Escribir en confinamiento: el método de cinco autores consagrados para inspirarse en cuarentena

  • Santiago Posteguillo, Dolores Redondo, Juan Eslava Galán, Ángeles Caso y Manuel Vilas nos cuentan cómo se enfrentan al proceso de escribir una novela y cómo superan las dificultades.

  • Si estás aprovechando este tiempo para escribir tus cosas, inspírate en sus trucos creativos

  • ¿Esta situación inspira? ¿Cuándo un libro es bueno? ¿Qué hago después? ¿Y si me trabo?

Ahora que el virus ha dado la vuelta como un calcetín a nuestras vidas, quizá te has planteado empezar a escribir un diario, unos apuntes, un cuento o incluso esa novela que revolotea en tu cabeza y que siempre queda para más adelante. Pero escribir no es fácil, por eso hemos pedido a cinco autores que han vendido millones de libros, Santiago Posteguillo, Dolores Redondo, Juan Eslava Galán, Ángeles Caso, y Manuel Vilas, que nos cuenten cómo consiguen que sus lectores disfruten, aprendan, se diviertan, y sientan todo tipo de intensas emociones con lo que escriben.

¿Esta situación inspira?

Santiago Posteguillo. No. A mí me crea incomodidad y me dificulta más la concentración. Me inquieta que la gente no tenga trabajo, o que estemos tan preocupados por los más mayores, pero ya que estamos así, intento concentrarme y escribir.

Dolores Redondo. Sí, claro que es inspirador. Lo que está pasando nos hace replantearnos toda la vida, posicionarnos en el mundo ante la naturaleza y priorizar lo que realmente es importante para cada uno.

Juan Eslava Galán. La situación es muy literaria, pero a mí no me motiva especialmente. Además, como soy población de riesgo, me dedico a leer muchos libros que tenía atrasados.

Angeles Caso. Estoy en medio de una nube de ideas, de reflexiones de análisis sobre lo que está pasando, pero yo me fío poco de las obras creadas en medio de la vorágine. Creo que el pensamiento y la creatividad necesitan más tiempo para que todo se deposite en nuestras mentes y de ahí surjan ideas profundas y sustanciosas sobre lo que está pasando.

Manuel Vilas. Se me ha metido la pandemia en la novela que estoy escribiendo. Yo no sé escribir sin escuchar lo que pasa por el mundo, y ahora que se ha roto el mundo, la situación es angustiosamente inspiradora.

¿Cómo es tu proceso de escritura de un libro?

Santiago Posteguillo. En mi caso lo primero que hago es pensar en qué personaje voy a recrear. Tiene que ser un personaje que me enamore y que admire, porque voy a pasar muchos años con él. Después de documentarme durante algunos meses, me hago unos 20 o 30 folios con los esquemas de cómo va a ser la novela, y después me pongo a escribir.

Dolores Redondo. Siempre maduro muchísimo la historia que voy a contar. La historia ha vivido mucho tiempo dentro de mí antes de que llegue el momento de contarla y aunque la escritura es un proceso vivo, yo siempre escribo cuando se qué va a ocurrir en toda la historia, cómo son los personajes y qué les va a pasar.

Juan Eslava Galán. Yo soy un autor "mapa", es decir, estudio a base de bien lo que voy a escribir y solo después me pongo a ello.

Ángeles Caso. Yo creo en la inspiración. Cuando escribo es porque hay algo dentro de mi cabeza que no me deja en paz. Nunca he escrito nada que no necesitase escribir. No creo que la escritura sea como un trabajo cualquiera, ni que solo se escribe si trabajas muchas horas con una disciplina férrea.

Manuel Vilas. Yo escribo en casa, generalmente por las mañanas. Las dos primeras horas, de 10 a 12 horas son muy intensas porque tienes el cerebro oxigenado y son muy productivas. Comienzo a escribir intuiciones de carácter narrativo que al darles forma verbal van pidiendo otras. Empiezo a contar una historia a la que se van sumando otras como afluentes de un río que se van sumando y entremezclando hasta confluir en un fenómeno narrativo más amplio que podemos llamar novela.

¿Y si no llega la inspiración?

Santiago Posteguillo. No hay problema. Si hay una escena o unos diálogos que no tengo claros los dejo y voy escribiendo aquellos que tengo más claros, esto me evita los problemas de la página en blanco, pero me obliga a repasar mucho para no resucitar en la página 600 a un personaje que había matado en la 300. De hecho, en la nueva novela ya tengo escrito el final, y esto me ayuda, porque es mi norte, mi guía, sé a dónde voy.

Dolores Redondo. Jamás me ha ocurrido. Tengo diez novelas en la cabeza en este momento esperando en cola para ser escritas. El día que me ocurra, pararé.

Juan Eslava Galán. La inspiración siempre llega cuando te sientas, lo que ocurre es que hay días que a uno le sale mejor el trabajo que otros, pero como al trabajo hay que darle muchas vueltas, cuando soy consciente de que no me está saliendo bien, sigo adelante y ya lo corregiré otro día que esté más inspirado.

Ángeles Caso. En mi forma de entender la escritura, cuando algo me obsesiona se convierte en el centro de mi vida, y al final le dedicas todas las horas del día y más a aquello en lo que estás trabajando con lo que el pánico a la hoja en blanco no se produce.

Manuel Vilas. Si no llega la inspiración, me pongo a leer, a escribir artículos u otros compromisos aledaños a la escritura. En la escritura el tirano eres tú mismo. Un escritor si no escribe, si no tiene un proyecto literario abierto, lo pasa muy mal.

¿Es preciso crear un ambiente propio que propicie la creación literaria?

Santiago Posteguillo. Para mí lo ideal es escribir en una pequeña casa que tengo en el campo entre las sierras Calderona y del Espadán, entre Valencia y Castellón. Suelo tener dos sesiones de escritura, una por la mañana y otra por la tarde, y me viene muy bien pasear antes con mi perro para pensar en lo que voy a escribir esa mañana o esa tarde. Pero una vez hecha la estructura, ya estoy acostumbrado a escribir en estaciones de tren, de AVE, aeropuertos u hoteles de todo el mundo. Hay momentos en que necesito el silencio, pero hay escenas con mucha acción o dramatismo donde me puede venir genial oír a Janis Joplin a tope.

Dolores Redondo. Lo que más me gusta es escribir en mi casa. Escribo en el despacho, en la cocina, en una especie de invernadero que tengo... me voy trasladando por la casa según las circunstancia. He terminado escribiendo en aviones, en trenes, en hoteles, en aeropuertos... pero me gusta tener tiempo por delante para escribir tranquila. Escribo en silencio. Antes escribía de noche, pero una vez que tuve hijos me acostumbré a llevar el horario de los críos, y ahora llevo horario escolar, menos en la última fase de elaboración de la novela, en que estoy casi poseída y ahí no hay horarios que valgan.

Juan Eslava Galán. Yo no necesito nada especial para ponerme a trabajar. Lo hago en cualquier circunstancia, como el que va a la oficina. Trabajo siempre en mi casa. Me levanto temprano y trabajo hasta que se levanta mi mujer. Desayuno, me ducho y sigo trabajando hasta mediodía. Y por la tarde sigo trabajando. Entre lectura y escritura le saco unas 10 horas al día sin ningún problema. Me gusta escribir con música clásica, pero no le presto mucha atención. Es un sonido agradable de fondo, no otra cosa. Para mi escribir es un trabajo como cualquier otro.

Ángeles Caso. Las mujeres escritoras, y en particular las madres escritoras, tradicionalmente tenemos condiciones de trabajo más difíciles que los hombres. Eso de encerrarse en el despacho y decir "a mamá no se la molesta"no se daba en mi caso. Yo he escrito en la mesa de la cocina esperando a que se hiciera la comida y controlando a mi hija. Me gusta escribir en silencio, la música me perturba. La palabra escrita también tiene mucho de música. Me preocupa la sonoridad de lo que estoy diciendo, y si lo hago al mismo tiempo que escucho música se mezclan las dos cosas y no es bueno. Me gusta escribir con ropa cómoda, y me inspiro más en las horas tardías que por la mañana.

Manuel Vilas. Siempre trabajo con música y tengo varias listas en spotify con mezclas sorprendentes desde el barroco alemán a música electrónica. Escribir literatura es también forzar una especia de melodía en una narración. La música me sirve para encontrar sonidos en el lenguaje.

¿Cómo se sabe que un texto está terminado?

Santiago Posteguillo. Cuando lleno el mapa, cuando la estructura está escrita al completo y he completado todas las escenas.

Dolores Redondo. Escribir es como cavar un túnel bajo tierra, sabes que tienes que llegar a ese punto pero no sabes por donde ir. Vas abriendo galerías y apuntalando tus hallazgos, pero a veces te equivocas de galerías y debes condenarlas.

Juan Eslava Galán. Esto es como cocinar. Llega un momento en el que si sigues dándole vueltas al texto, lo estropeas. Suelo hacer tres repasos a lo que escribo. El primero lo leo de corrido; el segundo en el que intento en que las cosas concuerden y tengan sentido, y donde suprimo las páginas que considero aburridas; y el tercero en el que procuro que, además, esté bien escrito.

Ángeles Caso. Yo estoy con Miguel Angel Buonarotti cuando decía "yo nunca termino mis obras, las abandono". Como muchos autores pienso que una obra siempre se puede mejorar, pero cuesta mucho y a menudo te arrepientes luego, pero en algún momento debes entregar tu trabajo.

Manuel Vilas. Te ayudan a saberlo los demás. Cuando aventuras que está terminado se lo dejas ver a personas de confianza o a tus editores, y empieza la tarea de entre todos calcular qué le sobra o qué le falta. En ese momento la intervención del editor es fundamental. Yo valoro muchísimo la intervención de un editor inteligente o de amigos tuyos capacitados para ayudarte con la versión final del texto.

¿Qué se debe hacer con el texto una vez terminado?

Santiago Posteguillo. Se lo doy a leer a mi hermano Javier, abogado y a su mujer, Pilar, que es médico. Son buenos lectores y me dan la primera retroalimentación desde el punto de vista masculino y femenino, y con lo que me dicen ellos corrijo o añado y luego lo mando a mi agente y a mi editora.

Dolores Redondo. Tengo unos lectores de confianza. Uno es Ricard Domingo, que me descubrió cuando era invisible como autora. Luego está mi hermano, mi marido y mi agente, y luego va a mis editores. Siempre hay una diferencia entre lo que querías contar, lo que has contado y lo que realmente pone el texto.

Juan Eslava Galán. Yo tengo siete u ocho lectores que lo leen y tengo muy en cuenta lo que me dicen. Son lectores de distintos niveles culturales, no profesionales, son amigos y familiares.

Ángeles Caso. Yo se lo doy a alguna persona de confianza, pero una o dos como mucho, y con cierto escepticismo. Creo que para ser honesto contigo mismo la única voz importante debe ser la tuya. Si te equivocas te equivocas, pero te equivocas tú. Que lo lea alguien sí, pero tampoco con fe ciega.

¿Cuándo considera que un libro suyo es bueno?

Santiago Posteguillo. Es una sensación que se tiene varias veces. La tienes cuando en el proceso de crear la estructura se te ocurre un giro dramático interesante o la incorporación de un personaje que puede ser fascinante para la narración. También cuando creas una escena impactante, y finalmente cuando en el proceso de revisión te vuelves a emocionar al leer algo que ya está escrito y conoces. En esos momentos generas mucha dopamina.

Dolores Redondo. Jamás, nunca nunca, llega un momento en el que el editor te tiene que quitar el libro, por que si no, estarías corrigiendo eternamente. Debe existir una distancia. Mientras lo estás escribiendo, eres como un perfumista empalagado de tu propio libro, por eso tomar distancia, dárselo a otro, te permite ver otras cosas.

Juan Eslava Galán. A los padres los hijos siempre nos parecen guapos. Tu haces un libro siempre en el límite de tus posibilidades como escritor, pero es cierto que algunos se parecen más a la idea platónica que tú tenías cuando empezaste a escribir. Y luego pasa que un libro que creías que no era nada del otro mundo, le gusta mucho más a la gente que otro en el que habías puesto más esperanzas.

Ángeles Caso. A mi no me ha pasado nunca. Siempre me gustaría haberlo hecho mejor. Los entrego y siento el proceso de publicación con cierta angustia, pero he aprendido a conformarme con esa limitación humana. Nunca se sabe. Yo he escrito novelas que pensaba que no le iba a interesar a nadie y luego han resultado un éxito que no me explico, y al revés. Si los editores supieran cual es el truco, sólo publicarían best sellers. En el éxito hay algo misterioso que no sabemos en qué consiste.

Manuel Vilas. Yo me quedo satisfecho cuando se publica y los lectores se emocionan, si no se produce ese momento, algo malo ha pasado. Yo concibo la literatura como un acto de comunicación. Si yo escribo un libro y la gente no se emociona, no ha habido literatura. Y tiene que haber suficientes lectores emocionados para que ese libro alcance un sentido, no sé cuántos, probablemente no hace falta que sean un millón, pero tampoco podemos admitir que sean solo 10.

¿Qué espera de un libro como lector?

Santiago Posteguillo. Que me emocione o que me haga pensar. Y si un libro consigue las dos cosas, eso es una obra maestra.

Dolores Redondo. Lo que más me gusta es que no pueda parar de leer, que cuando no esté leyendo, esté pensando en volver al libro. Eso es algo extraordinario, te roba de una manera que creo que no lo consigue ningún otro arte.

Juan Eslava Galán. Yo, además de divertirme, quiero aprender. Tengo un sentido muy práctico de los libros, si un libro me aburre a las diez páginas, lo dejo. La literatura es larga y la vida es corta.

Ángeles Caso. Como lectora yo espero que el libro me cambie la vida, que me produzca una marca en el cerebro, me haga ver la vida de otra manera y me obligue a reflexionar. Un libro bueno es el que me hace una persona más rica después de haberlo leído.

Manuel Vilas. Cuando un libro te abre una ventana a la vida y al mundo y tú ves que desde esa ventana contemplas más cosas, ese es un momento de crecimiento de afirmación de la vida y de libertad dichoso, y es cuando la literatura se convierte en un bien maravilloso.

Un consejo para los que quieren empezar a escribir.

Santiago Posteguillo, Dolores Redondo, Juan Eslava Galán, Ángeles Caso, Manuel Vilas:

¡QUE ESCRIBAN!

Pues eso.

Los autores

Santiago Posteguillo (Valencia 1967). Profesor de Lengua y Literatura, en 2006 lanza su trilogía sobre 'Escipión el Africano' que se convierte en fenómeno literario. Después vino Trajano y Julia, personajes de la Roma imperial que han atraído a más de 4.000.000 de lectores. Ahora está ultimando los guiones de una serie para Movistar, cómo no, del mundo romano, que se estrenará en 2021, y trabaja simultáneamente en una novela sobre un personaje de la antigua Roma que será, según el autor "su proyecto más ambicioso".

Dolores Redondo (San Sebastián, 1969) irrumpe en el panorama literario en 2013 con 'El Guardián invisible', un thriller a la española con la inspectora Amaya Salazar como protagonista. Con más de dos millones de lectores, sus historias han saltado al cine y a las series de televisión. Su última novela, 'La cara norte del corazón' lleva más de 300.000 lectores.

Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén 1948) transforma su gran erudición en obras entretenidas y muy divertidas para sus cientos de miles de lectores. En 1987 escribe 'En busca del Unicornio', una deliciosa novela histórica llena de humor a la que han seguido más de 50 libros. Su última novela es la Biblia contada para escépticos.

Ángeles Caso (Gijón, 1959), periodista y escritora Ana María Matute dijo de ella "no se pone a contar cosas, crea un mundo". Ganadora de numerosos premios entre su obra destacan 'Elisabeth, emperatriz de Austria-Hungría', 'El hada maldita', 'El peso de las sombras', 'El mundo visto desde el cielo', 'El resto de la vida' o 'Un largo silencio'. Desencantada "temporalmente" del mercado literario ahora trabaja en varios proyectos relacionados con la radio y la televisión.

Manuel Vilas (Barbastro, 1962) último finalista del premio Planeta por 'Alegría', una obra "terriblemente sincera, estremecedora, emocionante y conmovedora" a decir de la crítica. Autor de una reconocida obra poética y narrativa su novela 'Ordesa' ha sido traducida a catorce lenguas. A lo largo de su carrera, ha sido merecedor de múltiples premios y reconocimientos.