La agonía del cajero automático: ¿nos quedaremos sin ellos por el auge del pago con móvil?

  • Ya son menos de 50.000 los cajeros que se encuentran en el territorio español tras el cierre de unos 600 en el último año

  • La intención de los bancos es que las operaciones que se hacían en los cajeros se realicen por Internet

  • El auge de las compras por Internet y los pagos con tarjeta y a través del móvil también han impulsado esta tendencia

Desde hace años el pago con tarjeta, o con el móvil, se ha ido apoderando cada vez más de la población. Si antes era inconcebible salir de casa sin efectivo, ahora no hay problema alguno, ya que se puede pagar con tarjeta en prácticamente cualquier establecimiento o sacar dinero en un cajero automático cercano. Cajeros que tímidamente comienzan a desaparecer junto a las sucursales bancarias. Pero, ¿y a qué se debe esto? La tendencia hasta ahora era fomentar realizar las operaciones en los cajeros y dejar la ventanilla para otras acciones más jugosas para la banca, que también sufre la crisis y de ahí surge esta medida.

Menos cajeros, menos efectivo

En España ya hay menos de 50.000 cajeros automáticos tras la eliminación de unos 600 durante el último año, cierres que se unen a los que ya se vienen produciendo desde hace años en las sucursales. ¿El motivo? Que los usuarios dejen poco a poco de utilizar los cajeros y realicen sus operaciones por Internet, algo a lo que muchos se han tenido que acostumbrar en los últimos meses debido a las restricciones de movilidad producidas por la pandemia.

Pero no solo eso, ya que a los bancos el tener los cajeros les cuesta dinero, pues consumen electricidad, necesitan un mantenimiento para su correcto funcionamiento, además de la recarga de dinero para que se puedan realizar las diferentes operaciones, como sacar efectivo. De esta manera, con el progresivo cierre de sucursales que se aproxima, también lo hará el de los cajeros, aunque seguirán estando presentes al ser un servicio aún esencial en el día a día.

Así, una práctica que ya se ha plantado en nuestras vidas, como es el pago con tarjeta o con el móvil, irá cogiendo cada vez más protagonismo, un papel que progresivamente le robará al efectivo y que ya ha comenzado debido a la pandemia del coronavirus para evitar el máximo los contactos. Si a esto le sumamos la llegada del Bizum, que ya cuenta más de 13 millones de usuarios en España, como método de pago rápido e inmediato y, lo más importante, sin comisiones, el efectivo cada vez se reduce más y más.

La pandemia ha acelerado el proceso

Sin duda, el pago con tarjeta y a través del móvil, ya sea por tener la tarjeta integrada en tu smartphone o por aplicaciones como Bizum, han cogido un protagonismo en el último año que no van a perder. La tendencia de su uso va a seguir creciendo mientras que el efectivo comenzará a reducirse, en parte debido al cierre de cajeros que nos "obligará" a realizar nuestras compras o pagos de esta forma.

Por no hablar de las compras por Internet, que han crecido durante el último año debido a los confinamientos, y no solo en las tiendas o plataformas que ya tenían disponible este tipo de venta. Comercios de a pie de calle se han reinventado para que puedas hacer tus pedidos por teléfono o por Internet sin moverte de casa y sin exponerte al contacto con otras personas pagando con tarjeta o con tu móvil, sin necesidad de sacar el efectivo.

Los mayores ya lo sufren

Pero el cierre de los cajeros automáticos ya tiene sus consecuencias, especialmente en la España vaciada y en los mayores. El tener que realizar la mayoría de operaciones en los cajeros y no por ventanilla ya era un hándicap para muchas personas que deseaban su atención personalizada por algún trabajador del banco, pero la desaparición de los cajeros para sustituirlos por las tarjetas y las gestiones online suponen un problema.

Un problema que viene de lejos y que con el cierre de sucursales y cajeros se verá acrecentado. Hace un año el diario El País recogía el caso de Conquista, un pueblo que se había quedado sin sucursal y, por tanto, sin cajero y sin la opción de sacar dinero en efectivo o realizar operaciones bancarias. Debido a la situación, los mayores de la localidad cedían las claves de sus cuentas a familiares o conocidos más jóvenes para que, cuando iban a otras localidades que sí poseen cajero, les saquen dinero efectivo o les realicen las gestiones que necesitan.