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En un patio o en un jardín de pequeñas dimensiones no compensa construir una piscina, sin embargo, una piscina desmontable nos puede salvar de un caluroso verano. Necesitan menos espacio, no implican la ejecución de una obra y su precio es razonable. Desde Uppers hemos acudido a un especialista para que nos explique cómo elegir una piscina desmontable, qué mínimos debe cumplir, cuáles son los pasos para instalarla y cómo llevar a cabo su mantenimiento para que siempre apetezca darse un chapuzón.
A la hora de elegir la piscina desmontable lo primero es definir su tamaño que va a depender del espacio disponible. No hay que ajustarse al máximo y decantarse por la más grande posible. Una vez instalada es necesario contar también con una zona libre suficiente como para acceder a ella cómodamente, así como para realizar las tareas de mantenimiento. Lo recomendable es tener un mínimo de unos 50 centímetros hasta un metro despejado alrededor de la piscina.
Con las medidas exactas en la mano es posible decantarse por la forma de la piscina desmontable: cuadrada, rectangular, circular, ovalada, y por los metros cuadrados que también dependerán de cuántas personas van a hacer uso de ella. Si el terreno lo permite, existen en el mercado opciones de piscinas de hasta 2 metros de profundidad, aunque están indicadas para dejarlas instaladas y no desmontarlas cada año.
También hay que asegurarse de que el producto cumple las normas de calidad y seguridad correspondientes. Los materiales van a soportar mucho peso y presión además de las inclemencias del tiempo. Por ejemplo, el revestimiento es de un material de PVC llamado liner que es impermeable, flexible y tiene resistencia al desgarro gracias al cual todo el conjunto es estanco.
Por supuesto es básico que el terreno sea firme y resistente porque tendrá que soportar un peso considerable. Una piscina de mil litros son mil kilos de peso, un motivo por el que nunca se pueden instalar en terrazas o en terrenos inestables. También hay que asegurarse de que el área no se inunda cuando llueve. Otra condición es que bajo esa ubicación seleccionada no puede haber conexiones de agua, gas o electricidad ni un tendido eléctrico sobre ella.
Las condiciones ideales de ese terreno son que sea soleado, protegido del viento y que no haya cerca árboles de hoja caduca o con flor porque ensuciarán el agua. Ese espacio escogido para su ubicación debe contar con una toma de agua para llenar la piscina desmontable, un desagüe que permita el vaciado cuando acaba la temporada y una toma eléctrica en la que conectar la depuradora. Antes de instalar la piscina se debe comprobar que el terreno está nivelado y liso. Si no fuera así lo más oportuno sería construir una plataforma raseada de hormigón o de cemento o compactar el terreno.
A la hora de montar la piscina conviene contar con ayuda porque facilita y acorta la tarea. Cada una incluye instrucciones de cómo llevar a cabo ese montaje paso a paso. Después queda arrancar la temporada llenándola de agua. Antes, comprueba por segunda vez que las mangueras están conectadas y no tienen pérdidas, la escalera está estable y toda la tornillería bien apretada.
Al estar al aire libre el viento ensuciará de hojas, ramas y tierra el agua. Por tanto, se deben retirar todos esos restos a diario al igual que mantener limpio el liner y principalmente impedir que se forme alga verde tanto en el fondo como en las paredes.
Junto a la piscina desmontable hay que comprar un sistema de filtración de las impurezas del agua porque en caso contrario se estropeará y se volverá verde enseguida. Al motor de esa depuradora se conecta un limpiafondos de aspiración para limpiar el suelo. Algunas piscinas incluyen de fábrica la depuradora y el limpiafondos.
Igualmente es necesario tratar el agua con pastillas de cloro que sean aptas para liner o con un dosificador flotante. Se puede instalar un clorador salino que es más seguro, cómodo y saludable, aunque más caro. Por último, cada semana conviene medir el pH del agua y del cloro y ajustar con el producto hasta que la medida sea la óptima.