"Casi me destruye": por qué los abusos de Marilyn Manson a mujeres han sido silenciados

  • Rachel Evan Woods, la cantante Phoebe Bridgers y la actriz de Juego de Tronos Esmé Bianco han sido algunas de las mujeres que han alzado la voz contra el músico de 52 años

  • Ahora, su compañía discográfica y su agencia de management han dado la espalda. ¿Por qué esto no ocurrió antes?

  • "Esta fue la primera vez que me planteé seriamente el asesinato... Ella tenía que morir", escribió en su biografía

En 1998 Marilyn Manson publicó en su autobiografía, La larga huida del infierno, que a principios de la década había tratado de orquestar el asesinato de su ex compañera de banda y ex amante Nancy. El plan, narraba, era quemarla viva dentro de su casa: "Esta fue la primera vez que me planteé seriamente el asesinato... Ella tenía que morir". Entonces, como en infinidad de entrevistas, por ejemplo aquella que concedió a Spin en 2009 mientras mantenía una relación con la actriz Rachel Evan Woods diciendo "cada día fantaseo con aplastarle el cráneo con un martillo", la respuesta general fue escandalizarse a medio gas. Achacárselo a su personalidad artística, a la performance.

Una década después, en plena era post #MeToo y a raíz de la declaración pública que hace unas semanas hacía la misma actriz en su cuenta de Instagram, se hacía explícita una denuncia de abusos físicos y mentales que era vox pópuli, que ya habían señalado otras mujeres antes y que el propio rockero de 52 años había alimentado.

Rachel Evan Woods y otras cuatro mujeres

"El nombre de mi abusador es Brian Warner, también conocido mundialmente como Marilyn Manson", escribió Rachel Evan Woods. "Comenzó a acecharme cuando yo era adolescente y abusó horriblemente de mí durante años. Se me lavó el cerebro y fui manipulada para que me sometiera. Se acabó vivir con miedo a represalias, calumnias o chantajes. Estoy aquí para exponer a este hombre peligroso y llamar a las muchas industrias que le han permitido seguir, antes de que arruine más vidas. Estoy con las muchas víctimas que no van a guardar silencio nunca más".

Las palabras de la intérprete de Westworld desvelando el nombre de Manson confirmaban que era a él a quien se refería en su aparición ante el Congreso de los Estados Unidos en 2018 en un esfuerzo por lograr que se aprobara una Ley de Declaración de Derechos de Supervivientes de Agresiones Sexuales, relatando las violaciones y episodios de abuso que había vivido a los 18 años por parte de su entonces pareja, de 36. Y lo hizo de nuevo un año más tarde en California a favor de la Ley Phoenix.

Tras las palabras de la actriz, otras cuatro mujeres no famosas postearon en sus redes -una de ellas lo ha borrado-. En uno de los testimonios, la supuesta víctima de Manson relataba que el músico la encerraba en una habitación durante horas "por haber sido mala". Otra de ellas cuenta que este la ataba para violarla y le agredía físicamente mientras se jactaba.

"El cuarto de las violaciones"

A las acusaciones también se ha sumado el testimonio de la cantante Phoebe Bridgers, de 26 años: "Fui a casa de Marilyn Manson cuando era adolescente con unos amigos. Yo era muy fan. Se refirió a una habitación de su casa como 'el cuarto de las violaciones', pensé que era un humor digno del típico chico de fraternidad [se refiere aquí a las fraternidades universitarias estadounidenses, donde la cultura de la violación ha echado raíces y ha sido permitida durante décadas]. Dejé de ser fan. Estoy con todas las que alzaron la voz".

"Se escondió a plena vista": el relato de Esmé Bianco

La última en hacer una denuncia pública ha sido la actriz Esmé Bianco (Juego de Tronos, que lo ha hecho a través de The Cut (New York's Magazine). "Casi me destruye", reza el titular en el reportaje en profundidad en el que la artista detalla una historia de abusos, agresiones y engaños que, según cuenta, se extendió durante años y que le ha acarreado síndrome postraumático. Ella, que como Bridgers había sido una gran fan durante su adolescencia, con su habitación empapelada con póster de Manson, lo conoció al inicio de su veintena, antes de separarse de Dita Von Teese.

La primera excusa que él le brindó para llevarla a su casa fue que aparecería en la película de terror que el propio Marilyn codirigía, Phantasmagoria: The Visions of Lewis Carrol. Pero no fue hasta que él y Von Teese se divorciaron cuando la relación cambió. De nuevo, con la excusa de usarla como protagonista del videoclip I Want To Kill You Like They Do in the Movies (quiero matarte como hacen en las películas), la invitó a pasar unos días en su casa de Los Ángeles. Días en los que, denuncia Bianco, Manson apenas le ofreció comida -sirviendo cocaína constantemente- y él ejerció violencia sobre ella atándola con cables a un reclinatorio, la golpeó con un látigo y sobre las heridas usó un juguete sexual eléctrico ("la Violet Wand"), que también Rachel Evan Woods también señaló en su acusación como "objeto de tortura" que Manson habría usado con ella.

Su historia se extiende hasta el punto en que dos años después ella llegó a mudarse con Manson, abandonando a su marido. Una vez allí relata que sintió "como una prisionera", controlada a cada movimiento y teniendo que llamar a su familia "escondida desde un armario". Él, expone ella con testigos del entorno cercano y laboral de Manson, no se escondía tampoco y cometía los mismos abusos, denigraciones verbales y físicas incluso si había invitados. Sus fans y, sobre todo, la propia industria, dice, han justificado siempre su actitud como parte de su "personalidad artística". "Él siempre ha repetido al mundo 'soy así'. Se escondió a plena vista", denuncia.

¿Llegará el mutis de Manson?

Tras la ristra de acusaciones, el artista también ha emitido un comunicado a través de sus redes sociales en el que desmiente los hechos y su responsabilidad. "Obviamente, mi arte y mi vida han sido siempre imanes para la controversia, pero estas recientes acusaciones sobre mí son una horrible distorsión de la realidad. Mis relaciones íntimas han sido siempre enteramente consensuales con parejas que estaban alineadas en esta forma de pensar. Sin embargo, ahora algunas han elegido malinterpretar el pasado, esa es la verdad".

Antes de eso, su compañía discográfica, Loma Vista Recordings, y su agencia de representación -la misma que representa a Woods-, CAA, han roto su contrato con él y lo han demandado. Un gesto que a estas alturas de la era post #MeToo y en un caso en el que las sospechas y las denuncias no eran nuevas, es percibido más bien como un lavado de cara por parte de las compañías y no como un gesto de verdadera solidaridad, apoyo y credibilidad a las víctimas. Como dice Phoebe Bridgers: "El sello discográfico lo sabía, la agencia lo sabía, la banda lo sabía. Tomar distancia ahora, pretendiendo estar en shock y horrorizados es jodidamente patético".

Pero, como ocurriera en el caso del músico R Kelly, denunciado por múltiples abusos sexuales a menores durante años, retirar ese apoyo ahora, simbólicamente mientras su música suena en radios, las compañías discográficas y el artista siguen lucrándose con las reproducciones de su música en plataformas no es suficiente para muchas activistas feministas. Si en el caso de R Kelly la iniciativa #MuteRKelly (silenciad a R Kelly) #MuteRKelly apoyada por las activistas Women Of Colour del movimiento Time's Up, consiguió que Spotify eliminara sus canciones de sus listas de reproducción -aunque sus álbumes siguen disponibles-, ¿qué ocurrirá con Manson?