El rebelde Johnny se resiste a morir: nuevos proyectos para el mítico colegio mayor

  • En pleno corazón universitario de Madrid, en el campus de la Complutense, el colegio mayor San Juan Evangelista acogió durante décadas la cultura académica y la alternativa

  • El julio de 2014, Unicaja, propietaria del colegio, decidió cesar su actividad; en 2016 comienzan a llegar los primeros okupas, a los que seguirían bandas organizadas

  • Creada por antiguos alumnos, la Fundación San Juan Evangelista ha creado un proyecto que pretende revitalizar el centro

Nadie que haya conocido el colegio mayor San Juan Evangelista en sus años gloriosos podría creer que los techos quemados, las ventanas destrozadas, los trastos viejos y, en suma, el vandalismo rampante correspondan a lo que fue el Johnny, como se le conocía popularmente, el 'place to be' de la cultura de hace no tanto.

Allí, en pleno corazón universitario de Madrid, en el campus de la Complutense, se dieron cita desde 1966, año de su creación, la cultura académica y la alternativa. En 2014, el colegio mayor cesó su actividad; después de dos años de abandono, en 2016 un grupo de exalumnos y amigos del Johnny crearon la Fundación San Juan Evangelista para defender el futuro del antiguo centro bajo la presencia del catedrático José Joaquín Caerols. Hoy, entre las figuras que apuestan por la revitalización del colegio mayor, destacan la escritora Rosa Montero, el dramaturgo Juan Margayo, la actriz Petra Martínez o el músico Jorge Pardo.

"El centro de todo"

El San Juan Evangelista fue un centro pionero en la integración estudiantil y referencia de los cambios políticos, intelectuales y culturales que sucedían en Madrid y que, como en una onda expansiva, iban dispersándose por otros territorios. “Te sentías en el centro de todo lo importante”, recuerda Caerols en El País Semanal. Rosa Montero no se queda corta: “Fue un hito cultural en una época increíblemente casposa y pobre. Cuando el franquismo se desmoronaba, era el buque insignia de la cultura alternativa. Un lugar absolutamente maravilloso", asegura la escritora en el mismo medio.

El Johnny acogía 400 estudiantes por curso, 400 pares de ojos con ganas de crear una sociedad nueva y a la medida. Con ese objetivo desfilaron bajo su techo los principales líderes políticos que se oponían al franquismo. Al tiempo, era el lugar donde se distribuían las películas y libros censurados por el régimen, se creó una de las escuelas de teatro alternativo más importantes de España y se disfrutó de leyendas de la música, todas ellas en directo: Miles Davis, Chet Baker, Dizzy Gillespie, Art Blakey, Mercedes Sosa, Camarón, Tomatito, Chick Corea... No eran conciertos masivos, el aforo apenas superaba las 500 plazas, pero los artistas sabían que pasar por el escenario del colegio mayor era asegurarse la fidelidad de los que con los años serían influyentes.

En busca de la reinvención

En marzo de 2023, el colegio permanece cerrado. Un aire siniestro recorre el complejo universitario. ¿Qué le depara el futuro? La fundación de exalumnos presentó en 2016 a la UCM una propuesta de rehabilitación. “Hemos trabajado por la reapertura del colegio y por que su propiedad y gestión sean públicas. Y así lo ha respaldado por unanimidad el Consejo de Gobierno de la Complutense”, explica Juan Cuesta, vicepresidente de la fundación en EPS.

El proyecto de la fundación busca devolver al colegio su sitio enfocándose ahora en los estudiantes más vulnerables. Con el nombre 'El San Juan Evangelista del siglo XXI', la propuesta esgrime como argumento que el colegio puede reunir las condiciones para ser una institución académica de primer orden a precios asequibles. La reapertura, según sus promotores, traería beneficios a la zona: por un lado, luchar contra la gentrificación de la zona, y, por otro, convertir el entorno en un espacio más inclusivo donde no solo se ubiquen residencias elitistas. El coste del proyecto ronda los 10 millones de euros.

Propiedad en litigio

Lo cierto es que es difícil decidir su destino cuando existen cuentas pendientes. Unicaja, propietaria del edificio, se desentendió de él en julio de 2014, dejando a los residentes en la calle. El suele donde se ubica el complejo, sin embargo, era y es propiedad de la Universidad Complutense. Ante el progresivo abandono, la UCM denunció a Unicaja por el abandono de sus competencias. A finales de 2014, se instalaron los primeros okupas para mantener el centro como un espacio social y cultural alternativo, una propuesta apoyada, incluso, por algunos exalumnos.

Pero el destino no fue propicio. Pronto llegaron nuevos okupas con otras intenciones convirtiendo el Johnny en un espacio de delincuencia. En 2015, un grupo de 600 policías nacionales los desalojaron. El auto judicial que dictó el desalojo adjudicó entonces a la Universidad Complutense la posesión del edificio; es decir, la responsabilidad, pero no su propiedad, aún en litigio, una circunstancia que parece obstaculizar el desarrollo de cualquier nuevo proyecto.