Respiración, pausas y otras claves de foniatra para convertir la voz en nuestra mejor herramienta profesional

  • Marta Pinillos, autora del libro 'La voz. Herramienta para el éxito profesional', nos explica la importancia de la respiración, las pausas y la entonación cuando hablamos en público

  • La respiración diafragmática, que es con la que nacemos y perdemos al cumplir los 10 años, evitará que nos tiemble la voz o nos ahoguemos en mitad de una frase

  • La experta nos da unos consejos para conseguir que nuestros mensajes sean persuasivos incluso por videollamada

¿Cuántas veces has respirado o contado hasta diez antes de ponerte a hablar en una formación, presentación o evento familiar? Recuerdas esa sensación de inseguridad o miedo que te da quedarte en blanco o incluso a confundir palabras. Es una de las reacciones más normales que tenemos al exponernos a grupos numerosos de personas – que se intensifica si son desconocidas - y, aunque a veces parece imposible, se puede controlar y la voz puede ser el instrumento para ello. Hablamos con la foniatra Marta Pinillos, autora del libro 'La voz. Herramienta para el éxito profesional', para que nos explique cómo controlar la respiración, la entonación y qué cosas no debemos hacer bajo ningún concepto.

Tu voz, tu carta de presentación

Nos guste o no y a pesar del predominio de los canales digitales, la voz El tono, la personalidad, el género, el acento, la edad... son muchos los factores que influyen en ella y que nos harán llegar más o menos a la persona con la que queremos comunicarnos y debemos modularla de forma diferente de acuerdo con cada contexto concreto.

"Nuestra propia música es la voz, el sonido que sale del cuerpo y cuanto mejor esté tocado, más vas a influir en los demás, porque nos van a percibir con más fiabilidad. De hecho, la voz grave, solo por serlo, resulta mucho más creíble que la aguda, por ejemplo. Y todo esto se puede trabajar", nos explica la foniatra.

Una de las situaciones más comunes que se dan cuando hablamos en una situación que nos genera tensión, ya sea delante de nuestro jefe, en una entrevista de trabajo o en un auditorio lleno de gente, es que la voz nos empieza a temblar de forma incontrolable. "Es lo que se llama el miedo escénico o glosofobia y se puede controlar gracias a la respiración. Con una buena inhalación y exhalación mejoramos nuestro estado emocional y, al estar más tranquilos, podemos hacernos con la situación”.

El primer paso hacia el éxito: la respiración

Al igual que calientas antes de jugar un partido de pádel, debes hacerlo cuando vayas a hablar. Lo ideal es hacerlo una hora antes del discurso o reunión y no te llevará más de 3 minutos. Un ejercicio sencillo es tararear el cumpleaños feliz. Después repite cantándolo con la M y por último con la R. Una vez que tenemos la voz puesta a punto, es el momento de pensar en nuestra respiración. ¿Has escuchado hablar alguna vez de la respiración diafragmática? Es con la que nacemos, pero, cuando cumplimos años, desaparece.

"A los 10 años la cambiamos y debemos entrenarla para volver a ella. Es la más natural y, además, nos ayudará mucho en el momento de hablar en público. Consiste en bajar el aire hasta el diafragma. La manera más sencilla de hacerlo es tumbado. Levantar las costillas al inspirar y vaciarla al expirar. Una vez que lo tenemos controlado hay que hacerlo de pie, que es más complicado. Ponerse una goma en la cintura nos va a ayudar a ser conscientes y convertirlo en un hábito", explica Pinillos.

Aunque la primera vez que lo intentes te parezca imposible, si lo haces de forma consciente durante 10 o 12 días, tu cuerpo se acostumbrará. Gracias a este tipo de respiración reducirás el estrés, ya que aporta calma y serenidad, se producirá una mejor oxigenación de la sangre, serás más fuerte mentalmente al mejorar la capacidad de concentración y se fomentará la regeneración celular al liberarse los desechos metabólicos.

Pausas y modulación o cómo mantener atento a tu oyente

Conectar con nuestra audiencia, ya sea uno o 20, no es tarea fácil y menos si tenemos en cuenta que, ahora, parte de las reuniones que tenemos se hacen a través de videollamada. "Si lo que tenemos que decir es con una pantalla de por medio es importante controlar la respiración para que la voz salga con fuerza. Luego hay que hacer una pausa de transición entre idea e idea. Debemos que destacar palabras importantes e ir cambiando de ritmo”. Emplear el mismo tono, volumen y entonación hará que nuestra audiencia desconecte, el cerebro no aguanta más de 20 minutos en atención plena.

"Por partes. Cuando preparamos nuestro discurso debemos tener claro qué tono le queremos dar a cada parte. Si decimos algo positivo o con lo que tratamos de convencer, el tono debe ser agudo. Las cosas que tienen mucho peso y relevancia, el tono debe ser grave. Cuando empezamos una frase debemos atacar arriba, es decir, la primera sílaba decirla un poquito más agudo para atraer la atención y cuando acabamos la frase, atacar abajo, es decir, terminar un pelín más grave", apunta la foniatra.

Por último, para que nuestro discurso sea persuasivo debemos trabajar varias cosas, pero la primera es, sin duda, la naturalidad. "No hay nada peor que esa gente que tiene hasta los gestos pensados, hacen que el oyente desconecte, debemos mostrarnos tal y como somos. Si es por videollamada es primordial, también, mirar al agujerito de la cámara", concluye la experta.