La gran renuncia de las mujeres directivas: ¿qué está pasando?

  • El último informe 'Women in the Workplace', realizado con datos de más de 12 millones de empleados, revela que, por cada mujer que asciende a un cargo con responsabilidad, abandonan dos

  • Las directivas están dispuestas a reinventarse o cambiar a empresas comprometidas con la conciliación y el trato igualitario

  • Gema Martínez nos explica qué le llevó a dejar su puesto en la gerencia de una importante firma de automoción. Sus razones coinciden con las que destapa este documento

Después de veinte años de vida acelerada en el mundo del marketing y la logística, con sucesivos ascensos y puestos de responsabilidad cada vez mayor, pero sin la satisfacción que perseguía, Gema Martínez tomó nota de un texto que encontró de Confucio: "Tenemos dos vidas, la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una". En su simplicidad, la frase le reveló que, pasados los 40, era el momento de salir de su zona de confort y luchar por lo que quería.

En esa cadena de ascensos profesionales, Gema había llegado a la gerencia de una importante empresa de automoción. Había roto el techo de cristal, pero, aun así, decidió abandonar su puesto e ir en busca de esa segunda vida. "Estaba cansada de luchar, de demostrar, de horarios intempestivos, de estar falta de energía, de no poder disfrutar tanto como quería de mi hijo, de sentir que lo que hacía no estaba alineado con mis valores. Mi pregunta recurrente era ¿qué me veo haciendo el resto de mi vida?".

La respuesta estaba clara

"Tomé impulso -explica- y decidí dedicarme a lo que siempre me había gustado, mi pasión, lo que me hace feliz, el desarrollo personal". Se formó a fondo y lanzó su propio proyecto, 'La mujer tras los 40', una plataforma dedicada al coaching con la que ayuda a reorientarse profesionalmente a mujeres que, como ella, han sobrepasado los 40.

Su relato ilustra las demoledoras conclusiones del último informe 'Women in the Workplace', realizado con los datos de más de 12 millones de empleados en 330 compañías americanas y canadienses. El fenómeno se repite en el resto del mundo. Por cada mujer que asciende a un puesto directivo, salen dos. Y lo hacen como una decisión personal. En 2021, el 10,5% de las mujeres renunciaron a sus cargos. Aunque el hombre no se queda muy atrás -el 9%-, el abandono femenino es más significativo si tenemos en cuenta que solo uno de cada cuatro puestos relevantes en la empresa lo ocupa una mujer.

No encuentran un trato igualitario con respecto a sus compañeros

Según explica Rachel Thomas, coautora del informe, las ejecutivas encuentran dificultades insalvables para conciliar su vida personal con la laboral. "Las mujeres son tan ambiciosas como los hombres, pero la renuncia al liderazgo está alcanzando tasas que nunca habíamos visto", indica. La pandemia ha cambiado nuestra percepción del mundo. La mujer valora mucho más el teletrabajo y la flexibilidad horaria y exige un trato escrupulosamente igualitario con respecto a sus colegas masculinos. Thomas señala que, a pesar de que el movimiento #MeToo cambió las cosas, las directivas todavía se enfrentan a microagresiones que dejan en entredicho su autoridad.

Para hacernos una idea, el 37% de las encuestadas confirma que en alguna ocasión un compañero de trabajo se ha atribuido el mérito o la autoría de una de sus ideas. Tienen también el doble de probabilidades de ser confundidas con un trabajador de un puesto inferior. Y a pesar de que dedican buena parte del tiempo a fomentar la diversidad y el bienestar de la plantilla, el 40% considera que este esfuerzo pasa inadvertido en las evaluaciones de su desempeño laboral.

Después de la pandemia, valoran más el teletrabajo

Con este panorama, las mujeres están dispuestas a abandonar. Y lo hacen sin mirar atrás. Cada una de las dificultades expuestas en el mencionado informe, Gema las observa a diario en sus sesiones de coaching. "Quieren trabajar en empoderarse y potenciar sus recursos para embarcarse en proyectos personales que les permitan disfrutar de mayor flexibilidad en los horarios y llevar a cabo sus ideas de negocio".

Después de la pandemia, solo una de cada diez directivas desea volver a la oficina. Prefieren aceptar un nuevo puesto que les permita trabajar de forma remota. "Las mujeres se están separando de empresas que no les brindan cultura laboral, oportunidad y flexibilidad", confirma Thomas. "El teletrabajo ha facilitado la conciliación personal y laboral, una prioridad constante en la vida de toda mujer. Ahora, una vez retomada la presencialidad, se ha convertido en un hándicap importante", corrobora Gema.

Confirma también el esfuerzo extra una vez alcanzada la cúpula de las empresas. "Lamentablemente seguimos luchando por la igualdad. A las mujeres se nos suele exigir el doble desempeñando el mismo rol profesional, en temas de liderazgo, propuestas y ni qué decir en los temas salariales. No terminan de darnos nuestro sitio".

Gema está encantada y agradecida con esa nueva oportunidad que le brindó la vida. "He ganado en satisfacción personal, en sentirme orgullosa de lo conseguido, en motivación, en gestión del tiempo, en autocuidado, en saber disfrutar de los logros, tanto los pequeños como los grandes". Entiende que ese giro habría sido difícil sin su experiencia y el camino recorrido, aunque también descubrió habilidades que desconocía. Su satisfacción es doble al poder ayudar a otras mujeres mayores de 40 a conseguir salir de sus bloqueos.

Peligra el relevo generacional en el liderazgo femenino

La renuncia está ocurriendo igual con las mujeres menores de 30 años, según el documento 'Women in the Workplace'. Esto pone de manifiesto que la alta dirección va a tener serias dificultades para reclutar y retener a la próxima generación de mujeres líderes, a pesar de que, en países como España, el 58% de los graduados universitarios son mujeres y sus notas son significativamente más altas. La buena noticia es que la renuncia no es tal, sino que están dispuestas a moverse para conseguir lo que quieren. Tienen ambición por alcanzar esos puestos de ejecutivas, consejeras y directoras generales, pero los buscarán en empresa comprometidas con valores como la equidad y la conciliación. "Estas mujeres -concluye Gema- no sienten que hayan fracasado, sino todo lo contrario. Son mujeres seguras de sí mismas que buscan una reinvención profesional y un propósito. Desean sobre todas las cosas, un equilibrio entre su vida personal y profesional".