Odile, hija de Rodríguez de la Fuente: "Él creía en el Hombre y pensaba que nos reconciliaríamos con la naturaleza"
El 14 de marzo de cumplen 40 años del trágico accidente de aviación en el que falleció Félix Rodríguez de la Fuente
Odile Rodríguez de la Fuente ha hecho un compendio del pensamiento de su padre
Vía telefónica. Fue la única y excepcional manera en la que pudimos entrevistar de Odile Rodríguez de la Fuente (Madrid, 1973), la hija pequeña del histórico naturalista. La cita, inicialmente, era en la Fundación Telefónica donde la protagonista nos iba a recibir para hablarnos del su libro: 'Félix, un hombre en la tierra'. La actualidad manda y siguiendo las recomendaciones sanitarias pasamos a tener una charla a través del móvil. Emoción y devoción, son las dos palabras con las que podríamos definir cómo habla Odile de su ejemplo a seguir. Desde su casa de Guadalajara se relaja, nos deja entrar a lo más profundo de su familia, de su vocación y de por qué este relato, aunque firmado por ella, rezuma la esencia de Félix.
Odile, ¿cómo te decidiste a escribir este libro?
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La editorial geoPlaneta me hizo la propuesta coincidiendo con el 40 aniversario de su muerte y al principio les dije que no. Sobre él se ha escrito mucho, se han hecho documentales y no sabía muy bien qué podía aportar yo que no estuviese ya contado. Pero,afortunadamente, como soy su fan número uno, me di cuenta de que él se basta y se sobra para hablar de sí mismo.
He querido marcar los ejes de la personalidad de mi padre a través de diez capítulos en los que, con una introducción mía, se pueden leer pasajes o cuentos que él mismo escribió. Es la parte más desconocida de su obra y he querido recuperarla y reflotarla porque pienso que nos pueden dar mucha luz y fuerza en el momento que estamos viviendo.
Mi madre no se vino abajo en ningún momento, fue la vela que nos sacó de la tormenta
Has hablado en multitud de ocasiones de que a tu padre se le ve de una forma errónea, ¿en qué sentido?
Con el paso de los años hay una visión muy reduccionista de lo que fue. Como si se tratase de un árbol, de mi padre solo se ven las ramas pero nos olvidamos del tronco y de sus raíces. Tanto de su persona como de su mensaje. Mi padre fue un agitador, fue más el amigo de la humanidad que de los animales. Él creía profundamente en el hombre y pensaba que finalmente nos reconciliaríamos con nuestra propia esencia, con la naturaleza.
¿Me puedes decir en tres palabras cómo se ve hoy a Félix Rodríguez de la Fuente?
Naturalista, amigo de los animales y popular.
Y en otras tres, ¿cómo te gustaría que se le viese?
Agitador de conciencias, humanista y vitalista.
Yo sintonizaba mucho con mi padre, le entendía, conectaba con su energía
¿Recuerdas el día en el que falleció?
Tenía siete años y fue el día más oscuro de mi vida. Estábamos en casa, mis dos hermanas, mi madre y yo esperando una llamada de mi padre porque era su cumpleaños. Pero en lugar de eso recibimos la noticia. A partir de ese momento, mucha confusión, teléfonos sonando, las radios puestas, sensación de caos. No podía procesar la información. Sentí que me había abandonado. Era una niña incapaz de entender que la muerte es algo que ocurre y no depende de la persona a la que le pasa. Me costó años procesarlo.
¿Cómo lo vivió tu madre?
Ella acaba de hablar con mi padre, había quedado en que cuando estuviésemos todas nos llamaría de nuevo pero eso nunca ocurrió. Mi padre la llamaba 'la mujer fuerte de la Biblia y tuvo una entereza ejemplar. Se desdobló, dejó a una parte de su ser aparcada y sacó su lado resolutivo, pragmático, se puso al frente de la situación. No se vino abajo en ningún momento, fue la vela que nos sacó de la tormenta.
Decidiste seguir los pasos de tu padre, eres bióloga. ¿De qué manera Félix Rodríguez de la Fuente ha influido en tu profesión?
Totalmente. Ya de pequeña corría por el pasillo cuando iba a empezar su programa y recuerdo pasear mucho por el campo con él. Durante mucho tiempo pensé que dedicarme a esto era un a manera de llenar su vacío, de superar su pérdida, pero no es así. Cuando pusimos en marcha la fundación 'Félix Rodríguez de la Fuente' encontramos una revista de los años 70 y salía yo en la portada con mi padre con un catalejo. El titular era: 'mi hija pequeña quiere seguir mis pasos'.
Ahí me di cuenta que mi pasión era anterior a su pérdida. Yo sintonizaba mucho con mi padre, le entendía, conectaba con su energía. Para mí, como para él, la naturaleza es una pulsión, una vocación. Algo sin lo que no puedes vivir.
Muchas veces digo que la vida de mi padre es la de un personaje de ficción.
Y tus hermanas, ¿siguieron sus pasos?
Para nada, son los misterios de la genética (ríe). Es cierto mi padre se cuidaba mucho de inducir que cada una buscásemos nuestra vocación. Nos decía que lo importante era tener criterio propio y ellas han decidido seguir sus propios pasos, lejos de la pasión de papá.
¿Crees que la persona de tu padre se ha engrandecido por el vacío que dejó a los españoles tras su muerte?
Sin duda. Muchas veces digo que la vida de mi padre es la de un personaje de ficción. Un niño que no se escolariza hasta los 10 años, que vive una infancia en un pueblo de Burgos, después estudia medicina y rescata la cetrería. Se convierte en una persona popular y querida. Murió el mismo día que nació, en Alaska, rodeado de paisajes que él mismo pintaba en sus libros de texto cuando era pequeño. Su vida es como de película. Evidentemente que muriera tan joven y con las botas puestas hacen de su vida algo mítico.
Mítica es, también, la música de 'El hombre y la tierra', ¿qué te hace sentir la melodía cuando la escuchas?
Me parece una música muy positiva, está cargada de vitalidad, me enlaza con mi padre, con su pasión por la vida. Nunca me ha puesto nostálgica. Sin embargo pero hay otras canciones que me cuesta mucho escuchar a día de hoy, como las de Enrique y Ana que marcaron mucho mi infancia con él.