Gerona, Madrid y Barcelona, las provincias más caras para morir

  • Los lugares donde fallecer resulta más económico son Zamora, Santa Cruz de Tenerife, Palencia, Soria y Cuenca

  • Seis de cada diez defunciones en España estás gestionadas por compañías aseguradoras

Lo único cierto de la vida es precisamente su final. Al menos a día de hoy. Hasta que llegue la inmortalidad, y no hay indicios de que la hazaña vaya a producirse en breve, en ‘Uppers’ te planteamos otras preguntas: ¿sabes que la mayoría de las muertes de nuestro país se gestionan a través de un seguro de decesos? ¿Qué cubren exactamente esos seguros? ¿Qué significa morir en una parte u otra de España? Para responderlas hemos recabado los datos del estudio ‘¿Quién paga más por la muerte en España?’, elaborado por la Asociación Empresarial del Seguro de España (UNESPA)

A mayor esperanza de vida, más seguros de decesos: ¿cuáles son las coberturas?

En nuestro país, casi la mitad de la población tienen contratado un seguro de decesos: de 46,5 millones de españoles residentes, más de 21 millones de personas tienen contratado este tipo de seguros. Son 8,2 millones de pólizas gestionadas tanto por aseguradores específicas como generalistas. Se trata de un seguro en auge por el aumento de la esperanza de vida; de hecho, después del seguro automovilístico, es el de mayor crecimiento. Los 45 años es la edad en la que se dispara la contratación de este tipo de seguros, alcanzando su cota máxima entre los 70 y los 74 años: casi el 60% de las personas en esa franja de edad han suscrito una póliza de decesos. Cádiz es la provincia con mayor presencia del seguro de decesos sobre la población con un 79,65%, mientras que Melilla es la que anota menor proporción con 15,92%. En cuanto a ciudades, Madrid es la que cuenta con mayor número de asegurados (2.689.725), seguida de Barcelona (1.945.616) y Sevilla (1.216.095).

En cuanto a coberturas, casi todas las pólizas de seguro incluyen el féretro, el coche fúnebre, el sudario y el acondicionamiento del cuerpo del difunto. También incluye el servicio de tanatorio, el servicio religioso y la decoración floral, así como los gastos del entierro o de la incineración. Además, en caso de escoger la opción de entierro, el seguro suele incluir el alquiler durante un período de tiempo concreto del nicho correspondiente. Sin embargo, son pocas las pólizas que incluyen la lápida correspondiente. Por otro lado, los familiares o el propio asegurado podrán escoger qué funeraria y qué tipo de sepelio quieren, además de la localidad donde desean que éste se lleve a cabo, aunque esto dependerá del tipo de póliza contratada y de sus garantías.

También al cargo del papeleo y, en algunos casos, de los traslados

Cuando una persona fallece, hay ciertas gestiones administrativas que conllevan una serie de gastos. La mayor parte de las pólizas de seguros de decesos incluyen la asistencia de un profesional encargado de tramitar toda la burocracia relativa a la defunción del asegurado. Esta cobertura, sin embargo, puede reducirse según las necesidades del asegurado. Entre estas gestiones administrativas, se encuentran la baja en la Seguridad Social, la inscripción del fallecimiento en el Registro Civil, la baja en el libro de familia o la solicitud de la pensión de viudedad, entre muchas otras.

Algunos seguros cubren, además, el traslado del difunto y de un familiar al lugar donde tendrá lugar el sepelio, si el fallecimiento se produce en un sitio distinto, y la asistencia en viaje, que puede cubrir, incluso, el fallecimiento de un familiar durante el traslado del cuerpo.

El noroeste peninsular, la zona más cara

El estudio de UNESPA ha analizado 216.404 sepelios ocurridos en la temporada 2017-2018. Esta cantidad representa el 80% de los servicios que la patronal del seguro en España durante el año pasado. La información obtenida revela cómo gran parte de las provincias donde morirse resulta más caro se encuentran en el noreste del país. Fallecer en Gerona cuesta un 29,2% más que en el conjunto de España. Otras provincias con diferenciales destacados son Madrid (27,4%), Barcelona (20,8%), Lérida (19,4%) y Huesca (15,7%). En el extremo opuesto se sitúan varias provincias castellanas y los cabildos canarios. Los lugares donde fallecer resulta más económico son Zamora (-39,7%), Santa Cruz de Tenerife (-36,2%), Palencia (-29,7%), Soria (-27,1%) y Cuenca (-26%), en ese orden.

Un análisis de los mayores municipios españoles, los que superan los 250.000 habitantes, desvela que Madrid, Vigo y Valencia son las ciudades donde fallecer resulta más costoso. Sin embargo, hay media docena de localidades grandes donde un entierro cuesta menos que en el conjunto de país. Son Bilbao, Murcia, Zaragoza, Las Palmas de Gran Canaria, Córdoba y Málaga.

Entre las causas que justifican los precios está la propia contratación de los servicios. Las pólizas ofrecen diferentes tipos de sepelios, de diferentes calidades y, por tanto, distintos precios, que pueden encarecer el coste final. Según el estudio, en las ciudades donde morir es más caro, los servicios contratados suelen ser de alta gama.

El informe también repasa cuál es el coste de mover al fallecido desde el lugar donde su produjo la muerte hasta el lugar del sepelio. El traslado de un cadáver dentro el territorio nacional supone el pago de 424 euros. En cambio, repatriar un cuerpo desde el extranjero alcanza los 5.987 euros.

Los seguros funerarios en cifras

  • Un 63% de los enterramientos e incineraciones que tienen lugar en España está costeado por la industria de seguros de decesos. Es decir, seis de cada diez defunciones en España están gestionadas por compañías aseguradoras.
  • Cada hora las aseguradoras reciben 30 llamadas comunicando un fallecimiento cubierto por una póliza. O lo que es lo mismo: una llamada cada dos minutos.
  • 68.000 entierros requieren el traslado del cuerpo y apenas 50 el traslado desde fuera de España.
  • El 44% de los sepelios queda por debajo de la cantidad asegurada en la póliza. En ese caso, la aseguradora reembolsa la diferencia a sus clientes hasta alcanzar la cifra del seguro.
  • El 16% se sitúa en el nivel asegurado.
  • El 40% restante rebasa lo previsto en la póliza; en ese caso, la aseguradora debe correr con el coste de todos los servicios especificados en el contrato.
  • Un 68% de los españoles prefiere ser incinerado, frente al 18% que prefiere el enterramiento. El resto no declara una preferencia.

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