El señor de los agudos: cinco razones por las que tienes que ver a Plácido Domingo al menos una vez en la vida

  • El tenor vivo más laureado canta la ópera Juana de Arco los días 14,17 y 20 de julio en Madrid

Hay varias leyendas en el Olimpo de los tenores. Enrico Caruso o Luciano Pavarotti son dos claros ejemplos, pero Plácido Domingo los ha desbancado como el Gran Tenor. Con mayúsculas y en activo. Si quisiéramos hacer un repaso 'comme il faut' de su vida artística nos daría como para una enciclopedia. Porque ha actuado en los teatros y auditorios más prestigiosos del mundo, desde la Scalla de Milán al Met de Nueva York, ha ganado doce Grammys y dos Emmys y se ha subido a un escenario en más de cuatro mil ocasiones. Por no hablar de su versatilidad, su icónico Otelo y su talento para interpretar a héroes wagnerianos. Una frase se destaca en su web: 'If I rest I rust' (si descanso me oxido). Pues eso. No es casualidad un lema así. Vete a disfrutar de sus agudos, potentes y redondos, en cuanto puedas (como por ejemplo este 14, 17 y 20 de julio en el Teatro Real madrileño).

Su Alfredo, un icono

Está muy extendido el mito de que su edad es un misterio. Sin embargo, él afirma que tiene 78 años, sesenta de los cuales los ha pasado sobre un escenario. A los 18 hizo su debut como tenor con Borsa, un personaje secundario de Rigoletto de Verdi, en México. Pero a los 21 dio con el personaje que marca las grandes carreras: interpretó a Alfredo, de la Traviatta, y ahí comenzó el inicio de su leyenda.

Por el camino, ha interpretado más de 150 papeles distintos de 41 autores, desde el Barroco hasta el siglo XXI. Y, por si esto fuera poco, también es director de orquesta. Ha dirigido más de 500 óperas con orquestas como Chicago Symphony, Vienna Philharmonic, Montréal Symphony, National Symphony, London Symphony, Los Angeles Philharmonic and Berlin Philharmonic… y la lista sigue.

El más versátil

Podemos afirmar sin ningún género de duda que Plácido es el cantante de ópera más versátil de la historia. Aunque su Alfredo era de tenor lírico, él tiene la voz perfecta para representar a los héroes wagnerianos, con una robustez y timbres muy característicos, que sólo los Heldentenor pueden interpretar.

Pero no se quedó ahí. Demostró igualmente ser el perfecto tenor dramático. Su 'spinto' era capaz de imponerse a la orquesta con acentos dramáticos en la línea vocal. Por ello, Otello ha sido su alter ego desde su debut con sólo 34 años. Además, su voz tiene un color baritonal. Eso le ha permitido reinventarse y asumir papeles de barítono, desde que se estrenara con Simon Boccanegra.

¿Sus agudos? Inalcanzables

Muy pocos cantantes de ópera siguen en activo, sin perder calidad musical, a esa edad. En un momento dado, cuando empezó a interpretar papeles de barítono, se le criticó que ya no era el mismo, que había llegado el momento de dejarlo, que él no era barítono, sino un tenor que perdía fuerza en los agudos y cuyo registro grave era débil.

El hecho es que no se puede cuestionar su técnica. Cuando su voz sale como un torrente, intensa, sin oscilaciones ni 'vivrato' deja al público sobrecogido. Sus agudos, potentes y redondos, son inalcanzables.

La emoción que transmite su presencia

Suyo es el aplauso del público más largo de toda la historia. Fue en 1991, en Viena, y de nuevo interpretaba a su Otello. Recibió un aplauso de 80 minutos, durante los cuales salió al escenario 101 veces para agradecer ese reconocimiento. La emoción que produce alcanza de lleno a todos, no sólo los amantes de la ópera. Es algo que no puede olvidarse.

Se dice que Laurence Olivier asistió a una función de Otello, y al concluir comentó: "Domingo lo interpreta como yo... ¡y él, además, canta!".

Mentor de talentos y mecenas

Plácido creó Operalia, un concurso anual para lanzar a jóvenes talentos a lo más alto de la escena musical. Birgit Nilsson, soprano sueca ya fallecida, le otorgó un premio de 1.000.000 de dólares por su contribución a la música. Domingo cedió el importe a Operalia. Le hemos visto con frecuencia apoyando causas benéficas. También es presidente de Europa Nostra, una asociación nacida para salvaguardar el patrimonio cultural de Europa.

Quienes han compartido escenario con él afirman que el artista se implica en cada actuación, con la orquesta, con el director, con sus compañeros como si todas fueran la única. Ayuda a otros cantantes a sacar lo mejor de si mismos. Es un elemento inspirador. Compartir escenario es como un sueño, de los que pocas veces se alcanzan. Y verlo en acción es simplemente similar.