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Dentro del mundo de la cosmética hay infinidad de opciones: cremas de placenta, de caviar, de baba de caracol…y como no podía ser menos las hay en base a un metal muy preciado: el Oro. Desde la antigüedad, el oro ha sido conocido por sus propiedades antiinflamatorias. De hecho, muchas esteticistas creen firmemente que son estas mismas propiedades las que también ayudan a prevenir la descomposición del colágeno en la piel, manteniendo la piel de la cara suave y tensa gracias a su máxima hidratación. Además, también se sabe que el oro es hipoalergénico y estimula la circulación de la sangre en la piel, dando un buen impulso a tu cutis.
La principal función del oro es aportar luminosidad a la piel favoreciendo la renovación celular. Además, el oro estimula la formación de colágeno y de elastina, es decir, mejora la elasticidad de la piel y actúa contra el envejecimiento. Por ello están especialmente indicadas en pieles envejecidas y foscas. En el mercado lo encontramos tanto en mascarillas, cremas como serums, y son habituales tratamientos de elección de centros exclusivos y de gran calidad.
El oro se trata y se formula bajo un concepto llamado “solución micelar”. Dentro de esta solución, el oro se encuentra en forma de nano partículas que se absorben por la piel, produciendo el efecto cosmético deseado.
La efectividad de una crema o mascarilla viene determinada por diversos factores: que este indicada para tu piel, que los componentes que lleve sean de calidad, que lleven una concentración suficiente para ser activos sin producir reacciones alérgicas y /o de intolerancia y que los excipientes sean los adecuados. Su efecto sobre la piel es inmediato desde la primera aplicación, aportando luminosidad. Entre algunos de sus beneficios se encuentran propiedades antioxidantes, encargadas de neutralizar los radicales libres a los que nos exponemos cada día. Además de ser un gran activador de los componentes a los que acompaña en su formulación, potenciando sus efectos.
El oro se usa de muchas maneras en medicina, desde la oligoterapia, hasta en la reducción de la artritis reumatoide gracias a su capacidad de disminuir la inflamación. En cosmética, una de las funciones más notorias, es la de dar luminosidad a la piel, ya que estimula la micro-circulación sanguínea. Al mejorar la circulación ayuda a disminuir las ojeras oscuras y a revitalizar la piel. Como efecto tensor y regenerador, ya que al activar la micro-circulación. Mejora la formación de células en la capa basal y a su vez estimula el crecimiento celular. Sobre la formación de colágeno, el oro mejora la formación del mismo, lo que ayuda a mantener elástica la piel. El colágeno tiende a concentrarse alrededor del oro aumentando la capilaridad y mejorar la regeneración celular de la piel.
Cuando aumenta esta capilaridad celular y activa la circulación sanguínea, mejora el aporte de nutrientes y la activación de la epidermis y la formación del colágeno y la elastina, además de la elasticidad y firmeza de la piel. Al mejorar el aporte de nutrientes la piel está más hidratada y luminosa. El oro, a su vez, actúa como antioxidante al impedir la formación y acumulación de radicales libres.
Un tratamiento reafirmante de la piel con efecto rejuvenecedor capaz de combatir las arrugas, manchas cutáneas, líneas de expresión y signos de paso del tiempo como la flacidez y pérdida de luminosidad. Gracias a su efecto reparador, energizante y antifatiga, y a sus propiedades antiinflamatorias estimula la circulación sanguínea eliminando los signos de cansancio como las ojeras y dando un tono uniforme. Rico en oligoelementos el oro da a la piel un aspecto radiante e hidratado, y refuerza la barrera natural protectora dando firmeza a la piel. Desde la primera aplicación la piel se nota más firme, hidratada y luminosa. Se puede seguir un tratamiento de 4 sesiones cada 15 días para reafirmar la piel, mejorar el tono y dar luminosidad. Para aplicar la mascarilla debemos: