El guitarrista Carlos Santana se desmaya en pleno concierto

El mítico guitarrista Carlos Santana ha preocupado al público en las últimas horas tras tener que suspender a mitad de concierto su show en Clarkstone, al norte de Detroit. Santana, de 74 años, se desplomó en el escenario, donde rápidamente fue atendido por el equipo médico para luego trasladarlo al hospital, lugar en el que se encuentra en observación y fuera de peligro. Su próximo concierto ya ha sido pospuesto hasta confirmar una nueva fecha para su celebración.

El público fue consciente de que algo no iba bien cuando el músico, tras 40 minutos de concierto, tuvo que apoyarse en la tarima de percusiones, donde tuvo que sentarse y poco a poco se iba reduciendo tras deshidratarse y sufrir un golpe de calor. El equipo dio la voz de alarma rápidamente y fue atendido al momento, abandonando el escenario en camilla, un momento que aprovechó para saludar al público, que le despidió con aplausos.

El músico publicó hace unas horas en su página de Facebook que está bien, señalando que "olvidé comer y tomar agua, así que me deshidraté y me desmayé", que se encuentra acompañado de Cindy Blackman, su pareja.

Evitar un golpe de calor

Con el verano y la llegada de las altas temperaturas los golpes de calor aumentan. Para evitarlo durante esta temporada hay que intentar no estar expuesto demasiadas horas al sol, mejor optar por la sombra, así como no hacer deporte en las horas centrales del día. Además, lo ideal es vestir ropa fresca y holgada e hidratarse con frecuencia y tomar alimentos frescos.

Los síntomas más claros de un golpe de calor es el mareo, cierta sensación de debilidad y que nuestra piel coja un tono más pálido de lo habitual, a lo que se le puede sumar palpitaciones, enrojecimiento de la piel o hiperventilación. Si aparecen estos síntomas, lo mejor es buscar una sombra y un lugar donde sentarse para evitar caídas, refrescar la piel y beber agua poco a poco.

Cuando una persona sufre un golpe de calor hay que tener cuidado. Sí, hay que darle agua, pero no excesivamente fría para que no haya un cambio brusco de temperatura, y tomarla, como apuntábamos, poco a poco. Lo de refrescar la frente o el cuello es una buena opción, pero también debe hacerse con agua del tiempo, no muy fría, así se irá bajando la temperatura progresivamente sin que la persona sufra un shock. Y si estás en la playa o la piscina, no se puede meter a la persona en el agua de repente, sino poco a poco para que el cuerpo se adapte al cambio de temperatura.