Los cinco peligros de una caldera de gas a los que tienes que estar atento: "No solo son las fugas"

  • Las calderas de gas deben pasar revisiones periódicas y estas deben ser ejecutadas por personal especializado y con la herramienta adecuada

  • Repasamos con un técnico cuáles son los peligros más comunes y cómo se suelen solucionar para evitar sustos mayores

En España existen más de 13 millones de usuarios de instalaciones domésticas de gas y aunque el 95% de las 500.000 inspecciones que se realizan anualmente resulten favorables, el riesgo de un accidente como el ocurrido en Madrid siempre está ahí. Para reducirlo al máximo, las revisiones deben llevarse a cabo siempre por personal cualificado. Hemos hablado con Antonio Pantoja, presidente de la Asociación Empresarial Toledana de Instaladores de Fluidos y Energía (ASETIFE) para que nos cuente los principales riesgos (y soluciones) de las calderas e instalaciones de gas.

Fugas de gas

Es la causa principal de las explosiones que hemos visto en múltiples ocasiones, pero, como recuerdan desde la Asociación de Empresas del Sector de las Instalaciones y la Energía (Agremia), "las calderas no explotan, sino que los accidentes pueden producirse por acumulación de gas (en el caso de que exista una fuga en la instalación) y el gas entre en contacto con una chispa eléctrica (por ejemplo, al accionar un interruptor) o llama, que pueden producir la deflagración".

Si se detecta una fuga de gas, Pantoja recomienda "lo primero, interrumpir el suministro, ventilar la vivienda donde está el aparato y no encender ningún interruptor que pueda provocar una deflagración. El gas lleva unos aditivos especiales para que la gente pueda percibir que tiene una fuga". A continuación, y con el entorno seguro, habría que llamar a un técnico para que revise toda la instalación.

En el caso de que se detecte una fuga fuera de nuestra vivienda o aun dentro pero si no queremos correr ningún riesgo, lo más adecuado es llamar al 112 para que envíen a los bomberos.

Una mala combustión

En el caso de este problema, a veces puede ser más complicado detectarlo a simple vista. "En la mayor parte de las calderas ya no se ve la llama, así que no se puede saber si es de color azul, que indicaría normalidad o más amarillo, que no sería la correcta", explica Pantoja.

Una vez se llama al técnico, este puede medirla a través de un aparato especializado. No obstante, hay otros síntomas que podemos percibir por una mala combustión. "Se puede padecer somnolencia o incluso una mayor condensación en las ventanas cercanas", indica el especialista. "Es un riesgo igual de importante que una fuga de gas y para eso hay que hacer una revisión periódica cuando marca el reglamento".

Mala ventilación

Puede ser habitual que cuando llega el frío cierres las rejillas de ventilación o las tapes con periódicos y cinta americana para que no se cuele por ahí el fresco. Pero, si tienes una caldera no muy moderna, esto puede ser un error muy grave.

"Hoy en día ya son de circuito estanco, lo que quiere decir que el oxígeno que necesita para la combustión de la caldera lo coge a través de la propia chimenea, que es un tubo coaxial donde por un lado entra el oxígeno y por el otro sale, pero aún hay muchas que son de circuito abierto, en cuyo caso hay que tener siempre las rejillas de ventilación abiertas", explica Pantoja.

Calderas e instalaciones muy antiguas

Aunque cada vez quedan menos, las calderas e instalaciones de otras épocas aún se pueden ver en muchos edificios, sobre todo de los cascos viejos de las ciudades. Esto supone un riesgo por las deficiencias que puedan tener.

"El reglamento (RITE) regula cómo hay que hacer las revisiones y las empresas tienen que hacer un seguimiento según ese reglamento. Las calderas se van quedando obsoletas con el paso del tiempo y pueden presentar pérdida de eficiencia y verse afectada la seguridad. Por eso es fundamental ponerse siempre en manos de personas cualificadas que puedan sustituir los equipos por unos más seguros", explica Pantoja.

Aun así, cree que las instalaciones suelen ser bastante seguras. "El parque de instalaciones de gas en España es muy grande y está en un proceso de cambio y evolución, pero todavía hay un parque antiguo de calderas que hay que renovar a otras más eficientes. Por eso pedimos más ayudas y planes RENOVE para sustituirlas", aduce.

No realizar las revisiones periódicas

Nuestra caldera no nos va a avisar de cuándo le toca una revisión, pero es probable que tengas puesta en ella una pegatina del momento en el que el técnico ha de volver. Lo más recomendable es que le hagas caso a esa fecha y, cuando llegue, llames a un técnico para revisarla.

"Lo más importante es que en las calderas de gas hay que pasar una revisión obligatoria cada dos años y para ello se tienen que poner a disposición de una empresa que lo haga con personal cualificado. Lo que hay que tener en cuenta es hacer un mantenimiento adecuado y con la frecuencia que marcan los reglamentos", concluye Pantoja.