El invierno está aquí. Tras un otoño especialmente caluroso (según los datos de la AEMET, sería el más cálido desde 1961), las temperaturas han empezado finalmente a bajar y el clima ha comenzado, poco a poco, a mostrar las características propias de esta época del año. 

Ahora que el frío parece que busca hacerse un hueco en nuestros días, las preocupaciones sobre el precio del gas se recrudecen. A pesar de que las características anómalas del otoño han permitido reducir los costes y de que no se prevén problemas de suministro, la crisis energética sigue amenazando a toda Europa y el invierno, que los expertos prevén mucho más intenso que otros años, podría disparar el precio de este combustible, con el consecuente impacto en los bolsillos de los consumidores.

Ante esta situación, el Gobierno ha elaborado un amplio listado de recomendaciones para que los ciudadanos puedan hacer frente a la crisis energética y ahorrar en sus recibos. Estos consejos conforman el ‘Plan Más Seguridad Energética’, un documento que contempla acciones tanto para las empresas como para los particulares y organismos del sector público y que espera generar un ahorro de hasta un 13,5% del consumo del gas hasta el próximo mes de mayo. 

De los consejos incluidos en el plan de ahorro energético, muchos están relacionados con las duchas y el consumo de agua. De cara a los meses de invierno, el Ejecutivo aconseja usar el agua caliente con “prudencia”, así como evitar que el grifo se quede abierto “más de la cuenta”. En concreto, se recomienda que la temperatura de las duchas se sitúe, con carácter general, entre los 30 y los 35 grados. Además, y aunque la versión final del documento no lo incluya, los borradores también recomendaban optar por las duchas en lugar de por los baños, ya que su consumo de agua y energía es cuatro veces menor, y aconsejaban reducir su duración.  

Según las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud), la duración de las duchas no debería superar los cinco minutos, y no solo por motivos de sostenibilidad o ahorro del agua, sino también por razones relacionadas con la salud. De acuerdo al organismo, una ducha de cinco minutos con agua tibia es suficiente para mantener la piel limpia e hidratada, y el alargar su duración podría ser perjudicial para su salud, ya que aumentaría el riesgo de sufrir picores y otras enfermedades relacionadas con la dermis. 

A pesar de las recomendaciones de la OMS, los estudios apuntan a que la gran mayoría de los españoles permanece en la ducha más de esos cinco minutos. De hecho, se calcula que, de media, permanecemos unos diez minutos bajo el agua, es decir, el doble de lo recomendado por la OMS y que gastamos una media de 200 litros de agua. Casi nada. 

Pero ¿cómo se traduce este consumo en nuestras facturas? ¿A cuánto asciende el coste de nuestras duchas en euros? Tal y como señalan desde EnergyGo, la compañía eléctrica de Yoigo, el precio de la ducha dependerá del aparato que se utilice para calentar el agua. Es decir: variará en función de si utilizamos un termo eléctrico, un calentador de butano, uno de gas natural o una caldera de gasóleo.

Según señalan desde la compañía, la factura más económica la proporcionará el gas natural, mientras que la factura más cara la tendrán aquellos que utilicen termos eléctricos para calentar el agua. Tomando como referencia el precio de la tarifa fija durante un año y optando por una ducha con una temperatura de 25 grados, la compañía establece un precio medio 0,24 euros para las duchas con sistema de gas natural, un precio medio de 0,28 euros para aquellas que empleen butano o gasoil y un precio de 0,46 euros para las que se calienten con electricidad. Estas cifras variarán en función de la duración de la ducha y de la temperatura que seleccionemos. No obstante, el gas natural siempre se presentará como la opción más económica.