Ramón García es uno de los rostros más reconocidos de la pequeña pantalla gracias a su mítica capa en las campanadas, este año las dio en Twitch con Ibai Llanos, o por presentar el 'Grand Prix' durante una década. Aunque lleva años alejado de la televisión nacional, Ramontxu continúa su carrera como presentador en la televisión autonómica en Castilla La Mancha-Media. Actualmente se encarga de conducir el espacio 'En compañía', donde ha tenido un pequeño rifirrafe con una espectadora.
Como presentador experimentado que es, García sabe que llamar en directo a los espectadores puede salir bien o mal. Ayer tenía que hacerlo junto a su compañera Gloria Santoro a un espectador que, en caso de dar la respuesta correcta (“Ramón, regálame un jamón”) se llevaría, como ya adelanta la respuesta, una pata de jamón. No obstante, en la tarde de ayer el presentador cambió la alegría de regalarlo por un buen enfado.
Si por algo se caracteriza Ramón García es por su simpatía, y así comenzó la llamada, en la que le explicaba a la afortunada de descolgar el teléfono que era Ramontxu y le llamaba desde el programa de televisión que presenta, encontrándose con una respuesta inesperada.
"Déjense de tonterías", respondía la señora ante las caras de sorpresa de los presentadores que se daban cuenta que les había colgado el teléfono. García, pensando que quizá la mujer creía que era una broma pidió volverla a llamar, pero volvió a salir mal.
"Señora que no es broma, somos nosotros, de la tele", decía García ante un tajante "¡qué me da igual!" de la mujer. "A mí no me interesan las tonterías estas", dijo, a lo que el presentador contestó "a mí tampoco usted. Adiós señora, buenas tardes".
"Que gente más maleducada hay. Que asco. Que gente más maleducada. Es que, de verdad, hay gente faltona y maleducada, coño. ¡Váyase a tomar por culo! Estoy hasta las pelotas de gente maleducada. Si la gente es educada, somos educados. Si son maleducados, nosotros también. Bueno señora, igual tenía un mal día, discúlpenos", sentenció el presentador señalando el corte de manga que llevaba dibujado sobre su camiseta antes de proseguir con otra llamada para ver si esta vez tenían más fortuna y el jamón terminaba con dueño.