Los mayores enemigos de tu piel están en la cesta de la compra: "Tenemos la piel que comemos"

  • Con una ingesta adecuada de frutas, verduras y antioxidantes la calidad de la piel mejora en solo un mes

  • El alcohol provoca envejecimiento prematuro y exacerba algunas enfermedades cutáneas pre-existentes, como la rosácea

  • Ana Molina: "Cerebro y piel tienen una relación bilateral; las emociones influyen en la piel y la piel puede influir en nuestra auto-estima"

¿Comer sano nos hace más bellos, además de más saludables? ¿La piel se resiente ante un bajón emocional? ¿La cosmética 'muerta' o artificial es en sí misma mala? Cualquier persona interesada en el mundo del cuidado de la piel podría hacerse estas preguntas. Para encontrar las mejores respuestas hemos hablado con la doctora Ana Molina, una dermatóloga con muchísimas horas de vuelo, autora, además, del libro 'Piel sana, piel bonita' (Paidós). Como veremos, para esta experta, salud, belleza y equilibrio emocional van de la mano.

¿Cómo influye la alimentación en el estado de la piel? ¿Tenemos la piel que 'comemos'?

Efectivamente, la alimentación es uno de los factores más importantes del exposoma de la piel; es decir, aquellos factores a los que estamos expuestos e influyen en la salud de nuestra piel. La alimentación es algo que podemos controlar, que está en nuestras manos, y que va a tener un impacto muy importante en la salud y calidad de la piel. La frase "tenemos la piel que comemos" o "somos lo que comemos" realmente es así. Esto lo han demostrado los estudios científicos, estudios que se han hecho con pacientes sanos que llevaban una dieta muy rica en ultraprocesados a los que les hacen fotos. Les cambian la dieta y les dan de comer mucha más fruta y verdura, en concreto, ocho piezas de fruta y verdura al día.

¿Y cuál fue el resultado?

Las fotografías posteriores, y según el criterio de los evaluadores, con mediciones dermatológicas, muestran que su piel objetivamente cambia: está más luminosa y con mejor color. Pero lo sorprendente es que cuando los voluntarios ven el antes y el después de las fotos, todos los perciben como más atractivos después de haber consumido una dieta 'plant based diet', una dieta rica en frutas, verduras y antioxidantes. Estos estudios son muy interesantes porque muestran el impacto tan brutal que tiene la dieta en la salud de la piel.

¿Y teniendo esta constatación científica no se ha aprovechado de alguna manera?

En Estados Unidos se intentó implementar estos cambios de dieta como una estrategia de medicina preventiva, de salud pública, para decirle a la gente joven, la que se alimenta peor, que si comían más fruta y verduras, no solo iban a estar más sanos, sino que iban a estar más guapos. La única pega de este marketing a través de la belleza es que se estabiliza en un mes. Es decir, los cambios son llamativos en un mes, a partir de ese momento ya cuesta tener ese 'engagement' porque el cambio se estabiliza y no va 'in crescendo'.

Los auténticos enemigos de la piel son los CATS, las siglas en inglés de carbohidratos, alcohol, tabaco y azúcares

Se dice que los CATS, carbohidratos, alcohol, tabaco y azúcares son los enemigos de la piel. Empezando por el final, ¿cómo influyen los azúcares?

Influyen de manera muy llamativa. De hecho, podemos decir que el azúcar es lo que más nos envejece. Se ha demostrado que el azúcar nos envejece mediante la glicación, que es un proceso que se desarrolla en nuestra piel. Los azúcares añadidos, los que no están presentes naturalmente en los alimentos, se unen a proteínas presentes en nuestra dermis, en nuestra piel, y dan lugar a productos de glicación avanzada. Esto daña el colágeno y daña la elastina, los cimientos de la piel, y, además, nos provoca mucha flacidez.

¿Y las harinas refinadas?

Pasa lo mismo que con los azúcares. Las harinas refinadas, al final, se descomponen en carbohidratos y los procesamos de manera similar.

¿El alcohol?

El alcohol es un gran enemigo de la piel. Sabemos que el etanol se absorbe en nuestro intestino y sus metabolitos terminan teniendo efectos tóxicos en muchos órganos, a muchos niveles, y uno de ellos es la piel. Un consumo excesivo o abusivo de alcohol produce en la piel, por un lado, desequilibrios hormonales. El alcohol tiene mucha proporción de azúcar y provoca picos de insulina que pueden, a su vez, provocar resistencia a la insulina. Esto, combinado con la secreción de andrógenos, que son las hormonas que terminan provocando acné, hace que sea muy perjudicial.

Además, el alcohol puede exacerbar algunas enfermedades de la piel pre-existentes como la rosácea porque el alcohol tiene un efecto vasodilatador, la formación de telangiectasias (vasos capilares dilatados) y el desarrollo de dermatitis seborreica, la famosa caspa.

Las harinas refinadas y el alcohol terminan descomponiéndose como azúcar, el causante de la glicación, un proceso que acelera el envejecimiento cutáneo

Parece que el alcohol es el peor enemigo de la piel...

El alcohol produce un envejecimiento cutáneo prematuro porque esos radicales libres son tóxicos para la piel y, lo mismo que el azúcar, hacen que el colágeno se degrade antes. Y además el alcohol deshidrata la piel. Tiene un efecto diurético y esa deshidratación va a hacer que nuestra piel se vea menos luminosa, de peor color.

¿Qué efectos produce el tabaco?

Es el gran enemigo tóxico de nuestra piel y la afecta de tres maneras. Por un lado, es capaz de empeorar muchísimas enfermedades cutáneas. También produce enfermedades de la piel propias del fumador, como la melanosis, la lengua negra, o la coloración oscura de la mucosa de la boca; y, por último, el efecto más llamativo es que nos envejece y disminuye nuestra belleza. Provoca muchas arrugas, sobre todo alrededor de la boca y de los ojos, y provoca una disminución importante de la elastina de la dermis. Es un efecto parecido al que provoca el sol, lo vemos perfectamente al microscopio.

¿Y los lácteos? No forman parte de la lista de los enemigos oficiales de la piel, pero últimamente se han visto algunos efectos negativos.

Los lácteos han demostrado un empeoramiento del acné, sobre todo los desnatados. Sabemos que pueden provocar brotes de acné o al menos empeorar un acné pre-existente. Pero también hemos visto que si se quitan los lácteos tampoco mejora el acné; es decir, la relación aún es confusa.

No hay que diferenciar entre cosmética natural o artificial porque toda está libre de tóxicos

Se habla mucho de la cosmética 'viva' y de la cosmética natural. ¿Realmente es tan buena para la piel?

Hay que entender que la cosmética natural no es mejor que la artificial. Sobre la cosmética con prebióticos y prebióticos, aún está en fase de investigación. Hay cosméticos a los que les podemos añadir prebióticos, que son sustancias que alimentan las bacterias de nuestra piel, y que también pueden tomarse como complemento oral. Esto parece que sí ha demostrado más eficacia en patologías como el acné y la dermatitis atópica, pero aún hay que estudiarlo. Lo que no hay son cosméticos con probióticos u organismos vivos. Los cosméticos necesitan conservantes para que no crezcan bacterias patológicas. La cosmética que existe hoy en día está libre de tóxicos, así que no hace falta hacer la diferencia entre cosmética natural y artificial porque todas son seguras.

Por último, ¿cómo influye lo emocional en el estado de la piel?

Influye muchísimo. El estrés, las emociones, la gestión emocional es un factor más del exposoma de la piel e influye en su salud y su belleza. De hecho, la piel y el cerebro están muy relacionados. Sabemos que la capa más externa del embrión, el ectodermo, forma la piel y el cerebro. Solo forma estos dos órganos, los más íntimamente relacionados. De hecho, si tuviéramos que pensar qué órgano está más relacionado con el cerebro, nos quedaríamos con la piel. La mejor estrategia que se está investigando para regenerar células cerebrales es a través de células cutáneas.

¿Esto quiere decir que ambos órganos interaccionan entre ellos?

La relación es bidireccional: las emociones influyen mucho en nuestra piel, el estrés hace que nuestra piel luzca peor, luzca menos sana. Y, además, las enfermedades de la piel, por ejemplo, pensemos en el acné de un adolescente, también tienen un impacto en nuestras emociones y en nuestra auto-estima.