'Stairway to heaven', 50 años de un clásico del rock señalado por esconder mensajes satánicos

  • 'Stairway to heaven' desafiaba las reglas de grabación convencionales: comienza como una brisa y termina como un "orgasmo"

  • La obsesión de Jimmy Page por la figura del ocultista Aleister Crowley, siniestro personaje al que también veneraron los Beatles, Bowie y los Doors, contribuyó a la leyenda de que la canción tenía un trasfondo satánico

  • En 2016, un jurado concluyó que 'Stairway to heaven' no era un plagio del tema 'Taurus' de Spirit

Se cumplen 50 años del nacimiento de 'Stairway to heaven', una de las canciones más famosas, geniales, rentables y polémicas de la historia del rock. Sus dos autores, el guitarrista Jimmy Page y el vocalista Robert Plant, mantienen desde hace años una opinión diametralmente opuesta sobre ella. El primero siempre ha sido consciente de su grandeza, de que es el gran tema de Led Zeppelin, por delante de los también inmensos 'Whole lotta love' y 'Rock and roll', y su mayor aportación a la historia del rock. Plant, en cambio, la detesta.

La primera vez que el grupo la interpretó, en Belfast (Irlanda del Norte), en marzo de 1971, apenas obtuvo unos pocos aplausos, por lo que ninguno de sus miembros podía imaginar que aquel tema se llegaría a convertir en el más radiado de la FM estadounidense: en 2000, hace ya más de dos décadas, superó los tres millones de reproducciones, y ocho años después se le estimaban unos beneficios de 560 millones de dólares. El hecho de que nunca se haya editado en sencillo tal vez explique los 40 millones de copias vendidas del álbum en el que se incluyó, conocido como 'Led Zeppelin IV’ a pesar de que carece de título.

La música: de la brisa al ciclón

Musicalmente, 'Stairway to heaven', que mezcla con brillantez rock progresivo, folk y rock duro, desafiaba las reglas de grabación convencionales, puesto que su ritmo aumenta de manera gradual. Comienza como una balada, tiene una sección intermedia de guitarra eléctrica lenta a la que le sigue un largo y magnífico solo de guitarra (que Page ensayó de un modo compulsivo en las sesiones de grabación y que es considerado por distintos medios especializados como el mejor solo de rock de todos los tiempos), y en su último tramo deviene en una sobresaliente muestra de rock duro que Plant definió como un "orgasmo".

Page, autor de la música, declaró en una entrevista para The Guardian: "Comencé con la idea de algo que se descubría capa tras capa, a medida que avanzaba la canción. Había una guitarra frágil al inicio de todo, luego aparece la voz sobre esa guitarra, y luego todo se movía como una ola hacia algo más sensual". Para poder tocar las distintas secciones de guitarra en los conciertos, Page se hizo fabricar una guitarra Gibson de doble mástil (seis y doce cuerdas) que se convirtió en uno de los símbolos estéticos de la banda.

La letra: materialismo, celebración de la primavera, satanismo…

El verdadero significado de la letra de 'Stairway to heaven', que Plant escribió a partir de una música de Page frente a una chimenea, con lápiz, cuaderno y su melena rubia derramada sobre los hombros, es uno de los grandes enigmas de la historia del rock. Su texto es ambiguo, abstracto, cargado de metáforas, por lo que es imposible hacer una única lectura. De hecho, es una de esas canciones que tiene tantas interpretaciones como oyentes. Y esa fue, precisamente, una de las claves que Plant, que apenas ha arrojado luz sobre su significado real, dio: que cada persona puede entenderla de un modo distinto, según sus propias experiencias.

En 'Jimmy Page. La biografía definitiva' (Libros Cúpula, 2019), su autor, Chris Salewicz, apunta que la letra versa sobre el materialismo y sobre quienes piensan que las posesiones pueden hacerles lograr la salvación. Todo ello personificado en una mujer que cree que todo lo que brilla es oro ("There’s a lady who’s sure all that glitters is gold") y que está convencida de que podrá comprar una escalera que la conduzca al cielo. Un misil, disfrazado de romanticismo bucólico, que iba dirigido al corazón de las cazafortunas que el grupo había conocido por decenas en forma de 'groupies'.

En una entrevista, Plant se refirió a su propia letra como "el comienzo de la primavera" y la "esperanza" que esa estación conlleva, y descartó que su significado tuviera algo que ver con "esas cosas extrañas que se dicen de ella en Estados Unidos". Se estaba refiriendo, claro, a quienes sostenían que esa canción encerraba una apología de Satán, la cual puede escucharse cuando se reproduce el disco hacia atrás (¿?). Aquello fue rechazado de plano por sus autores, quienes lo tacharon de puro "disparate".

El lugar en el que se escribió también contribuyó a avivar la teoría del mensaje satánico. 'Stairway to heaven' se empezó a componer en Gales, pero se terminó de escribir y se grabó en Headley Grange, una casa de campo construida a finales del siglo XVIII que estaba situada en la localidad inglesa de Headley, en East Hampshire, y de la que se decía que estaba encantada. El propio Page declaró muchos años después que aquella vivienda estaba embrujada y que una vez se topó en ella con "una forma gris" y se dio la vuelta con rapidez para evitarla.

La pasión ocultista de Jimmy Page

Han sido numerosas las leyendas en torno al carácter oscuro de Led Zeppelin. Entre ellas, la que aseguraba que cuando se fundó la banda Page sacrificó una cabra y él, Plant y Bonham firmaron un contrato con su sangre. Esas fantasiosas creencias tenían mucho que ver con la fascinación que el famoso guitarrista sentía por el ocultismo en general (fue propietario de una librería, Equinox, especializada en ocultismo) y por la figura del ocultista Aleister Crowley en particular. Este, que se hacía llamar la Bestia 666 y al que llegaron a definir como "el hombre más malvado del mundo", era un adicto al misticismo, la magia negra y las orgías que acabó consumido por la heroína.

Prueba de su obsesión por él es que Page no solo adquirió la que fuera su residencia, Boleskine House, una mansión del siglo XVIII que estaba situada a orillas del lago Ness, en Escocia, y que fue construida en el mismo lugar donde en el siglo X se quemó una iglesia con toda su congregación mientras se celebraba una misa, también coleccionó las primeras ediciones de sus libros, manuscritos, pinturas, bastones y las túnicas con las que había llevado a cabo sus rituales.

Pero el guitarrista de Led Zeppelin no fue la única estrella de rock que se sintió irresistiblemente atraída por él: Crowley, con la cabeza afeitada y los ojos saltones, es uno de los personajes que aparecen retratados en la portada del álbum 'Sgt. Pepper's lonely hearts club band' de los Beatles (entre la actriz Mae West y el gurú hindú Sri Yukteswar Giri), y según Paul McCartney todos los que salían en esa cubierta eran sus "héroes". Otros célebres seguidores de Crowley fueron Bowie, los Doors, Ozzy Osbourne y Marilyn Manson.

El plagio que nunca fue tal

En mayo de 2014, el bajista del grupo Spirit, Mark Andes, acudió a los tribunales con el propósito de que en la reedición de 'Led Zeppelin IV' figurase el guitarrista y vocalista Randy California, fallecido en 1997, como coautor de 'Stairway to heaven', pues según el demandante la introducción de guitarra de la famosísima canción era un plagio claro de la melodía instrumental del tema 'Taurus' que California compuso para el disco 'Spirit' (1968). El jurado concluyó que "no había una similitud sustancial en los elementos extrínsecos" de ambas canciones. Page y Plant emitieron un comunicado conjunto en el que mostraron su satisfacción por el veredicto, en el que se confirmaba, señalaron, algo que ellos sabían "desde hace 45 años".

El diablo, una vez más, se puso de su parte.