La moda de las patatas fritas con piel: la parte tóxica debes quitar

En España, las patatas fritas siempre se han comido peladas. Al menos hasta ahora, que la moda es todo lo contrario y existe una buena razón para ello. En la piel se encuentran vitaminas, minerales y fibra en mayor proporción que en el resto de este tubérculo, por lo que dejar de desecharla y empezar a consumirla puede ser una forma más saludable de tomar este alimento. Sin embargo, también existe un riesgo asociado. Te contamos cuál es y cómo evitarlo.

Ojo con las protuberancias

Cuando tomamos patatas con piel en los restaurantes, entendemos que están perfectamente higienizadas y no van a poner en riesgo nuestra salud. Sin embargo, si lo hacemos en casa, hay que fijarse muy bien en que la piel no presente marcas verdes o brotes porque eso significa que puede contener sustancias tóxicas, en este caso solanina, un químico presente de forma natural en la patata y que le sirve para protegerse de las plagas, pero que si se ingiere puede provocar una intoxicación. Para acabar con la solanina basta con lavar muy bien la patata y cortarle cualquier tipo de protuberancia que tenga en su superficie.

De esta forma podemos aprovechar todas las bondades de la piel que, además de ser baja en grasa y sodio, contiene cantidades más elevadas de fibra que el resto del alimento, que nos ayudará tanto a mejorar la digestión, como a saciarnos más rápido. También aporta potasio, un mineral esencial para el organismo que nos puede ayudar en la salud del corazón.  Incluso la piel de la patata tiene de tres a cuatro veces más ácido clorogénico que el resto del tubérculo y parece ayudar frente a las células tumorosas.

Claves para hacer unas patatas fritas perfectas

Parece fácil, pero bien es sabido que no lo es. Son una de las comidas favoritas de tus hijos y, aunque no se puede abusar de ellas, como de ningún frito, conseguir que sean crujientes y poco grasientas son todo un logro. Para conseguir lo primero, "no deben ser muy gruesas, el aceite debe estar muy caliente y antes de cortarlas, debemos secarlas y eliminar su almidón en la mayor parte posible, lo cuál podemos hacer introduciéndolas entre 5-10 minutos en agua fría y ya cortadas", nos explican desde la hamburguesería Timesburg, famosa por cómo las preparan. 

También es importante elegir bien el aceite de oliva, mucho mejor si es virgen extra, si no lo es, es importante que no tenga un sabor muy fuerte que pueda restárselo a nuestras patatas. Ni que decir tiene que una vez fritas, este aceite debe ser reducido al máximo con papel de cocina, sobre el que verteremos el montante de patatas fritas. Por último, "la sal es fundamental, pero como nos ocurre con muchos otros platos, casi nunca sabemos cuando debemos echarla, si antes, durante o después. Pues bien, si queremos que queden bien crujientes, siempre después y una vez secadas de todo su aceite sobrante".