me hizo. Hoy ya no existe ningún peligro. Tengo ganas de tener unas letras tuyas y saber de ti, de la tía Antonia y demás familia. No quiero que se te ocurra venir hasta que llegue el buen tiempo, a pesar de las ponerme bien prontoganas tan grandes

Madre, me acuerdo mucho de ti. No sufras, come, cuídate y ya vendrán mejores tiempos. Ya estoy aquí en la vendrán mejores tiemposenfermería de la prisión

Bueno, vieja, se me cansa la mano y te voy a abrazar, no es muy fuertemente, porque no puedo, pero sí con las te voy a abrazarfuerzas necesarias

Te saluda y abraza otra vez tu hijo Miguel".

Lorca: "No te disgustes, tontica, pero escribir cartas es un latazo"

En 1920, Federico García Lorca está en Madrid, en la Residencia de Estudiantes donde fraguaría, junto a Alberti, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre o Luis Cernuda la Generación del 27. El padre del poeta quiere traérselo a Granada para protegerle de los 'felices 20' madrileños, pero Lorca se resiste y busca el apoyo de su madre, Vicenta Lorca Romero.

"Queridísima mamá:

Le he escrito a papá una carta dándole mis acertadas razones para convencerlo de que debe dejarme aquí. Ya verás sí tengo o no razón. Ir a Granada para estar en el café Alameda y oír multitud de majaderías es cosa inaguantable dada la vida buena y seria y provechosa que hago aquí. No te disgustes, tontica, conmigo porque te diga que escribir cartas es un latazo; ya sabes muy bien de qué manera lo digo y que era exceptuando a vosotros. Las acertadas razonesmultitud de majaderías vida buena y seria y provechosaexceptuando a vosotrosfiestas de Eslava

En este ambiente la holgazanería es difícil porque como todos trabajan no hay más remedio que trabajar. El que va por malos caminos, mamá, es porque es mala persona y canalla... Yo te ruego que leas la carta de papá y pienses también en lo que digo. Gracias por todo, especialmente por los calcetines. Desde hoy no volveré a decir que una carta es un latazo. Adiós, querida mamá, besos a mis hermanos y demás familia y no hay más remedio que trabajar.Gracias por todosabes que te quiere mucho

Antonio Machado: "No puedo ocultarte mi sufrimiento"

A finales de junio de 1912, Antonio Machado se encuentra en Soria junto a Leonor, su joven esposa. La pareja ha tenido que volver precipitadamente de París cuando Leonor es diagnosticada de tuberculosis. En la carta que escribe a su madre, Ana Ruiz Hernández, el autor de 'Campos de Castilla' se muestra deseoso del reencuentro familiar y, sobre todo, muy triste: Leonor, de apenas 17 años, empeora cada día. Murió en la ciudad castellana dos meses después de esta carta, en agosto de 1912.

"Queridísima mamá:

Leonor se encuentra un poco repuesta de la última crisis. Yo he llegado a concebir la esperanza de que, si se acentuara un poco su mejoría y cobrase alguna fuerza, pudiéramos ir a Madrid para que Hausser y algún especialista la tratase. Excuso decirte cuánto placer sería para mí tenerte aquí. Mucho me entristece el haberte inquietado y entristecido tanto en mi última carta. Sería en vano que yo tratase de ocultar mi sufrimiento; pero también has de tener en cuenta que con las grandes calamidades vienen las grandes resignaciones; que yo tengo el consuelo de poderme concebir la esperanzacobrase alguna fuerzacuánto placerocultar mi sufrimientograndes resignacionesconsagrarme a cuidarla

Te digo esto porque creo que sientes al par que la tristeza natural por la enfermedad de Leonor una gran inquietud imaginando en mí un estado de ánimo vecino de la desesperación. No. tristeza natural enfermedad de LeonorMi tristeza es grandísima

Así pues, queridísima mamá, no te acongojes por mi situación, el golpe terrible para mí fue el que llevé en París, cuando la enfermedad de Leonor nos hirió como un rayo en plena felicidad. Nuestro ánimo, al fin, se adapta a todo. Además, la felicidad es simplemente una golpe terriblenos hirió como un rayocuestión de egoísmo o de inconsciencia

Mil abrazos a todos y mil besos para ti de Antonio".

Carlos Gardel: "Antes de casarme, lo consultaré con usted"

Carlos Gardel, también conocido como 'El Mago', 'El Mudo' o simplemente 'Carlitos', encarna en sí mismo la historia del tango. Famosísimo como cantante, compositor y actor, la vida del artista da para varias películas. La más entrañable sería, sin duda, la que protagonizaría con su madre, Berthe Gardes, su "vieja querida".

"Vieja querida:

A pesar de mis promesas, no he podido todavía ir a Toulouse, a visitar la tumba de nuestros mayores. Perdónele la postergación de este propósito a su hijo, que la quiere mucho y se siente un poco solo

Desde el mismo día de mi llegada, he tenido que trabajar muchísimo. Nos presentamos en un teatro céntrico la semana que viene, y hay que ensayar mucho. Por otra parte, ahora me llega otra propuesta para hacer cine. Hay mucha plata en juego, madre, y más que eso, se juega en esta partida hay que ensayar muchopropuesta para hacer cine.el porvenir de su Carlos

¡Si ya me parece que hace mil años que no la veo pese al poco tiempo que llevamos separados! Quiero pedirle por favor que no se fije en gastos; llame a otra muchacha más para que la atienda en la casa y esté todo el día a su lado. Así habrá quien vele por usted de noche. Ya llegará el tiempo en que su Carlos esté todo el tiempo a su lado, sin necesidad de que hace mil años que no la veono se fije en gastosquien vele por usted de nochenadie extraño la cuide

No le preste oídos a las habladurías de la gente. Sé que un diario publicó la noticia de que me pensaba casar aquí en Francia. Le aseguro que no hay nada de cierto en eso. No me olvido de la promesa que le hice a usted. Antes de casarme, lo consultaré con usted, y le habladurías de la genteNo me olvido de la promespresentaré a la mujer elegida

Ahora, viejita, perdóneme la brevedad de la carta. Tengo que ir a ensayar nuevamente. Reciba el abrazo más grande