Cómo volver a ser imprescindible en tu trabajo tras pasar una mala racha, según Harvard

Todo el mundo puede tener un mal día en el trabajo. Es normal que haya momentos en el que uno no está para nada y todo se pone cuesta arriba. El problema viene cuando ese mal día se convierte en semanas. Podemos entrar en una fase de desmotivación cuyas causas pueden ser variopintas. Desde un jefe que nos tiene entre ceja y ceja hasta la imposibilidad de progresar más en la empresa. La solución más lógica puede ser cambiar de rumbo profesional, pero a veces la decisión no es fácil y puede convenirnos conservar nuestro empleo.

Para ello, se hace necesario volver a centrarnos, cambiar nuestra perspectiva y volver a ser productivo en nuestra actividad. En un artículo publicado en la revista Harvard Business Review, la orientadora profesional Octavia Goredema explica en tres claves cómo reengancharnos al trabajo con renovado entusiasmo y reenfocar nuestra reputación para hacernos imprescindibles.

Establecer nuestros objetivos profesionales

El primer paso es averiguar en qué queremos destacar y focalizarnos en eso. Puede ser que nos veamos dirigiendo una campaña, o que nos veamos más cómodos en la labor de ir 'apagando incendios', o que nuestro fuerte sea el trabajo en el equipo. Una vez descubierto esto, debemos anotar una acción que podamos llevar a cabo para hacer realidad ese compromiso. Por ejemplo, si queremos ser un gran jefe de proyecto, debemos elaborar un plan para su ejecución con antelación.

Comprometernos con nuestro nuevo enfoque

No basta con trazar un objetivo, tenemos que comprometernos con ese enfoque. Hacer las cosas a medias no nos llevará a ningún sitio. Para volver a reconectarnos con el trabajo tenemos que comprometernos con nuestros objetivos, ser constantes en nuestros esfuerzos y estar dispuestos a reinventarnos. El trabajo duro siempre termina por dar sus frutos.

Orientarnos a ser resolutivos

No es ningún secreto que en los entornos laborales gustan los empleados resolutivos, aquellos que resuelven problemas en vez de crear otros nuevos. Por eso tenemos que cultivar una mentalidad orientada a las soluciones. Por ejemplo, cuando nuestro jefe se enfrente a un problema técnico o un compañero de trabajo necesita que le echen una mano, ahí tenemos una oportunidad de ayudar. Podemos intentar solucionar el problema del jefe y yudar al colega.

Estos gestos contribuirán a generar confianza y a ser vistos como una persona a la que se puede recurrir. También es cierto que debemos de evitar cruzar la línea que separa al empleado que ayuda del que siempre está ahí para asumir todas las cargas. Que no nos exploten.

Detenernos 15 minutos para reflexionar

Un último tip para volver a ser productivos en el trabajo, al margen del artículo de la experta, consiste en dejar de trabajar durante un cuarto de hora al día para reflexionar sobre lo que hemos aprendido a lo largo de la jornada y cómo hemos lidiado con nuestras responsabilidades y tareas. Analizar cómo y por qué hemos resuelto los problemas de una manera y no de otra, o cómo podríamos haber optimizado mejor los tiempos nos ayudará a aplicar en el futuro lógicas que nos hagan mejores en nuestro trabajo.

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