Riders de la dependencia: las pésimas condiciones de los trabajadores que cuidan de tus padres

  • Inspección de Trabajo investiga las plataformas on line de cuidadores a domicilio en busca de falsos autónomos

  • El sueldo medio de las auxiliares de ayuda a domicilio está por debajo del Salario Mínimo Interprofesional

  • La mayoría de las trabajadoras están condenadas a bajas jubilaciones y en muchas ocasiones, con secuelas físicas de por vida

Atienden, asean, cuidan, controlan la medicación, cocinan, limpian la casa, hacen la compra, dan compañía, divierten... todo por 7 euros la hora. La irrupción de las plataformas de cuidados on line que intermedia entre cuidadoras y personas que necesitan cuidados ha aumentando la competencia, rebajado los precios y empeorado las condiciones laborales de las auxiliares a domicilio.

El cajón de sastre de los cuidados

Existen dos tipos de cuidadoras profesionales de personas mayores a domicilio. Por un lado están las Técnicos de Atención a Personas en situación de Dependencia, que deben haber completado una formación profesional de Grado Medio, están capacitadas para atender a personas en situación de dependencia y pueden ser contratadas por empresas públicas o privadas según convenio. En este grupo están las auxiliares de ayuda a domicilio.

Por otra parte están las cuidadoras que no tienen la categoría profesional, pero que generalmente han recibido alguna formación o tienen alguna experiencia que les capacita para realizar cierto tipo de cuidados o acompañamiento. Estas pueden trabajar en los domicilios contratadas por las familias como empleadas del hogar, y a menudo sirven como chica para todo, que lo mismo hace unas lentejas que atiende a una mujer con Alzheimer.

También están, por supuesto, las miles de mujeres, generalmente sudamericanas o de los países del Este, que sin control ni garantías laborales de ningún tipo trabajan en la economía sumergida.

¿Qué dice el convenio?

Lo cierto es que todo está mezclado, y hay mucha confusión al respecto. "La legislación debería diferenciar más claramente qué es un cuidador y qué es un empleado del hogar, y cuáles son sus funciones, porque son dos cosas distintas. Y también se debería hacer pedagogía con las familias para que entiendan que no puedes tener a un especialista en demencias limpiando la cocina", comenta Claudia Gómez, CEO de la empresa de servicios de atención a mayores Senniors.

El convenio de las auxiliares contribuye a esta confusión, ya que atribuye a las auxiliares prácticamente cualquier actividad realizada en los domicilios y fuera de ellos, desde la atención integral a la persona, como aseo e higiene, vestido, movilidad, alimentación, (no sólo darle de comer, sino también comprarle la comida y hacérsela), hasta la limpieza del domicilio, algunos arreglos como cambiar una bombilla, hacer compañía e incluso proporcionar diversión en el domicilio.

¿Cuánto cobran?

El salario base de las cuidadoras "legales" no llega a los mil euros. Según el convenio nacional, que no se ha renovado desde 2018, las auxiliares de ayuda a domicilio cobran un salario base de 973 euros por 14 pagas, en jornadas de 36 horas semanales. Cada CCAA tiene un convenio distinto, y en el País Vasco, por ejemplo, se cobran 300 euros más que en Andalucía.

Las empleadas del hogar trabajan 40 horas semanales por 950 euros, el Salario Mínimo Interprofesional. El problema es que la propia naturaleza del trabajo a domicilio hace difícil completar jornadas de 8 horas diarias. "Estamos sujetas a la disponibilidad del usuario. Mi jornada podría empezar a las 7 horas por convenio, pero a esas horas poca gente quiere que la despierten. La mayoría de nosotras no trabaja más de 25 o 30 horas, así es que el salario es de alrededor de 700 euros, con lo que te ves abocada a buscar otro trabajo muchas veces en la economía sumergida para poder subsistir" comenta Concha Real, portavoz de la Plataforma Unitaria de Auxiliares de Atención Domiciliaria.

Un trabajo duro

Carmen Diego, 56 años, lleva 25 años trabajando como auxiliar. "A las 8 de la mañana comienzo el servicio duchando a un señor con párkinson. Después, a diez minutos andando, tengo a otra persona también con párkinson al que debo asear y arreglarle un poco la casa. Después, a dos paradas de Metro atiendo a una mujer con problemas de movilidad a la que levanto de la cama, ducho, le doy de comer y la dejo en la silla de ruedas. La casa no está adaptada, no tiene camas elevadoras y grúas de ningún tipo y lo hago todo a pulso. Luego tengo que atender a una mujer con problemas de demencia que de vez en cuando tiene brotes agresivos. Ponte la bata, quítate la bata, Metro para arriba, autobús para abajo... cuando llego a casa estoy derrengada", nos cuenta Carmen. "Pero lo más duro no es lo físico, sino el desgaste emocional de convivir cada día con situaciones muy duras, y tú eres su único asidero de la persona a la que cuidas, así es que no te puedes derrumbar" cuenta Carmen.

El trabajo en domicilios particulares hace difícil que se cumpla la legislación relativa a prevención de riesgos laborales. "Una no sabe qué se va a encontrar cuando entra en un domicilio por primera vez. Muchas casas están en malas condiciones, con instalaciones eléctricas o de gas muy antiguas que pueden fallar en cualquier momento. Las empresas no cumplen con su obligación de mandar inspectores a supervisar los domicilios porque cuestan dinero. Estamos expuestas a enfermedades, accidentes, agresiones... Somos totalmente vulnerables", comenta Concha Real.

"El colectivo de auxiliares a domicilio ha sido el más infectado por Covid detrás de los sanitarios", según el último estudio de prevalencia del Ministerio de Sanidad.

"Muchas de nosotras llegamos a la jubilación previa incapacitación, y después de haber trabajado 25 o 30 años te queda una pensión de miseria. Yo tengo 61 años, dolores cervicales, una muñeca que me tengo que operar del túnel carpiano, un hombro con problemas de movimiento... pero si me jubilo ahora, no me queda ni para el alquiler", reconoce la portavoz de la Plataforma Unitaria de Auxiliares de Atención Domiciliaria.

Falsos autónomos

A la situación precaria que arrastran las auxiliares de ayuda a domicilio se une ahora la aparición de las plataformas on line de intermediación. "Llevamos mal que, por ejemplo en Madrid, el Ayuntamiento pague a las empresas 19 euros por la hora de servicio y nosotras cobremos 7 euros, pero lo de las plataformas de autónomos es peor", explica Concha Real.

Estas plataformas ponen en contacto a familias que necesitan un cuidador con cuidadores que ofrecen sus servicio como autónomos. El autónomo recibe alrededor de 7 euros la hora, pero corre con los gastos, y realmente no decide cuándo y cómo trabajar, ya que las condiciones las pone la empresa intermediaria. Al igual que pasó con los raiders de Glovo o Deliveroo, algunas de estas plataformas ya han sido sancionadas por Inspección de Trabajo al considerar a estas trabajadoras falsos autónomos.

Carlos Gutiérrez, secretario confederal de Juventud y nuevas formas de trabajo de Comisiones Obreras opina que "aquellas personas que se encuentran bajo la dependencia y el control de la empresa, sea plataforma digital o no, deberán seguir siendo protegidas por el derecho al trabajo".

No todas son iguales

No todas las plataformas trabajan igual. Algunas no admiten autónomos, sino que contratan directamente a sus auxiliares, o bien funcionan como agencias de colocación para seleccionar a la persona adecuada y supervisar y gestionar el contrato como empleadas del hogar que la familia hace con las cuidadoras. "El problema son las empresas que trabajan con autónomos, porque el autónomo no tiene ningún tipo de protección, paga para trabajar, no tiene paro...", comenta Daniel Ibiza, trabajador social y fundador de Aiudo.

"También estamos peleando para que España se adhiera al Convenio Internacional de Empleados de Hogar de la OIT, que les garantizaría el poder cobrar el paro, cosa que ahora no pueden hacer", explica Daniel. El problema es que si se hace de golpe, subirían las cotizaciones a la Seguridad Social y muchas familias no lo podrían asumir. Una solución sería que el Estado asuma estas cotizaciones durante un periodo transitorio y no lo paguen las familias", propone Daniel.

La conclusión es que debes desconfiar de las plataformas que trabajan con autónomos. Si necesitas una cuidadora, busca una empresa que te ofrezca a sus propios auxiliares, o bien que sea agencia de colocación que te realice los trámites para que contrates tú a la cuidadora como empleada del hogar en el Régimen General.

A la cola de Europa

La más reciente Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (SHARE) nos saca de nuevo los colores. Estamos a la cola de Europa en cuidados formales a domicilio. Mientras que en Francia (78,9%), Bélgica (73,4%), Suecia (71,8%) y Dinamarca (70,6%), más de siete de cada diez dependientes reciben cuidados formales en sus domicilios, en España estamos en el 43,7% de los casos, solo por delante de Grecia (39,3%) e Italia (29,9%).

El Plan de Choque de la Dependencia presentado por el Gobierno y pendiente de desarrollar persigue reducir estas diferencias. Empresarios y trabajadores esperan que el Plan pueda poner orden y clarificar las funciones de las cuidadoras y cuidadores del mañana, y mejorar las condiciones laborales de las profesionales que cuidan a nuestros padres.

Entre tanto, Concha Real ve el futuro muy oscuro. "O el sistema de cuidados tiene un cambio estructural profundo o tendremos un problema muy grave a medio plazo. Hoy ya no hay cuidadoras cualificadas suficientes y la población dependiente se va a multiplicar en pocos años. La gente joven que hace las prácticas con nosotros, que viene con vocación, y ve la carga de trabajo, las condiciones en las que se hace y lo que cobras, pues prefieren irse a Zara a doblar camisetas, que le pagan igual y lo pasan mejor", concluye.