¿Pero es Queen o un tributo? Por qué Freddie Mercury estaría orgulloso de que el show continúe

  • Tras dos años de suspensiones por la pandemia, el grupo pudo retomar su gira, The Rhapsody Tour, y llegó por fin a Madrid

  • La antigua formación se hace llamar ahora 'Queen + Adam Lambert', un antiguo fan que ahora pone la voz

  • Los grandes fans de la banda, muchos mayores de 50 años con sus hijos, disfrutaron de las pantallas 3D y módulos móviles

“¿Cómo que vas a ver a Queen? ¿Queen, Queen? Pero... Será un tributo, ¿no?”. Muchos de los casi 18 mil espectadores que coparon el Wizink Center anoche habrán recibido un comentario similar cuando contaron lo que iban a ver. Quien no siga de cerca los pasos de los miembros activos de la banda después de la muerte de su mítico líder, Freddie Mercury, dirá que Queen murió con él, aquel 24 de noviembre de 1991. Y puede que tengan una parte de razón. La banda era más que un equipo. Era un sistema: sin una de sus piezas no debería poder girar.

Decidieron no morir

Brian May y Roger Taylor, guitarra y batería, coautores además de gran parte de los grandes éxitos del grupo, decidieron cambiar la lógica. Decidieron no morir. Con el estreno de la película que fue un éxito mundial y cosechó nominaciones al Oscar, Bohemian Rhapsody, que cuenta una parte de la historia del grupo, se convirtieron además en albaceas absolutos de su propio legado. Marcaron cómo quieren que los recuerden. Y ese cómo es haber sido los hacedores de una música imperecedera, aunque ya haya pasado un buen tiempo desde su último disco juntos, Innuendo (1991).

The Rhapsody Tour se empezó a vender en 2019 como consecuencia del exitazo de la película, cuyo broche de oro fue un Oscar a mejor actor para el encargado de ponerle el cuerpo a Mercury. El momento era perfecto: habían conseguido que las generaciones más jóvenes se fanatizaran igual o tanto como sus padres y abuelos con la música de Reina.

Vídeos de niños cantando la sección de ópera de la obra maestra de la banda con la frase “Mama mía, mama mía, let me go” se habían hecho virales. Momentos de la película se habían convertido en memes. Las marcas de ropa más populares entre la juventud imprimieron en sus camisetas el emblema de Queen. Habían vuelto a poner el mundo a sus pies con canciones de hacía más de 30 años. La pandemia forzó un alto a ese furor que quedó latente desde julio del 2020 hasta anoche, cuando Madrid pudo recibir la magia.

¿Es un tributo a sí mismos?

Quizás. La primera vez que volvieron a actuar tras la muerte de su frontman fue en 1992, en Wembley, en un concierto que se llamó así, Tributo a Freddie Mercury, a beneficio de la lucha contra el sida. En esa ocasión oficiaron de cantantes desde Elton John y David Bowie hasta George Michael y Axl Rose. Ahora, la formación se llama Queen + Adam Lambert. El vocalista estadounidense no reemplaza, se adhiere al homenaje. Cuando esta colaboración comenzó, diez años atrás, muchísimas fueron las especulaciones sobre qué hubiera opinado Freddie Mercury. Es imposible saberlo, pero sí hay hechos que harían sentir orgulloso a cualquiera que ame la banda y su música. Repasemos cuáles son:

Efectos especiales

Cuando Queen comenzó con sus megaconciertos, a finales de los 70, no era tan común ver un espectáculo en estadios con despliegue escenográfico y de efectos especiales. Ellos lo incorporaron a sus giras y fueron los primeros en aterrizar en América latina con una producción de enormes dimensiones. Antes que Pink Floyd, antes que Peter Gabriel. Si bien en sus primeros shows con Adam Lambert, e incluso en el primer intento de gira en colaboración con Paul Rodgers en el 2008, llevaron un gran despliegue de pantallas y luces por el mundo, ahora es por fin cuando hacen honor a su historia: con pantallas que proyectan en 3D y módulos móviles, el escenario se transforma por completo a lo largo del show.

Pasa de ser un teatro barroco, con una corona gigantesca como techo o cúpula y telones de terciopelo rojo, a proyectar psicodelia o a convertirse en el espacio exterior, con un asteroide gigantesco sobre el cual se eleva Brian May para su solo de guitarra, rodeado de planetas y  estrellas fugaces. Hay fogonazos de colores que se disparan desde los instrumentos, hay bolas de luces que se proyectan en todo el estadio, y por supuesto, muchos papelitos de colores.

Un repertorio "muy Freddie"

Los guiños a las épocas doradas de la banda no faltan en la lista de canciones que incluye temas muy queridos por el líder. “Seven Seas of Rhye”, del primer disco, “In the lap of the gods”, un tema no tan conocido que se incluyó en los históricos conciertos de Wembley 86, “Bycicle Race” o “Under Pressure”, que no solían cantarse en recitales, la intro de “You take my breath away”, una joyita demasiado íntima para subir a los escenarios pero en la que Mercury dejaba el corazón.

Luego, la sucesión de hits, imparable: “Somebody to love”, “Tie your mother down”, “Hammer to fall”, “I want to break free”, “Fat bottomed girls”, y las que no pueden faltar, “Love of my life”, “Bohemian Rhapsody”, “Radio Gaga”, “We will rock you”, “We are the champions”. 

Los hits de Queen, folklore universal

La película empujó algo. No era que la música de Queen no estuviera vigente, pero quizás se había olvidado. Hasta que sonó por todos los cines del planeta. Sonó en plataformas de streaming, sonó en la selección de vídeos de los vuelos de aerolíneas comerciales.

Volvió a sonar en publicidades, sonó en TikTok, en Instagram, en Facebook. Y ese revival se hizo notar. Los hits mencionados en el punto anterior son folklore universal. Familias enteras presentes en el show cantando como si no hubiera mañana durante dos horas y media lo confirman.

Adam Lambert, un fan más

“Hace diez años que empezamos a trabajar juntos y cada noche yo vuelvo a sentir lo afortunado que soy por tocar junto a dos leyendas. Yo soy como vosotros. Por eso quiero pediros que cantéis conmigo toda esta noche”, dijo Lambert al tomar la palabra. Se declaró fan y parte del público aunque fuera pieza central del show.

El artista destiló carisma, glamour, fue provocador, divertido y por momentos, un niño que jugaba a ser parte de su banda favorita. Pero el virtuosismo que ha desplegado al ejecutar las difíciles composiciones hechas para la voz de Freddie Mercury fue tan impactante que el público no pudo más que celebrarlo con ovaciones como si también fueran fans suyos. Adam Lambert conquistó por su talento a un público que en verdad había ido a echar de menos a Mercury. Y logró apropiarse de las canciones sin imitar, sin exagerar, con técnica y pasión.

Homenaje, tributo, nostalgia. Mejor llamemos a este concierto esperanza.

Queen ha cumplido su palabra: el show debe continuar.