El amor era un violín en la calle Preciados: la mujer que aprendió a tocar porque su marido ya no podía

  • El actor y fotógrafo Víctor Clavijo retrató hace diez años en Madrid a una violinista veterana y callejera. Le sorprendió entonces que su destreza era más bien poca. Hoy, nos desvela la historia de por qué se lanzó a la calle con un violín sin saber tocarlo y cómo ha cambiado desde entonces.

Aprender a tocar un instrumento a una edad avanzada puede parecer misión imposible. Pero cuando hacerlo supone el sustento económico de la familia, quizá no importen las horas, el esfuerzo ni la frustración de los primeros momentos de aprendizaje. El actor y fotógrafo Víctor Clavijo (46 años) ha contado la historia de la violinista de la Calle Preciados de Madrid. Una aprendiz veterana que con el apoyo incondicional de su marido y largas noches en la calle ha logrado con los años ser una virtuosa.

La mujer se ha convertido en "un personaje habitual de la Calle Preciados esquina con Callao" cuenta el actor. Hace 10 años le hizo una fotografía y se sorprendió de lo mal que tocaba pese a ser una artista callejera, con la exposición pública que ello conlleva. Durante los últimos meses ha constatado la mejora en la destreza de la mujer que, cada día (y, por lo que comenta el actor, no falla ninguno) acude a su cita en la calle para tocar el violín. Pero había un detalle en el que no había reparado: el hombre que, al igual que ella, acudía religiosamente a la calle y se sentaba en frente de ella.

"Pasaban los meses y su técnica iba mejorando poco a poco. No faltaba ninguna noche a su esquina de la calle Preciados. En quien nunca reparé es quien se sentaba frente a ella al otro lado de la calle", escribe clavijo en su cuenta de Twitter. Hace unos meses, terminaron de contarle la historia. "El señor que se sentaba enfrente cada noche era su marido. Él era quien tocaba con virtuosismo el violín tiempo atrás, pero una dolencia le impidió seguir haciéndolo", cuenta el actor.

La destreza del hombre con el violín era el sustento de aquella pareja. Al dejar de tocar debido a aquella dolencia, la mujer no lo dudó. "Ella se ofreció a aprender, a su avanzada edad, para asegurar el sustento de los dos". Es por ello que la violinista, al principio, no tocaba bien: estaba aprendiendo, a su avanzada edad, para sustentar a la familia, que al parecer se había quedado sin ingresos después de que el hombre dejara de tocar el violín.

"Es de suponer que fue el marido quien la enseñó a tocar a tan avanzada edad", opina Clavijo, que también interpreta la presencia del hombre como la de alguien que se asegura que la persona a la que quiere se encuentra bien. Más aún, tratándose de la fría calle de Madrid. "Cada noche la acompaña a unos metros de distancia no solo para mostrar su apoyo incondicional, sino para cuidar de ella", explica el actor.

Desde que Clavijo la fotografiara hace ya 10 años, la mujer no falta ninguna noche a su esquina de la calle Preciados para deleitar, cada vez con más maña, a los viandantes con su música. Y su marido allí, a su lado, dándole ánimo y calor cuando hace falta.